Deporte

Otra vez sopa

El albiverde, volvió a perder con  el globo comodorense por el mismo marcador del encuentro  de ida en la ciudad petrolera: cero-dos.  El goleador Jeremías Ascencio y Esteban Selpa, los  gritos sagrados. Para colmo, el central Jorge Olguín erró un penal que se ejecutó dos veces.

  • 17/10/2016 • 08:24

Esto sucedió por expresa indicación del asistente número dos, Luís Fernández. Que desde su  ubicación, penalizó el adelantamiento del golero visitante: Federico Giacone,  que sin embargo,  hete aquí el mérito. Acertó el palo izquierdo, hacia donde fueron direccionadas las dos ejecuciones de un Jorge Olguín. Quien  al igual que el resto de sus compañeros, por el efecto postrero que significó una nueva decepción. Al dejar pasar de largo, el tren de los tres puntos.

Que en el caso de haberlo logrado hubiese oxigenado su comprometida ubicación en la tabla de valores, con seis unidades, antepenúltimo.

Está delante de Florentino Ameghino, último con cinco. Junto a Estrella Norte de Caleta-libre en esta fecha-  que benefició  al boxinguista no sumando de local, debido a que el “lobo” comodorense –Jorge Newbery-  lo atendió a domicilio tres a uno.

Pero, antes de esa inmejorable oportunidad desperdiciada por el defensor Jorge Olguín.

El mismísimo línea  se equivocó feo.

No convalidando, el legítimo tanto de Cristián Figueras, luego de  recibir de Juan Pablo Sotelo. Lucida media tijera, casi al ras dl piso. Por supuesta posición fuera de juego, del volante Germán Villarino, la jugada fue anulada.

Pero, parafraseando con el título de la entrega futbolera-dominical: “otra vez sopa”.

Banderín en alto, y ese racimo de jugadores del albiverde, con justa razón ensayó  un reclamo  que jamás prosperaría.

 

No se puede creer- Como en otros encuentros, el ensañamiento de  la diosa fortuna con las once voluntades de Carlos Padín.

Aclarando dijo Armando, que ayer perdió bien ante el mejor equipó de la zona. Que demostró con creces, un aceitado funcionamiento en todas sus líneas, y que todos sus integrantes juegan.

Ni hablar  del endemoniado Jeremías Ascencio que lo tiene alquilado  al albiverde; con el tempranero de ayer, a los seis minutos,  Lo ha vacunado sin anestesia en tres oportunidades.

Reabordando lo del desatino de no ligar cuando más se lo necesita,  no se puede tener tanta mala suerte, que antes del cuarto de hora. Se lesionó el gastador de juego: Luís Vidal. Cuya energía creativa para abastecer a las dos puntas no estuvieron  para nada afiladas: Marcos Sanabria y Mariano Matus. Salió por lesión, y en su lugar entró el tercer volante con aptitud para la contención, no exenta de fineza a  la hora de distribuir juego: Germán Burgos.

Y si a eso le añadimos, las dos contingencias mencionados líneas arriba, se entiende tanto desánimo, tanto desconsuelo. Tanto fastidio,  por dejar en el camino y de local tres unidades de vital importancia y crucial desenlace en la  definición de la zona.

Pero, repito.  Al margen de  esos  contratiempos. Que en grado de reincidencia dos o tres corrió el albiverde en  la soleada y agradable tarde de ayer en Rivadavia y Provincias Unidas, no se debe malintepretar y operar en la evaluación, como atenuantes de una derrota indiscutida. Ante un adversario, que la justificó plenamente.

Por lo  demostrado en la primera mitad.

En la cual, tuvo mayor protagonismo en el juego. Desde la firmeza para defender, hasta su voracidad ofensiva,  con la cual. Puso en aprietes, en más de una ocasión al fondo local.

He implícitamente, las situaciones de gol generadas. Bien pudo haber alcanzado una diferencia  mayor al uno a cero. Con el cual, cayó el telón para el primer acto del encuentro.

