Conociendo a Amador González
Por Miguel Auzoberría.
Tipógrafo y periodista, poeta y bohemio, un idealista empedernido, eran las características que destacaban al gallego Amador V. González cuando se lo intentaba definir. De muy buena oratoria y poseedor de una gran cultura humanística, lo demostraba con una pluma florida cada vez que redactaba sus artículos.
Había nacido en Mondoñedo (Galicia, España) el 19 de junio de 1890 y llegó a la Argentina junto a sus padres Valentín González y Dolores Veiga a principios del siglo XX. Fue educado en el Convento de San Francisco en Buenos Aires. Su posterior llegada a Río Gallegos y su particular comportamiento en la labor periodística motivó que escribiera un libro sobre él, cuyo título es “Amador González, un periodista arisco en Santa Cruz” Testigo Crítico de los fusilamientos de 1920 y 1921.
Recala en Santa Cruz escapando de las persecuciones por haberse relacionado con grupos anarquistas y socialistas de Buenos Aires, donde escribe en algunos diarios, como La Antorcha y La Vanguardia. Tuvo problemas con la policía y debió huir al Sur.
En 1916 comienza a trabajar en La Opinión Española y escribe contra la desastrosa Policía del Territorio de esa época, donde abundaban los manejos autoritarios y desubicados. Además de su trabajo periodístico, es tipógrafo y colaborador del diario La Verdad.
Posteriormente funda el bisemanario La Gaceta del Sur y durante la primera gran huelga de los peones de campo en 1920 apoya decididamente la medida de fuerza y sufre un boicot de avisadores y suscriptores de la Liga de Comercio e Industria local.
Escribe a fines de 1921 un folleto titulado “El espíritu obrero en la Patagonia”, que está íntegramente reproducido en el libro. También hay una selección de textos donde narra entre otras cosas su llegada a Río Gallegos y sus recurrentes problemas con la autoridad policial, sobre todo la historia del nefasto comisario Gustavo Sotuyo.
Hablar de un periodista “arisco” es acertado porque González pinta cómo era la sociedad de la época y describe la ciudad con precisión. Fue un atractivo ilustrador del territorio de Santa Cruz de 1910 y 1920. No se dejaba llevar fácilmente y mantenía sus convicciones aunque eso le costara caro.
Sus escritos muestran un gobierno local prácticamente inexistente y una policía completamente amateur. Un verdadero Far West. Fue una figura controversial porque se involucraba en las peleas de la sociedad de ese momento, incluso dando conferencias y charlas.
Sobre el final de su vida reconoció: “Fracasé como empresario periodístico por ser muy bohemio y por no callarme ante nada”. Un personaje interesante que fue también criticado, entre otros, por Osvaldo Bayer, por considerar que su apoyo inicial a las huelgas del 20/21 se fue diluyendo con la radicalización del conflicto.
Posteriormente, ya en la década del 30, publica diez números de una revista llamada Letras Patagónicas, donde se difundía la literatura y la poesía locales de la época, un material tan interesante como difícil de encontrar. Tras su fallecimiento, Juan Hilarión Lenzi hizo una semblanza con un listado de todas sus obras, aunque allí no figura “El espíritu obrero…”, el más importante de sus trabajos.
Un pasaje de 200 metros ubicado en el barrio Belgrano Viejo de Río Gallegos recuerda de forma permanente a Amador González.
El libro, que tendrá más de 120 páginas, será presentado y puesto a consideración de los lectores en el invierno del presente año 2023.