Trabajan por la sede

El club San Miguel nació sin sede. Esto, hace ya más de 15 años. Durante todo este tiempo, entonces, penó con esto de no contar con un espacio propio. Pese a no hacerlo, se las arregló como para subsistir. Lo hizo gracias al esfuerzo de un montón de gente. A muchos que colaboraron de una manera desinteresada y a otros que lo hicieron persiguiendo sus propios objetivos. Con lo prestado se hizo. Con lo alquilado, también. Fue desde cero. De ahí, todavía, su mayor mérito. Hoy San Miguel cuenta con un auspicioso presente. Trabaja de igual forma tanto en las categorías de varones como en las de mujeres. Desde Pulguitas y hasta Maxi. Con los mismos días, horas y condiciones.

En el entrenamiento no sólo está la igualdad entre las ramas. También en la competencia. Lo que juega con una lo hace también con la otra. Por esto es el único caso con estas características en la ciudad. Me animo a decir que también lo es en la provincia y en la región.

A nivel país, ya comparte el lugar con otros. Como Tomás de Rocamora, en Entre Ríos, u Obras, en Buenos Aires. La diferencia con estos grandes clubes de nuestro país es que estos cuentan, además de con el material humano, con la debida infraestructura. San Miguel, en cambio, no. Aunque va en busca de eso. Desde poco después de su fundación, tras lograr mantenerse en el tiempo y crecer en el área deportiva, la posibilidad de tener un lugar propio pasó de ser una utopía a un sueño. Difícil, y de muchos años, pero concretable. Consiguió en una época, como muchos otros clubes de nuestra ciudad, un terreno. Este fue cedido por la provincia en un lugar alejado del entonces ejido urbano con aspiraciones a ser un polo deportivo importante en Río Gallegos. Los altos costos de la construcción y el poco poder recaudatorio para estos fines fue posponiendo el sueño. Aunque siempre fue tema de conversación entre los Santos. Estando latente como casi el primer día.

En las sombras y en silencio se armó una Sub-Comisión Pro Obra de la Sede. Este grupo llevó adelante diferentes tareas. Se encargó, entre otras cosas, de conseguir diferentes materiales en los últimos años. También de golpear puertas en busca de apoyo. Logístico y económico. Fue consiguiendo a cuenta gotas pero consiguiendo al fin. Esta misma Sub-Comisión se encargó, con parte de material donado y otro adquirido, cercar el predio que se encuentra justo enfrente al autódromo José Muñiz. También logró plantar árboles que funcionarán como barrera ante el viento una vez que estos crezcan y que la sede se encuentre activa. La generosidad de sus vecinos del COSEBA le permitió avanzar con esta tarea.

Fue en medio de la pandemia, sin poder entrenar, que la idea de la sede cobró mayor fuerza. Así surgió, por ejemplo, el plan Socios Solidarios. A través de este, los dirigentes de San Miguel buscaron sumar aportantes mensuales a la causa.

Fue al mismo tiempo que se pensó en dividir la construcción de la sede en partes. Y que cada una de estas sea un objetivo en sí mismo. El primero dentro de esta nueva idea, entonces, es hacer un playón deportivo.

A fines del año pasado, la idea del club fue elegida por la empresa CGC y la Fundación Potenciar para el Programa de Fortalecimiento para Organizaciones de la Sociedad Civil. Dicha elección se transformó en una importante donación en dinero, el cual ya fue destinado en forma completa a la realización del playón.

Con ese aporte, y también el recibido de igual forma la temporada pasada por parte del Programa Clubes en Obras de Nación, San Miguel cerró un gran 2021. Y se esperanzó con el 2022.

A pocos días de iniciado el nuevo año ya, empezaron los trabajos más finos en el futuro predio del Santo. Con personal y maquinarias de la Administración General de Vialidad Provincial de Santa Cruz, se inició la nivelación del área de terreno rellenado en dónde se emplazará el playón.

Mientras parte del personal de Vialidad trabaja en el propio campo, otro tanto lo hace en los talleres metalúrgicos terminando de armar lo que será el esqueleto del gimnasio. La intención es poder instalar lo que son las columnas y la cabreada, entre otras cosas, antes de que empiece el otoño.

Con esta estructura se empezó a trabajar hace un buen tiempo ya en otros talleres. Estos, los de Maxwell Ingeniería SRL. También es importante destacar que los caños tubing sobre los que se está haciendo gran parte de la tarea fueron donados hace tres años por una importante empresa petrolera que prefirió mantener anónimo semejante acto solidario. Un emocionado Alejandro Roldán, presidente de la institución capitalina, dejó un mensaje de agradecimiento, y más, en redes sociales. “Con muchísimo esfuerzo continuamos avanzando hacia el objetivo de tener nuestra propia cancha. Son cada vez más las empresas, personas y entes gubernamentales que a partir de creer en nuestro trabajo nos dan una mano. A todos, gracias. No los defraudaremos”, publicó. Dicen que el tiempo pone todo, y también a todos, en su lugar. Será este el momento entonces de que San Miguel tenga su sede propia. De una buena y bendita vez.