Básquet

La odisea de Amigos para jugar la Liga Patagónica

El club de Ushuaia tenía que haber llegado el viernes por la tarde a nuestra ciudad. Después de los cortes de luz en los pasos de frontera y un supuesto reclamo gremial en Monte Aymond, tuvieron que desviarse y acabaron ingresando a la provincia por Dorotea. Les llevó 24 horas poder unir una ciudad a la otra.

  • 11/06/2023 • 07:15
La odisea de Amigos para  jugar la Liga Patagónica
La odisea de Amigos para jugar la Liga Patagónica

Pocos clubes y distancias largas. Ese es el panorama general del básquet de esta parte del país. Diferente al de la región Centro, Norte o Litoral, donde las instituciones abundan y éstas encuentran juego, mucho y bueno, por cierto, a la vuelta de la esquina.

La dificultad para los de la Patagonia, y en particular para los del extremo sur de la región, no sólo tiene que ver con la cantidad y los kilómetros. También con los costos. Más en la actualidad. Jugar es, entonces, para las entidades un verdadero desafío. Deportivo y económico. La Liga Patagónica fue un sueño bien habido de muchos. Concretado. Mientras duró, todos fueron felices. Pero, esa felicidad tuvo fin. La competencia terminó pronto. Antes de lo que los propios creadores y organizadores hubieran imaginado y hasta deseado. Con el fin de la Liga Patagónica se terminó casi el juego. Años después, argentinos y chilenos empezaron conversaciones para volver a reeditar, con cambios claro, el mencionado torneo. Fue este año que comenzó a jugarse la nueva Liga Patagónica. Un certamen con clubes de Punta Arenas, Puerto Natales, Río Gallegos y Ushuaia y Río Grande. Este fin de semana se están jugando los últimos partidos de la fase clasificatoria. Los equipos participantes ya cumplieron con la mayoría de sus compromisos. Viajaron de acá para allá y de allá para acá igual. Cerrando esta primera etapa, a San Miguel e Hispano Americano les tocó recibir a los equipos de la isla. Amigos de Ushuaia tenía que haber llegado el viernes por la tarde y, después de ese largo viaje, empezar a jugar con los U-13 y U-15 de la rama masculina. Después lo iba a hacer con las otras categorías de los varones e incluso de las mujeres.

El viaje de los fueguinos empezó de madrugada. Son más de 500 kilómetros los que separan a una capital provincial de otra. Cuatro fronteras y un ferry, también.   

Cuando a San Miguel le tocó viajar a Ushuaia, tardó, con otras condiciones de clima y ruta, algo así como doce horas. El viaje de Amigos duró el doble. Fueron 24 horas las que los chicos y chicas del Aurinegro estuvieron arriba del micro. En el porqué de esto hay varias cuestiones. Preocupantes, algunas. Por ejemplo, que, al llegar al cruce de San Sebastián, la delegación se encontró con un corte de energía eléctrica que le demoró el paso por el mencionado puesto fronterizo. Algo que también le había pasado ya a San Miguel en su viaje de regreso a la ciudad luego de haber competido en Río Grande. De grupo electrógeno, por esos lados, parece que no se habla. Ahí casi que fue la primera gran demora de la delegación ushuaiense en este viaje. Que empezó siendo de placer para los muchos chicos y chicas y terminó siendo todo lo contrario. En la frontera de acá, la segunda doble en el camino de Amigos para llegar a nuestra capital provincial, tampoco había suministro eléctrico. Recuperada la energía, del lugar no de los chicos y chicas que ya casi imploraban por llegar a destino, se encontraron con un nuevo imprevisto. Se trató de una especie de reclamo gremial. Un paro encubierto que tuvo a los viajeros, los propios de la delegación y otros tantos, como rehenes. Sin poder cruzar de un lado para otro. La medida no estaba del todo clara. No se sabía el por qué ni tampoco su duración. Pero, había que llegar a destino. Por los compromisos asumidos, pero, fundamentalmente, por las de los chicos y las chicas de jugar. Sin la posibilidad de cruzar por Monte Aymond, los a cargo de la comitiva decidieron seguir viaje, saliéndose de la ruta original, e intentar entrar a la provincia por otro lado. Hacia el puesto Dorotea es que se dirigieron los dos micros que trasladaron a la delegación completa de Amigos. Más kilómetros y más horas. Todo por llegar al destino final. Para entonces los chicos y las chicas ya tenían un cansancio notorio. A la gente de Monte Aymond, que les prohibió el paso, esto no les importó. Claro, al parecer, la empatía no es una práctica habitual por aquellos lares.

A las 21:30 los micros con los chicos y las chicas de Amigos llegaron al nuevo puesto fronterizo. Por allí, finalmente, lograron pasar. Pero la cosa no terminó ahí. Tenían todavía que unir los más de 200 kilómetros que los separaban de nuestra ciudad. Lo hicieron escala técnica, para cenar algo y estirar las piernas, mediante.

A paso lento por la hora y el estado de las rutas, que ya evidenciaban el invierno, finalmente llegaron a destino. En el gimnasio del CePARD fueron recibidos por las familias de San Miguel. Las caras no eran de felicidad. De los rostros de esos chicos y chicas se habían borrados las sonrisas. Sólo pedían poder descansar y olvidar lo que fue un mal viaje.

Veinticuatro horas pasaron arriba de un micro. O dos, mejor dicho. En parte, esto, gracias a la burocracia arcaica de los pasos de frontera. También a la falta de empatía de los que allí trabajan, que antepusieron en este caso su propio interés, con el supuesto reclamo gremial, por el de los chicos y las chicas de Amigos. Además, claro, de poner en riesgo la salud mental y física de los pequeños y jóvenes basquetbolistas.

Ayer, el cansancio continuaba, pero a este lo superaban las ganas de jugar.

Los chicos y las chicas de Amigos lo hicieron mucho. Hoy se estarán despidiendo de nuestra ciudad, no sin antes jugar más. Tras los últimos partidos, ya después del mediodía, está previsto el regreso a Ushuaia. Ojalá que el viaje de regreso a casa sea más placentero. Por el bien de los propios chicos y chicas. También de la continuidad de la liga toda.