Futsal

Ampuero: “Sueño con recibirme, jugar en Primera y en la Selección Argentina”

Hace un par de años que Gabriel Ampuero se mudó a La Plata. Lo hizo para continuar con sus estudios y, además, para seguir jugando al futsal. Se probó en Boca Juniors y quedó pero por cuestiones de logística tuvo que desistir de la idea de jugar en el Xeneize. Fue a Gimnasia y en el Lobo también lo aceptaron. En la última temporada con el tripero ascendió a la B e integró el equipo que jugó la Copa Argentina y la Liga Nacional. Sus sueños son los de todos, jugar en Primera y en la Selección Argentina. No sin antes recibirse de Profesor de Educación Física. 

  • 06/01/2019 • 12:27
En el 2017 fue campeón en Reserva.
En el 2017 fue campeón en Reserva.

Como todo chico de esta ciudad, o la mayoría de estos, una vez que terminó el secundario, Gabriel Ampuero tuvo que migrar. Lo hizo con destino a La Plata, ciudad que lo cobijó hace unos años ya y en la que ahora pasa sus días. Todos sus días, salvo cuando está de vacaciones o puede hacerse alguna escapada a Río Gallegos en plena temporada para visitar parientes y amigos. Como lo está haciendo ahora, después de lo que fue un año largo e intenso. En la ciudad de las diagonales está cumpliendo con una nueva etapa de formación. No solo educativa sino también deportiva. Ampuero está estudiando para ser Profesor de Educación Física. La otra mitad del día, casi, se la dedica a lo que es su pasión, el futsal.

Ampuero arrancó jugando en el Boxing Club. Allí se formó. En sus últimos años en esta ciudad, comenzó a jugar la versión indoor de este deporte. Y a hacerlo con los más grandes, siendo él todavía un chico. Su talento fue el que lo llevó a mezclarse con los de experiencia. A sobresalir entre estos también. Internacional y Capipe Futsal supieron alinearlo.

Cuando se fue de la ciudad, en ningún momento pensó en abandonar el futsal. Tanto es así que ni bien puso un pie en La Plata, empezó a buscar opciones. Así fue como, primero, apareció Boca Juniors. Después de una prueba, el Xeneize lo quiso. Ampuero también quería jugar en el club, pero la distancia y las complicaciones para poder ir a entrenar, lo llevaron a tener que desistir de esta idea y esta posibilidad.

Fue, quizás, el primer revés de su nueva etapa. Ampuero lo superó y vaya cómo.

Tras cerrársele la puerta de Boca Juniors, a Ampuero se le abrió otra, Gimnasia y Esgrima La Plata.

El riogalleguense se probó en el Lobo y también quedó. Y se quedó. Juega en el Tripero desde la primera época. Fue campeón en Reserva, integró el equipo de Primera que logró dos ascensos de manera consecutiva. La temporada pasada, además, formó parte del equipo que hizo un gran campaña en la Copa Argentina, quedando eliminado en Cuartos de Final, y también en el que fue cuarto en la primera edición de la Liga Nacional, que se jugó muy cerca de acá, en Tierra del Fuego.

En algunos días más, Ampuero estará pegando la vuelta a La Plata para preparar lo que será un nuevo año de estudio y futsal. Mientras disfruta sus días en la ciudad habló, de todo, con TiempoSur

-¿Cuál es el balance que hacés del 2018?

La verdad es que en lo deportivo fue un gran año. Pudimos cumplir con el objetivo del club que era ascender a la B. La frutilla del postre fue el haber competido en gran nivel tanto en la Copa Argentina como en la Liga Nacional. En la primera de estas quedamos eliminados en Cuartos de Final contra Kimberley, que juega en la A y en la Liga Nacional terminamos cuartos después de perder en Semis contra Boca.

-Hace mucho ya que estás jugando allá, ¿cómo es el nivel? ¿Hay mucha diferencia con la competencia nuestra?

En los primeros años, no noté mucho cambio. A partir que el equipo fue creciendo y jugando en categorías más altas o torneos más importantes la verdad que sí. El ritmo de juego es totalmente diferente. Todo pasa muy rápido. Los jugadores tienen una capacidad técnica increíble, resuelven todo a una velocidad a la que yo no estaba acostumbrado pero tuve que adaptarme. Los partidos son muy físicos y a la vez tácticos.

-Y en el entrenamiento, ¿hay diferencias?

No en el número. Todos los equipos entrenan casi la misma cantidad de días y de horas. Acá en las prácticas se trabaja más todo lo que tiene que ver con las  transiciones o los sistemas de juego.

-¿Qué le aportaste a tu juego luego de unos años de competir a este nivel?

Pienso que uno aprende de todo, todo el tiempo. Al principio me costó un montón. Recuerdo que no jugaba mucho. Después, con el paso de los años, la cosa cambió. Empecé a sumar minutos y terminé siendo casi titular. En lo que creo que mejoré es en mi carácter. Pienso que ahora soy un jugador más fuerte de la cabeza. Antes me bajoneaba porque las cosas no me salían o porque me daban alguna indicación. Ahora eso no me pasa.

-¿Cómo llevás la vida de estudiante y jugador? ¿Son compatibles?

Lo llevo muy bien. Sí, se pueden hacer las dos cosas. Por suerte, en mi carrera puedo manejar mis horarios. Trato de cursar mucho a la mañana para así tener la tarde libre y dedicarme el resto de la jornada a comer bien, descansar y a entrenar.

-El desarraigo, ¿cómo te pegó?   

Me cuesta un poco. El tiempo que estoy en La Plata, extraño mucho a la familia. El año pasado no pude viajar en las vacaciones de invierno y la verdad es que se me hizo largo y tedioso todo. Lo bueno es que en la facultad voy bien y que estoy jugando al futsal, que es algo que me gusta mucha. Esto me ayuda a pasar mejor los días. Más activo y contenido a la vez. 

-¿Cuál es tu idea a futuro?

Primero que nada, terminar la carrera. También seguir jugando. ¿Dónde?, no sé. Sueño con eso, recibirme, jugar en Primera y en la Selección Argentina. El lugar dependerá de cómo se den las cosas.

-¿Un deseo para el 2019? 

Que me vaya bien en el estudio y en el deporte. Que salga todo bien como el año pasado. Pienso en ascender con Gimnasia.