Opinión

La Causa Armenia, ejemplo de indiferencia colecta

Delegado del Consejo Nacional Armenio en Rio Gallegos

05/11/2023 • 13:22

En Setiembre de 2023, el ejército de Azerbaiyán dio la puntada final de su viejo plan de invasión, ocupación y limpieza étnica de la población armenia de la República de Artsaj, también conocida como Nagorno Garapagh.

 

Allí los armenios, habitantes originarios del este de Anatolia y el Cáucaso vivieron desde hace milenios, siendo Artsaj una de sus provincias históricas. La casi totalidad de los 120.000 valerosos artsajíes debieron abandonar su tierra, propiedades, pertenencias y hasta sus muertos para ingresar como refugiados, con lo puesto, a la República de Armenia, generando una gravísima crisis humanitaria.

Esta limpieza étnica de un territorio ancestralmente armenio es parte de un plan panturco que se remonta a principios del siglo XX, y que tiene por objeto unir territorialmente a los pueblos de etnia túrquica (Azerbaiyán y Turquía), a través de la eliminación de los armenios. Ya la primera parte de ese plan fue ejecutado por el Gobierno turco-otomano de los Jóvenes Turcos y continuado por la República turca de Ataturk, que organizaron y perpetraron entre 1915 y 1923 uno de los más pavorosos genocidios de la historia.

En su transcurso fueron deportadas y asesinadas 1.500.000 almas armenias, aunque también un número importante de griegos y asirios, y los escasos sobrevivientes se esparcieron como refugiados por todo el mundo, constituyendo así la Diáspora armenia, que aun lucha en cada país y en cada foro internacional para obtener el reconocimiento de este crimen de Genocidio aún impune por parte de Turquía.

Una efímera, pero histórica independencia (1918-1920) fue seguida de una sovietización de Armenia, pasando a formar parte de la U.R.S.S. Entonces José Stalin, como Comisario del pueblo para asuntos Nacionales, decidió arbitrariamente asignar a la región armenia de Nagorno Garapagh el status de Región Autónoma, pero dentro de las fronteras de la vecina Azerbaiyán, en un gesto que tuvo por objeto congraciarse con la Turquía Kemalista y sumarla a su causa revolucionaria.

Desde entonces, los armenios de Artsaj, quienes constituyeron siempre una mayoría superior al 90% de la población, han sufrido discriminación, persecución, asesinatos e incluso dos guerras contra los azeríes con el objeto de defender su independencia. Hace menos de un año, Azerbaiyán (con el apoyo explícito de Turquía) impuso un bloqueo total a 120.000 armenios, incluyendo 30.000 niños, quienes impedidos de recibir alimentos, medicamentos, combustible, gas y electricidad sufrieron carestías tan profundas que evidenciaban un renovado plan genocida.

Recientemente, tras un masivo bombardeo y ataque en todo el perímetro de la república de Artsaj y ante la pérdida de vidas tanto militares como civiles como de falta de apoyo internacional, el gobierno armenio de Artsaj, bajo coacción, debió disolver las estructuras estatales y migrar en masa hacia Armenia. Los valientes artsajíes, transformándose en refugiados y en poco más de tres días abandonaron su milenaria tierra montañosa. Hasta aquí los hechos. Pero…. ¿el mundo se enteró?, ¿el mundo actuó?, ¿la Unión Europea, ONU, EEUU, Rusia, sancionaron a Azerbaiyán? ¿Rusia y sus tropas de paz, que debían hacer cumplir el acuerdo del cese del fuego del 2020, actuaron?, ¿los medios audiovisuales enviaron corresponsales y cubrieron por horas las noticias de Artsaj?, ¿existe correlación entre los miles de millones de dólares enviados en ayuda de Ucrania o Israel?

La limpieza étnica de Artsaj, una crónica de una muerte anunciada, se consumó ante la vista de todo el mundo sin que nadie pueda impedir la acción genocida de Aliev, presidente azerí, quien aprovechando su status de proveedor alternativo de gas y petróleo a Europa, destruyó a la democrática Artsaj. Algunas pocas condolencias internacionales, algunos tibios comentarios NO detuvieron este genocidio.

 

Entonces, Azerbaiyán y su política armenofóbica irá por más.

 

 

 

 

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