Fuerte relato de Narda Lepes tras la denuncia pública a Pablo Massey
Luego de se conociera el caso de Trinidad Benedetti, la chef contó en primera persona lo que sufrió a lo largo de su carrera.
A varias semanas de la denuncia pública que hizo Trinidad Benedetti -una joven pastelera de 24 años- contra el chef Pablo Massey por acoso sexual en el período en el que ella trabajó en el restaurante La Panadería de Pablo (del partido bonaerense de Olivos), hace cuatro años; Narda Lepes tocó en profundidad el tema y habló de su experiencia personal en el rubro.
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“A mí me pasó mil veces que me tocaron y en ese momento me traumatizaron, y lo que es importante es el impacto que tiene en la persona lo que pasó”, comenzó diciendo la chef en Agarrate Catalina, el ciclo que conduce Catalina Dlugi por La Once Diez.
“Me pasó que me tocaron el cu… mil veces. Pasa mucho eso, que te apoyan, te encierran en la cámara. Y todo lo empeora cuando no te escuchan, no te creen, se lleva el crédito de tu idea otro. Esas cosas pasan mucho. Y es una forma de que las mujeres no sean tomadas en cuenta para los cargos de más responsabilidad y hay mucho para hacer en ese sentido”, agregó.
Continuando con su relato, Narda recordó los inicios de su carrera y las desigualdades de género que ya se veían en aquel entonces: “Otra cosa que me pasaba a mí era que por ahí me decían ‘Narda es un pibe más’, y yo era chica quizás y me parecía copado y creía que era parte del club, pero no estaba bueno, porque evidentemente ser mujer es una excepción para pertenecer a esos lugares”.
“Hay que plantear una serie de normas para que los equipos de trabajo estén advertidos y una mujer que sufre este tipo de situaciones no tenga que terminar yéndose de donde trabaja, lo importante es no llegar a ese punto. Queremos darles herramientas a los establecimientos gastronómicos para que nadie tenga que pasar por estas cosas, queremos que haya herramientas para evitarlas, no para tener que arreglar los daños”, continuó.
Y cerró, contundente: “Por ejemplo, los planos de comedor se arman y en la cocina la distancia que hay entre la cocina y la heladera hacen que sean espacios acotados que permitan que se puedan rozar o apretar, o apoyar. No es que no se puede hacer chistes, pero los chistes no pueden ser a costas de la incomodidad. Todo toma otro color cuando aparece el miedo, eso es lo que es realmente inaceptable”.