Columna de opinión

Cartas orgánicas: la gente y las viviendas

Por Alejandro Rojo Vivot.

23/05/2023 • 16:34

Más allá de los discursos proselitistas, las políticas públicas referidas a cuestiones esenciales poco cumplimiento fehaciente puede esgrimir, sobre todo cuando observamos que los déficits aumentan o por lo menos se mantienen durante décadas; por caso, el “usar racionalmente el suelo. Implementar planes de viviendas” municipalmente.

Al gobernar y legislar para todos es necesaria la ecuanimidad y buscar inteligentemente consensos, sobre todo cuando las pujas sectoriales son intensas y prolongadas.

El resguardo ambiental es fundamental en la consolidación del hábitat digno, tanto en el presente como para las próximas generaciones, teniendo en cuenta que es parte del patrimonio de la humanidad.

 

EN LÍNEAS GENERALES

En Argentina primó, continuando actualmente, el centralismo nacional y provincial: los habitantes viven en los parajes, pueblos, ciudades o en áreas rurales, sin que participen activamente cuanto se trata de los fondos públicos aportados por los contribuyentes para el financiamiento de infraestructura básica y soluciones habitacionales. Casi siempre, se mantiene de hecho el concepto discrecional en la distribución de fondos y la unificación de alternativas edilicias y constructivas.

A veces se emplean recursos específicos destinados a soluciones habitacionales para edificar oficinas administrativas, templos, etcétera, sin la menor consulta anticipada a la ciudadanía.

¿Se presentan en audiencias públicas previas los estudios de impacto ambiental cada vez que se proyecta construir en barrio de viviendas con fondos estatales?

¿Cuándo se expanden las áreas edificadas se lleva adelante algún proceso de participación ciudadana con respecto a los mayores costes permanentes por los nuevos servicios esenciales necesarios?

El derecho a una vivienda digna es constitucional, como lo es el trabajo, a la asociación, a la protección del ambiente, a la contribución al sostenimiento del Estado, etcétera.

Al respecto es oportuno recordar que “En Argentina tres millones y medio de familias –alrededor de un tercio de la población del país no tienen una vivienda adecuada. Esta situación parece agravarse año tras año, puesto que la tendencia al aumento del déficit habitacional se mantiene desde 2001. Frente a este panorama, tanto el diseño como la implementación de la política de vivienda constituyen una instancia clave de la gestión del territorio para revertir las desigualdades estructurales”. (2)

 

ES DECIR

Las respectivas cartas orgánicas establecidas constitucionalmente son la instancia relevante para la determinación específica y evaluable de esta cuestión principal.

¿Se promocionan las organizaciones cooperativistas, el empleo de recursos locales, el diseño y el empleo de materiales regionales, la autoconstrucción, etcétera? ¿El resguardo ambiental será incluido taxativamente en las actividades privadas y públicas en cuanto a la solución del déficit habitacional? ¿Las reservas naturales urbanas estarán a buen recaudo ante las demandas insatisfechas de viviendas, nuevos barrios cerrados, etcétera?

 

ES POSIBLE

Desde luego que existen experiencias dignas de destacar y que las respectivas cartas orgánicas son herramientas institucionales que contribuyen en mucho a que los ciudadanos, participando activamente, consoliden comunidades sustentables, justas y democráticas.

La Constitución de la Provincia de Santa Cruz, desde 1957, infructuosamente habilita a que las municipalidades cuenten con sus respectivas cartas orgánicas como muchas ciudades argentinas.

Sin duda, los habitantes capacitados en ciudadanía califican la democracia.

 

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