Policiales

“Hoy me incriminan por tentativa de homicidio, cuando el violador de mi hija está suelto”

Desde su celda de reclusión en la Seccional Segunda de Policía, Carlos les pide a los jueces que no amparen a violentos y violadores. El fue detenido por golpear a un sujeto que habría abusado sexualmente a su hija, mientras el implicado está libre. Además, un muchacho que casi mató a su otro hijo de un fierrazo en la cabeza sólo fijó domicilio por ser menor de edad.    

  • 23/06/2016 • 08:35
La joven de 19 años realizó la denuncia por abuso sexual en la Comisaría de la Mujer.
La joven de 19 años realizó la denuncia por abuso sexual en la Comisaría de la Mujer.

Carlos Javier desde el pasado 27 de mayo se encuentra detenido en la comisaría Segunda de Río Gallegos por haber agredido a quien sería el abusador de su hija, y desde su celda le comentó a TiempoSur el tormento que atraviesa por estos días al estar alejado de su familia que está fuertemente golpeada por la fatalidad. A la cruda noticia por la violación y su consiguiente detención, supo que otro de sus hijos debió ser internado de urgencia en el Hospital Regional luego de ser agredido por otro muchacho en la vía pública, ocasionándole una fractura de cráneo: “No pretendo justificar lo que hice, pero quiero que sepan cómo pasó”, comenzó diciendo.     

En una extensa carta escrita de puño y letra rememoró que el pasado 27 de mayo asistió al grupo “Crisis” -de ayuda a personas con intenciones de suicidarse- a la reunión de padres junto a su hija de 19 años y su esposa, para hablar con el psicólogo que atiende a su hija. Ella fue derivada por el Centro de Salud Mental a asistir a estos encuentros por sus reiterados intentos de suicidio “y no entendíamos por qué ella actuaba así”, expuso. Detalló que desde hace años comenzaron a notar que la joven había cambiado su forma de ser: llorada todo el tiempo encerrada en su habitación, se veía que sufría, pero nunca les dijo el motivo de tal angustia, manifestó. No fue hasta esta reunión que la muchacha sollozando les confesó que a los 17 años había sido abusada sexualmente por una persona que frecuentaba la familia. “En esos momentos sentí que mi vida se había desplomado”, dijo Carlos, añadiendo “con toda la ira de ese momento me puse ciego, sólo pensaba en el dolor de mi hija y de mi familia. Y por el inmenso dolor que estábamos atravesando en esos momentos me dirigí a buscar a esa persona y cegado por mi sentimiento le pegué varias veces con un caño”, confesó. Expuso que durante la agresión el presunto violador logró zafarse y se fue corriendo del lugar, por lo que él retornó a su morada. A los minutos, personal de la comisaría Cuarta se hicieron presentes en su morada, lo habían ido a buscar por el ataque: “Me entregué de manera pacífica porque había entendido que hice mal al dejarme llevar por mi ceguera, y con esto dejaba a mi familia sola, sin nada. Sólo Dios sabe lo que siento cuando mi familia sufre”, recalcó. Carlos expuso que hoy pena sobre él una causa por tentativa de homicidio dictaminada por el Juzgado N° 3, mientras que de forma paralela el presunto abusador de su hija no tiene ninguna causa, sólo el susto que él logró ocasionarle en el momento en que le pegó.

“Ahora yo me pregunto, quién es el homicida: yo que me dejé llevar por la ira y la ceguera de mi dolor o él, sabiendo lo que hacía, destrozando una vida, la de mi hija y de toda mi familia”, y añadió: “El está libre y yo encerrado sin poder estar en estos momentos más difíciles de mi familia”.

