Argentina

Crimen del fotógrafo: celos, furia y un asesinato a sangre fría

El homicidio fue en La Plata hace dos meses y estaba impune. Ahora detuvieron a un biólogo, cuya mujer mantenía una relación secreta con la víctima. Creen que planificó el crimen durante meses.  

  • 28/08/2014 • 00:00

Fabián Debesa.Clarin
Biólogo reconocido entre sus colegas platenses y empleado en la administración pública provincial, llevaba una vida sin sobresaltos. Hasta que rompió con su esposa después de dos décadas de matrimonio. Un episodio le resultó insoportable: que ella comenzara una nueva relación sentimental. Entonces, la locura: Hugo Castillo (52) está detenido acusado de asesinar a sangre fría al fotógrafo Eduardo Galeano (38), porque la víctima había iniciado un romance con su ex mujer.
 
Castillo cayó el viernes pasado, más de dos meses después de cometido el crimen. Una serie de testimonios, cruces telefónicos y otros indicios reunidos por los investigadores lo ubican como el principal sospechoso del homicidio.
 
Galeano, fotógrafo dedicado a trabajos en fiestas, eventos y reuniones sociales, fue asesinado el 10 de junio pasado, cerca de la medianoche, frente a su casa de la calle 37 entre 3 y 4, en el barrio Norte de La Plata. Había ido al cine y a cenar con su esposa y sus dos hijas menores. Después fue a hacer un trámite. Cuando volvió a su casa en su Chevrolet Astra, lo sorprendieron por la espalda. Los vecinos aseguran que a esa hora escucharon “fuertes estruendos”. Pero no hubo testigos.
 
A traición, recibió dos disparos, uno debajo de la cintura y el otro detrás de la oreja. Cayó tendido en el asfalto y murió en el acto. El poco dinero que tenía, la billetera y el celular quedaron con él. La Policía descartó de inmediato un intento de robo, y el caso se transformó en misterio. Entonces comenzaron a desplegarse las hipótesis sobre el entorno íntimo de la víctima.
 
El sábado pasado, Castillo fue citado a indagatoria. Se negó a declarar ante el fiscal Marcelo Romero, pero la causa sigue acumulando pruebas en contra del biólogo. Ex compañeros del acusado, que trabajaban en el Ministerio de Asuntos Agrarios, dijeron al fiscal que a fines de mayo, entre risas nerviosas, Castillo comentó en la oficina: “Si aparece un fotógrafo muerto, fui yo”. Pensaron que era una broma. Más tarde, nadie relacionó esa frase con el homicidio de Galeano.
 
Es que el fotógrafo y Castillo no se conocían. La ex mujer del biólogo lo conoció por Facebook a fines de marzo. Dos meses después, Castillo y su mujer se separaron.
 
De acuerdo con la investigación, Castillo tuvo un cambio brusco en sus comportamientos después de la ruptura.
 
“Empezó a revisar las cuentas de las redes de su ex. Y espiaba sus comunicaciones por celular”, contó a Clarín uno de los agentes de la DDI que llevó adelante el caso. Ahí supo del acercamiento de su ex con Galeano, mientras aún estaban casados.
 
Cuando la Policía encontró esta pista, la Justicia pidió a las compañías telefónicas los registros de llamadas. Y allí encontraron más indicios. El 31 de mayo, Galeano recibió varias llamadas de alguien identificado como “Marcelo Gobernación” y también una comunicación entrante del número que corresponde al celular de Castillo. Tal vez, en esa charla, que se extendió por pocos segundos, el biólogo pudo haberlo amenazado, sospechan en la fiscalía.
 
En el pedido de detención, la fiscalía argumenta la existencia de “un motivo aparente de parte de Castillo para matar a Galeano”. Es la relación secreta que el fotógrafo mantenía con su mujer. Además, sugiere que en esos días el empleado público habría seguido los pasos del fotógrafo para planificar su venganza sentimental. El homicidio se concretó “en el momento justo en que la víctima se encontraba sola e indefensa”, dice el escrito del fiscal, que avaló el juez de Garantías Juan Pablo Massi.
 
Castillo está imputado por “homicidio doblemente agravado” por uso de armas y por alevosía.
 
En su indagatoria, el biólogo sólo pidió hablar para preguntarle al fiscal el significado del concepto “alevosía”. Se lo explicaron y el hombre bajó la mirada. También preguntó si por su situación preservaría el sueldo del ministerio, porque ese ingreso resulta el único sostén para su hijo de 18 años. Y pidió que le garantizaran sus remedios para la hipertensión. En unos días, el biólogo será alojado en una cárcel de La Plata.
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