 

Sin embargo- Resultó promisoria, la iniciativa y carácter. Con la que encaró el local la contienda, cuyo único resultado que le servía era la victoria y por ende, asumió como era  esperar la iniciativa del juego.

Avisó con la velocidad para atravesar la  mitad de cancha y  servir el centro al corazón del área. Ese formidable jugador que es Mauro Fuentealba. Que en una de sus primeras intervenciones llegó a posición de gol.

A lo que se interpuso,  la salida a tiempo del golero visitante.

Casi sobre cartón, en una de las escasas participaciones que tuvo Marcos Sanabria, en la etapa inaugural. Con precisión,  cambio  de frente para Germán Villarino, que le pega de primera.

Pero la intensidad de la señal de alarma.

Informando, al centro de inteligencia defensiva del globo. Fue decreciendo.

Entonces, luego del tanteo de la visita hacia el local. Los dirigidos  por Jorge Márquez decidieron, en donde acomodar las fichas.

De manera tal, de lastimar en lugares claves del esquema del albiverde.

Prevaleció el buen manejo de pelota de su mediocampo, en donde se destacaron los dos Barrera. El volante central,  y el recostado por derecha. Nicolás y Jorge en ese orden.

Más la buena pegada -estrelló un envío en el palo, con el marcador uno a cero-  de quien  flotaba delante de la línea de volantes: el flaco Germán Bustos.

El desequilibrante César Contreras, apostado por izquierda, estuvo encargado de contener las subidas del  veloz Mauro Fuentealba.

Metido entre Figueras y Villar- Luciano Sanhueza y rotando por ambos flancos del frente de ataque estuvo  el intratable de Jeremías Asencio. Un goleador de excepción, en donde además de su velocidad y efectividad para definir es hábil.  En el segundo, con todo el pescado  vendido al mejor postor, en dos movimientos de cintura, hacia y uno otro lado. Desairó y dejó en contramano, un ocasional escollo. En su camino, para quedar mano a mano, con Rodrigo Ludueña. 

Este fue reemplazante del expulsado Lucas Contreras, en ocasión del uno-dos en Comodoro, ante la CAI  pero hay que desresponsabilizarlo de las dos conquistas del globo.

 

Y en la primera de cambio- Aterriza un centro a espaldas del defensor del albiverde. A quien primerea, con la punta del botín izquierdo del pequeño Jeremías, que no es  para nada alto.

Para que el cargamento explosivo y ofensivo del Huracán de Comodoro,  estalle dentro del arco de Rodrigo Ludueña, para   desatar el grito pelado de la fiel incondicional falange del globo. Situada sobe la tribuna que da a la Avenida Santa Fe Y que desde temprano, embanderaron como estilan hacerlo.

La mitad del alambrado que se extiende desde el arco. A espaldas de Rivadavia, hasta mitad de cancha. Con paños  que rezaban el más puro sentimiento hacia esa camiseta. Rezando, entre otras frases “Comodoro te amo”,  “mi manera de ser feliz”, “nunca me faltes”.

“Barra de fierro” y “locura de quirno”, entre otras dedicatorias.

Del sector opuesto, es decir del local.

La sonorización combinada  entre bombo,  parche y trompeta. No le fue en zaga. Conservando la intensidad de su volumen.

Para estimular a un equipo, descorazonado y embroncado desde muy temprano. Por la caída del arco de Rodrigo.

Esa desventaja, anímica y estratégicamente, caló hondo en los dirigidos por Carlos Padín.

En virtud, de que fue  por el volumen de juego demostrado.

Huracán, fue el que se  aplomó en el campo de juego. Adueñándose de la situación, y vía el anticipo de los volantes parta interceptar a sus pares Más los lanzamientos  certeros de los Barreras, Nicolás  o Jorge.

Encontrando correlato en la velocidad de sus dos puntas siempre filosas y amenazantes.

