Fue a la sede de UOCRA a buscar trabajo y le apuntaron con un arma en la cabeza

Laura Chocobar denunció el hecho públicamente luego de que radicara, junto a su esposo, la denuncia en la Seccional Primera, que se adjuntará a la causa que en su momento instruyó la jueza Valeria López Lestón, cuando en febrero de 2015, tuvo lugar una balacera entre dos fracciones de UOCRA, en pleno centro riogalleguense.

Por aquel hecho, su esposo pasó un año y diez meses en prisión, ya que se probó que participó de aquella revuelta que afortunadamente, no tuvo heridos. Ya en libertad y con la necesidad de volver a ser el sustento de su familia, el hombre acudió ayer a una audiencia en la UOCRA, pero no terminó bien.

“Para que mi marido pueda reinsertarse en el mundo laboral tiene que recurrir al gremio y hoy (por ayer) estaba citado para poder hablar por un trabajo”, contó Laura, en declaraciones que dio a Tiempo FM. “Estábamos en la recepción de UOCRA y aparecieron personas, uno lo amenazó, lo agarró de atrás con un arma, le apuntó en la cabeza y cuando lo vi me salió el instinto de madre y lo protegí”.

Según la mujer, quienes lo increparon fueron, justamente, los mismos que en febrero del 2015 se cruzaron a los tiros con su marido. “Mi esposo ya pagó una culpa, pidió perdón ante los jueces por el error que cometió. Sufrieron sus cinco hijos, en el medio nos pasó lo de mi hermana y estábamos solas”, mencionó Laura, hermana de Marcela Chocobar, la joven trans asesinada en septiembre de ese año.

“Desgraciadamente, el sistema de UOCRA ha caído demasiado bajo por la mala gestión anterior, pero ahora también. Ves muchos chicos que creen que amenazando a las personas van a conseguir una fuente laboral”, dijo luego la mujer, asegurando que “la gente necesita un trabajo, no va a hacer quilombo”, por cuanto el gremio “debe fijarse que esto no pase dentro de la sede gremial y si pasa afuera también es porque lo fomentan. Ellos tienen que ir y denunciar, limitar que esto no pase a mayores”, exigió.

Finalmente, Chocobar aseguró que viven con “pánico” y que por su cabeza ronda la idea de que “no sabemos si van a querer pegarle un tiro a mi marido cuando va a dejar a los chicos a la escuela”.