Cultura

Sepultura hizo temblar la Patagonia

Festejando sus 30 años de carrera, los originarios de Belo Horizonte realizaron un recorrido por todos sus trabajos, durante más de dos horas de concierto lleno de fuerza, destreza musical y el "machaque" de su clásica mezcla de metal  y ritmos afro-brasileros. Bandas de Rio Negro, Chubut y Santa Cruz oficiaron de teloneras en el evento, ( GALERIA)

  • 07/10/2015 • 19:51
Foto: Crístian González
Foto: Crístian González
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La noche de ayer se vivió una jornada verdaderamente histórica para el Heavy Metal patagónico: Un nombre verdaderamente insigne del género a nivel mundial como es Sepultura se presentó en el Sur, más precisamente en Comodoro Rivadavia.

Y es que más allá de las polémicas - para muchos la partida del cantante Max Cavalera en 1995 fue un golpe del que los brasileños nunca se recuperaron del todo- lo cierto es que 30 años de carrera y más de 20 millones de discos vendidos a nivel mundial remarcan una sentencia que no admite réplicas: Sepultura es uno de los nombres históricos del metal mundial, significante por igual en géneros como el trash, el death y el new metal, e influyente en la carrera de infinidad de bandas posteriores.

Un evento semejante no podía menos que representar una verdadera fiesta para los "heavies" patagónicos, y lo cierto es que el acompañamiento fue acorde: Bandas de tres provincias distintas oficiaron de teloneras a los liderados por Andreas Kisser, calentando el ambiente y preparando a la importante afluencia de público que se hizo presente en el Predio Ferial de la "Capital Nacional del Petroleo" desde todos los puntos de nuestra geografía.

Desde Cipoletti llegó Mitosis, con un sonido claramente influenciado por los propios Sepultura - incluyendo un conjunto de tumbadoras en el escenario- pero con identidad propia e incorporando elementos del hard rock y hardcore. Dejando de lado algunos problemas de técnicos, los rionegrinos brindaron un show sólido y directo, que dejó buen sabor entre los presentes.

Luego se presentaron los caletenses Síndrome, que dejaron bien en alto al jevy santacruceño, con su aplanadora mezcla de trash, death metal y metalcore, ésto último especialmente en la voz de su "frontman" Matías Ferrando, agresiva y potente.

Para finalizar las bandas soporte, se presentaron los comodorenses Warrior, con un death metal de la más pura escuela -por momentos con influencias melódicas- que evidentemente tienen un nombre y un aprecio bien ganados entre su público: Los locales sonaron muy bien sobre el escenario- atestiguando sus largos años de carrera- y se llevaron todo el aprecio de los presentes.

Pasadas las 23 horas, y con el público bien "caldeado" llegó el plato fuerte de la noche, con la entrada en escena de Paulo Jr, Eloy Casagrande, Andreas Kisser y el oriundo de Cleveland - pero ya adoptado como propio por los fanas brasileros- Derrick Green.
Desde el momento en que comenzó a sonar los acordes de su "Intro" - con la que comenzaba su ya legendario disco "Arise" de 1993- los brasileños se metieron al público comodorense en el bolsillo.

A partir de ese momento desfilaron los clásicos, recorriendo la totalidad de la carrera de los del vecino país, yendo y viniendo en el tiempo desde verdaderos himnos como " Territory", "From the Past Comes the Storm",  "Dead Embrionic Cells" o "Propaganda", a otros más recientes como "Kairos" o "Under my Skin", o incluso alguno de sus clásicos covers como "Orgasmatron" de Motörhead que sonaron - entre muchos otros- para deleite de la concurrencia.

La perfomance en el escenario de los nativos de la República Federativa fue demoledora, claro testimonio de tres décadas sobre los escenarios: El batero Eloy reventó su instrumento - con un estilo propio, diferente al Igor Cavalera, a quien reemplaza, pero sin faltarle una pisca de su fuerza- y Paolo Junior disfrutó como un enano junto al público.

Y es que no era para menos, un evento semejante no se da todos los días por nuestros lares y muchos metaleros "de los mas grandes" asistieron con sus hijos, los cuales - a juzgar por el entusiasmo demostrado en primera fila- compartían el entusiasmo de sus mayores. Todo esto pareció sorprender muy gratamente al bajista, el miembro remanente más antiguo de la banda.

Andreas Kisser brindó exactamente lo que se esperaba de el: Un show de vertiginosos y apocalípticos riff, marca registrada del "Sonido Sepultura". "Gracias Comodoro, estamos muy contentos de estar nuevamente en Argentina, un país muy importante para nuestra historia como banda" agradeció el violero en castellano con acento paulista.

El que se mostró un poco menos "comunicativo" fue el estadounidense Green, quizás por temas lingüisticos - se dirigió a la audiencia mayormente en inglés, con fragmentos en portugués- y también fue menor su movilidad en el escenario, permaneciendo mayormente en el centro del mismo, lo que marca una clara diferencia con los rebotes de extremo a extremo de las tablas de su antecesor hasta 1994, Max Cavalera.

Pero el afroamericano tiene a su favor un argumento inapelable: una voz demoledora, verdadero rugido de ultratumba por momentos, la cual brilló especialmente en los temas propios de los discos en los cuales ya formaba parte de la banda, pero cumple sobradamente - si bien quizás con menos variedad de matices- con los del "Roots" y anteriores.

Fue precisamente ese tema - procedente del disco homónimo- el cual eligieron los Sepultura para cerrar la noche, tras una cabalgata de clásicos como "Arise" o "Ratamahatta", ante unos asistentes totalmente extasiados.

Cabe destacar también el excelente sonido e iluminación del evento, así como agredecer la organización y puntualidad de la gente de CMD Producciones, que organizó la fecha y posibilitó un cómodo trabajo al equipo de TiempoSur Digital.