Luciano Sanhueza y el implacable Jeremías Ascencio, a lo que hay que agregar la exactitud de la pegada del volante Germán Bustos, que a poco del final,  estrelló  un  tiro libre en el travesaño.

Hubo una entrega corta de Cristian Figueras, capitalizada por Luciano Sanhueza,  y que salva el uno riogalleguense,  jugándose la vida el anticipo.

Luciano Sanhueza arrimó peligro con un remate cruzado tras certero cambio de frente.

La  temprana deserción por lesión del volante creativo Luís Vidal, complicó  de sobremanera el esquema del albiverde. En razón de no contar  con alguien, que  establezca el cambio  de ritmo. Siendo el abastecedor, de las dos puntas del albiverde. De escasa influencia en el juego.

En el haber de Marcos Sanabria, una fallida media vuelta. Tras desborde de Mauro Fuentealba.

En las apostillas, llegada profunda de Germán Villarino, que con los pies hacia adelante salva el uno de globo.

 

La sacó barata- El albiverde,  en  razón del mejor momento de la visita. Que antes del final del primer tiempo. Pudo inflar la red de Rodrigo Ludueña, por segunda vez.

Si su número nueve, Luciano Sanhueza, no hubiera fallado en  dos ocasiones.

Una en una rápida contra. Y  en la segunda,   con gambeta larga incluida, se cayó en el momento de la definición.

Ante semejante panorama desalentador e inevitable hubo lavado de cabeza del cuerpo técnico a sus dirigidos. Era inminente el movimiento de piezas en el tablero. Para la etapa final.

En el rubro amonestado, finalizaron igualados en uno. El riogalleguense José Luís Ocampo, en Huracán y el volante Milton Blanco en el local.

 

Mayor movilidad. La demostrada por el equipo de Padín, que no le tembló el pulso, a la hora  del recambio. Por ende, adentro Lucas Soto, afuera  uno de los doble cinco. El ex Boca, Carlos Vaca.

La primera muestra de reacción fue un remate por arriba del larguero de Jorge Olguín.

Sin embargo la respuesta de un Huracán, atento y vigilante del desarrollo del juego.

Respondió a esa insinuación  ofensiva del local. Con punzante contra, a través de César Contreras. Empero, para suerte de Boxing, su remate se desvía en Mauro Fuentealba. Y  termina en las manos del uno del Boxing.

Y  si dentro del plantel del local. Que merecía una oportunidad, por  sus indiscutidas condiciones. Y el nivel demostrado en la competencia local. Era Juan Pablo Sotelo. Y en mi modesta evaluación de los minutos en cancha, cumplió. Se movió por todo el frente de ataque, la pidió siempre y sirvió el centro del gol anulado a Cristian Figueras. Por inexistente, fuera de juego de Germán Villarino.

En tanto, metía miedo cada llegada de la visita. Conducida por el hábil César Contreras. Complicando, la izquierda de la defensa de Boxing.

Otra situación de peligro, que el anticipo del uno del local, malogra clara situación del goleador Jeremías Ascencio.

Un caracterizado en el fondo de Huracán. Adrián Llesona, prueba desde lejos por arriba.

 

Ello también patearon el tablero- Cuando el entrenador visitante. Decide, que se había terminado el partido para el nueve Luciano Sanhueza. En su lugar con el 16, Sebastián Selpa. Un delantero con altura y rápido.

Este fue el encargado  de definir el encuentro. Con remate cruzado, tras fenomenal maniobra de César Contreras, que magníficamente lo habilitó. Cuando al encuentro le quedaban, algo más de un cuarto de hora.

 

Cuando pudo  cambiar la historia- Con esas dos claras situaciones adelantadas en el análisis de Boxing 0 – Huracán 2.

El gol mal anulado a Cristián Figueras.

Y el penal malogrado en dos ocasiones por Jorge Olguín.  A quien le hubiera preguntado, porque no cambió en la segunda ejecución el lugar hacia donde lo direccionó.

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