Policiales

Gran desesperación de jóvenes que fueron engañadas durante un llamado extorsivo

Un grupo de jóvenes lanzó una advertencia a la comunidad de Río Gallegos porque nuevamente comenzaron a realizarse llamados extorsivos, y en esta ocasión ellas fueron las víctimas.

  • 03/05/2016 • 08:36

El hecho sucedió el sábado por la tarde, cuando dos jóvenes y las hermanas de una de ellas se encontraban en la casa mientras sus padres trabajaban. Una de las chicas, menor de edad, recibió una llamada con número desconocido y cuando atendió oyó la voz de un hombre que le dijo que su padre había tenido un accidente de tránsito y que se encontraba con una mujer y una nena. Seguidamente el sujeto que la llamó le dijo que tenía que reconocer el cuerpo de su papá, previamente identificándolo con su nombre completo.

Su hermana mayor al ver que la menor estaba llorando le pidió el celular y el hombre le volvió a decir lo mismo. No obstante, tras una breve charla la versión de este sujeto cambió, y le dijo que en realidad era un secuestro. Le pasaron con un hombre que estaba llorando con una voz parecida al del padre de las jóvenes y le creyeron. Le fueron dando indicaciones para que a su papá no le pasara nada -decían los sujetos que llamaron- y que tenían que conseguir dinero y cosas de valor; las jóvenes sólo tenían $1.400 y una moto, pero al no saber manejarla los extorsionadores le pidieron la llave del rodado.

Fijaron un lugar de encuentro y en el camino la joven le describió cómo estaba vestida. La otra joven estaba a una cuadra porque su amiga sabía que la estaban siguiendo y le pidieron que vaya sola. “Ella estaba desesperada” -rememoró su amiga- y le dijeron que con la plata comprara todas las tarjetas de carga de celulares que haya en un kiosco. Fue así que ingresó a uno apostado en calle Riquelme, mientras que a la otra joven se le ocurrió comunicarse con el papá de su amiga, el presunto secuestrado.

Como no había tarjetas en ese kiosco la muchacha fue corriendo a uno que estaba a una cuadra de ahí, de calle Miguel Aristizabal, y mientras que la joven buscaba las tarjetas, la otra joven llamó al hombre y la atendió: “Lo primero que le pregunté es si estaba bien y después le pregunté a dónde estaba. El me contestaba calmado diciendo que estaba bien y estaba en su trabajo”, manifestó. Desesperada -recuerda- le quería pasar el celular a su amiga que ya estaba adentro del kiosco: “Por suerte tampoco había tarjetas ahí y ella salió y le pasé mi celular, mientras que ella me pasaba el otro; ella llorando y desesperada hablaba con su papá mientras que yo hablaba con el hombre y él me gritaba que le pasara con mi amiga hasta que le corté”.

Su amiga mientras hablaba con su papá le dijo que se vayan del lugar rápido porque la estaban esperando en la plaza que está a una cuadra atrás del kiosco. Mientras tanto le pidió al padre que vaya a la casa. Cuando su papá fue a su vivienda fue un alivio, relató la joven, ya que todo había sido una mentira para sacarles dinero: “Por suerte nos dimos cuenta porque hubiese pasado cualquier cosa si no hubiera llamado a su papá. Esto les puede pasar a cualquiera por eso pido por favor que lo difundan para que no pase de nuevo”.

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