Pero la fatalidad para su familia no frenó ahí. El 29 de mayo que pasó su hijo de 15 años, que caminaba por las inmediaciones de la Avenida Gregores y Piloto Lero Rivero, a las 20:00, fue agredido por un muchacho que le pegó en la cabeza con un caño, enviándolo a terapia intensiva del nosocomio local con una fractura de cráneo. Contó que a su hijo le retiraron parte del hueso de la cabeza y los médicos no les dieron grandes esperanzas de que sobreviva y de hacerlo iba a quedar con grandes secuelas. El jovencito logró salir adelante, pero lo espera otra complicada intervención en la que deben colocarle en el cráneo platino, una operación que le costará $120.000. “Y yo encerrado sin poder trabajar y ayudar a mi familia. Era el único sostén de ellos -dijo- ya que mi señora tiene que trabajar vendiendo tortillas en la calle”. Ante esto nuevamente Carlos se planteó si todos los ciudadanos realmente son juzgados de la misma forma: “Hoy uno te viola a tu hija y está suelto o una persona casi te mata y sólo fija domicilio, y yo estoy encarcelado, un padre que se dejó llevar por sus sentimientos destrozados por mi hija. Quiénes son los verdaderos delincuentes", se cuestionó.

Finalizó sus líneas pidiéndole a Dios que cuide a su familia en su ausencia, y le pidió a los jueces que se pongan una mano en el corazón.

 

Lo quiere en libertad- Teresa, su esposa, pasa unos días de angustia al ver cómo en menos de una semana su familia se desmoronó a causa de una serie de desafortunados hechos que comenzaron hace dos años atrás a causa de un sujeto, amigo de la familia, que se aprovechó de su hija. Solicitando que por favor la escuchen arrancó su relato indicando que hace nueve años arribó junto a su esposo y tres hijos (dos varones y una mujer a Río Gallegos en busca de un mejor pasar para sus chicos. Humildes, pero trabajadores como se definió, expuso que llevan una vida digna y en su casa nunca faltó un plato de comida ni una prenda de vestir.

Al igual que su marido, indicó que observó en su hija un cambio de actitud, y en más de una ocasión intentó quitarse la vida. De ese miércoles fatídico para la familia en que su hija confesó haber sido abusada “no quise vivir más. Mi vida se había terminado, y comencé a replantearme por qué ella”. Sentimientos encontrados de odio e impotencia retornó a su casa, mientras observó que su esposo llorando sólo les dijo que iban a radicar la denuncia en contra del abusador, y le pidió a su hija que no llore más y deje de sentir vergüenza. Teresa tomó su medicina que tiene recetada por la diabetes y se recostó. Carlos, por su parte, salió de la casa. Agregó que supo que había ido a buscar al sujeto que se aprovechó de su hija y le había pegado. Se levantó a las horas al oír a sus hijos llorar. Estaba afuera de la casa la policía buscando a Carlos: “El salió mientras yo gritaba desesperada que no se lo lleve. Me agarró la mano y me dijo que le había pegado”.

Teresa expuso que en ese momento no supo qué hacer, y al cabo de dos días pasó lo de su hijo de 15 años: “"El dolor que siento al ver a mi hijo así, a mi hija con pastillas para contener sus crisis y a mi esposo preso, mientras los verdaderos delincuentes están libres”, expresó. “Sé que la justicia divina existe porque mi hijo está vivo, pero quiero que la justicia de los hombres también exista”. Pidió por la libertad de su esposo para que puedan seguir luchando juntos.

Hoy en día Teresa encuentra consuelo con su pequeño de 12 años, que a pesar de su corta edad sostiene emocionalmente a su madre. Asimismo, vela por sus otros dos chicos que están atravesando una crítica situación emocional y de salud. Relató además que con un nuevo abogado están tramitando la salida de su esposo de la comisaría, y que pueda transitar todo el proceso judicial fuera de la cárcel. No es un dato menor mencionar que la Seccional no tiene las condiciones mínimas para alojar a un reo, sino más bien cuenta con calabozos para alojar a aprehendidos y contraventores por un corto periodo de tiempo.  

En cuanto al caso puntual de su hija, la joven personalmente se hizo presente en la jornada del martes último a la Comisaría de la Mujer y la Familia para radicar la denuncia contra su abusador.