En épica final

No había lugar para las especulaciones ya. Algo que se había dado y mucho, pensando en llegar con más puntos y menos kilos a la definición del campeonato, en las últimas carreras. Al menos, claro, entre los candidatos al título de este año en la Clase 2 del Turismo Nacional.

Cinco fueron los corredores que viajaron a Viedma, para la undécima fecha del Campeonato Argentino 2023, con chances matemáticas de ser campeón uno solo de estos, dependiendo de sí mismos.

Conforme a lo que pasó en el primer día de actividad y también ayer, en la continuidad de la acción en el circuito de la capital rionegrina, la pelea se redujo a dos. Estos, los más rápidos entre los ganadores de las series. En el rincón del Sur, cual ring de boxeo, se encontraba Thiago Martínez. En el del Norte, Pablo Ortega. El tucumano iba a salir desde adelante de todos. El riogalleguense, apenas unos centímetros atrás.

Los dos esperaban, siguiendo con el paralelismo, la campana para salir a pelear. Más bien, y concreto, era que se apague el semáforo para poder empezar a acelerar. Como bien dijimos antes, no había lugar para las especulaciones. Ya no. Aunque sí, espacio para las estrategias. El equipo de Ortega tenía la suya. El de Martínez también. Ambas claras. Y de acuerdo a las conveniencias propias. Al capitalino le alcanzaba, en un primer momento, con terminar la carrera siendo hasta el cuarto para no depender de más nadie y ser campeón.

Después, el panorama mejoró incluso más para Martínez. Sobre todo, por los retrasos de los otros candidatos. Ni que hablar de los abandonos tempranos de la carrera de alguno de ellos. Esto le dio algo más de tranquilidad al capitalino. Un changüí, como se dice. Promediando la carrera pasó a tener algunos puestos más de gracia como para levantar la copa.  

La idea de Ortega y los suyos era ganar la carrera. Pero, hacerlo a un ritmo lento de giro. Esto, como para generarle algún problema extra a Martínez y que el riogalleguense no tuviera tiempo de pensar en atacarlo, sino más bien de cuidarse de quienes lo perseguían.

El objetivo de Martínez era el mismo, claro, ganar. Pero, para eso, tenía que superar a Ortega. De entrada, se lo vio al riogalleguense buscando y queriendo la superación. También se escuchó a su equipo, vía el intercomunicador, intentando tranquilizarlo para evitar así cualquier atropello que los dejara afuera de circulación y pelea.

La final fue de película. Con todos los condimentos propios para hacer de una definición atrapante hasta el final. Ortega movió bien y Martínez lo siguió. Los dos conservaron sus puestos. El tucumano venía ganando la partida. Y consiguiendo imponer su voluntad. Su ritmo. Hacer su juego. Tanto fue así que en un momento, los de mitad del pelotón estaban girando mucho más rápido de lo que lo hacían los de adelante.

Hasta la tercera vuelta todo fue estudio. Apareció el auto de seguridad y obligó a casi volver a empezar.

En el quinto giro volvió a haber aceleración plena. La duda se apoderó entonces de Martínez, quien seguía debatiéndose entre pasar a Ortega o defenderse de Francisco Coltrinari, quien cada vez estaba más cerca. Como amenazante. Apenas habían andado de nuevo, cuando a la salida del piano, Martínez perdió algo de estabilidad en el Fiesta Kinetic. Pero, rápido, logró controlar la unidad y salir sin problemas de la situación. Detrás suyo, quien pasó por lo mismo, pero no tuvo la misma suerte, fue Alejandro Torrisi. El santafesino protagonizó un impactante vuelco sin consecuencias más que las materiales. Por suerte.

El incidente provocó la segunda intervención del Pace Car. Que no sería la última, por cierto. Su presencia en pista duró un poco más que la vez anterior.

Otra vez el pelotón volvió a juntarse. Aunque, a favor de Martínez, la carrera se iba a consumiendo y el capitalino conservando su lugar en la fila.

En el segundo relanzamiento de la carrera, el riogalleguense pareció cansarse de esperar. Fiel a su estilo, entonces, salió a buscarlo a Ortega. Lo atacó, él puso el auto a la par y, cuando pudo, completó la maniobra de superación.

A falta de cinco vueltas para terminar la prueba, Martínez estaba liderando la final cuando apareció de nuevo el auto de seguridad en pista. Hasta ahí la cosa venía bien, porque el capitalino había logrado separarse un poco de sus inmediatos perseguidores y mucho más del resto del pelotón. Pero, tuvo que volver a bajar la velocidad y esperar por la orden para acelerar de nuevo. Y ya por última vez en esta carrera.

Antes de que esto suceda, desde la radio le avisaban que estaba con buen margen y que era sólo cuestión llegar, sin errores propios, a la meta.   

En la vuelta 12, de 16, volvieron todos a pisar el acelerador. Los tres que estaban peleando por el número uno, salieron al mango. Ortega lo buscó a Martínez y mientras ellos se cuidaban el uno del otro, el debutante Felipe Martini los pasó a los dos.       

La definición ganó en emoción y dramatismo. Martini, Ortega y Martínez pasó a ser el nuevo orden de adelante en la fila. Un principio de incendio en el auto de Nicolás Posco desvió un poco la atención. Porque se pensó en una nueva aparición, que no fue, del auto de seguridad. En los últimos metros de carrera, antes de la meta, pasó de todo. Ortega lo tocó Martini. Los dos perdieron estabilidad y terminaron abriéndose. Uno para cada lado de la pista. Por el medio, acelerando y ganando, pasó Martínez. El riogalleguense fue el primero en ver la bandera a cuadros. De esta manera, se quedó con el Gran Premio Coronación. Por supuesto, también, con el título.