60 Años girando en bicicletas

“La vida es como andar en bicicleta. No te caes a menos que planees dejar de pedalear”, dice una frase y hoy, en este espacio, contaremos parte de la historia de José y su bicicletería.

José Ortega nació en Esquel, provincia del Chubut en el año 1935. Hoy con 84 a punto de cumplir 85 años, sigue trabajando en su bicicletería, atendiendo aún en esta etapa de pandemia.

José, un vecino de nuestra ciudad muy conocido y apreciado entre nuestra comunidad, recibió al Multimedio Tiempo, en su hogar y también en su local que hoy está ubicado en la Galería Premier, de esta ciudad; allí comenzó a relatar su historia ligada tantos años al mundo del ciclismo.

José nos contó en primer término que “en el ‘46 falleció mi padre. Éramos 5 hermanos, yo era el mayor de todos; mi mamá para que no anduviera en la calle, me puso en una bicicletería de un amigo de la casa. Entonces, terminaba mis clases en la escuela y de ahí a la bicicletería, estaba todo el día metido allí, hasta que en el ‘51 mi madre se casa por segunda vez. Su marido trabajaba en el tren de Río de Esquel y lo trasladan al tren de Río Turbio-Gallegos. Ya nos vinimos todos acá y desde ese entonces no solté más las bicicletas”. 

Su trabajo en el Correo y su primer bicicletería

José continúa con su historia y en este momento, nos cuenta que “en febrero del año ‘52, comencé a trabajar en el Correo. Pero igual seguí con las bicicletas desde mi casa hasta el año ‘60 que pusimos la bicicletería “Esquel” en calle Zapiola con mi compañero Rivas. Estuve 15 años trabajando con él y en el Correo desde el ‘52 hasta el ‘61, momento en que renuncié por dedicarme a la bicicletería” y agregó: “En el año ‘60 me casé y tuve 4 chicos con mi señora”.

Su propia bicicletería

Tras 15 años de sociedad con Rivas, José disuelve la sociedad y en el año 1975 puso su propio local en calle Libertad que nos cuenta “está vigente aún, pero en el año ‘80 la vendí y actualmente es conocida como Casa Alex”.

“Ese año me fui, por mi nena más chica teníamos que cambiar de clima; entonces nos fuimos a Trelew, allá me puse una bicicletería hasta las fechas crudas de la guerra de Malvinas”.

Su regreso a Río Gallegos 

Más adelante, en la charla con este medio, José nos contó que en el año ‘83 consiguió el reingreso al Correo en Trelew y allí trabajé hasta el ‘94, como mi hija ya era grande y me tiraba Río Gallegos, nos volvimos todos para acá. Mi historia, mi trayectoria con la bicicletería está dividida como en 4 o 5 partes, y la última que tengo es acá en Galería Premier”, donde está ubicado su actual local.

Cómo era la sociedad

En otro tramo de la entrevista, le preguntamos a José cómo era la sociedad en los inicios de su comercio y cómo la vislumbra en la actualidad. “Hoy no es lo mismo. Ya no es como en la época que tuve sociedad con Rivas en calle Zapiola; esos tiempos fueron muy positivos, ganamos mucho en esa época, nos pudimos dar todos los gustos como por ejemplo: Nuestro primero auto 0 kilómetro, para cada uno. Hoy esas cosas son prácticamente imposibles. La gente ha cambiado mucho, perdí la noción del tiempo, los jóvenes que eran antes, todos hombres en su mayoría, gente amable, gente cordial. Antes, eran conocidos en su mayoría, preguntaban uno del otro, no hacía falta preocuparse por nada la verdad, hoy ya no es así”, evaluó José.

Pandemia 

Luego le preguntamos cómo fue para él y su negocio el momento en que se declara la pandemia por el COVID-19 y José nos cuenta que “a nosotros nos agarra la pandemia estando en Trelew en marzo. Estábamos de vacaciones con mi señora y yo empiezo para esas fechas a preguntarle a mi hija por los pasajes para volver a Río Gallegos cuanto antes, yo tenía que viajar el 22 de marzo y justo el 19 cortaron todo. 

Mi hija nos dice para el 18 hay un pasaje para volver a Gallegos y yo acepté rápidamente para regresar. En ese momento, nos agarró esa cuarentena, llegamos a la ciudad y no salimos más” y en cuanto a su negocio “estuve 6 meses cerrado. Solamente iba a buscar las boletas para pagar; ahora voy dos horas o tres horas; pero estos días no aparecí por el nuevo decreto y veremos qué pasa después de este 17 de agosto”.

Y agregó: “Con el tema de la pandemia, por un lado veo bien lo que están haciendo desde el Gobierno, porque te obligan a cuidarte desde la casa y eso está bien. Yo soy un tipo que ya voy a cumplir 85 años ahora en noviembre, y gracias a Dios nunca sufrí ninguna enfermedad, por ahí una gripe pero nada. 

En el ‘83 por ejemplo, noviembre, diciembre, en la Ruta 3 en cercanías de La Adela, me pasó un camión por encima de mi camioneta, no morí de milagro. 

Por otro lado con mi esposa que me acompaña siempre en toda la vida, en septiembre cumplimos 58 años de casados y con toda esta pandemia festejar ni hablar, esperamos seguir viviendo nada más, estoy conforme con la vida que llevo hoy en día”.

¿Usted ya quiere regresar a la normalidad?

“Para mí es como si fuera estar ocupado en algo, porque si me quedo en la casa, miro la tele, estoy sentado, tirado en la cama, vengo, voy, me aburro, a mí me gusta estar trabajando en algo. Ahora los días que fui durante la cuarentena, hice plata al menos porque, la gente iba. La gente me conoce y sabe cuándo voy a ir”.

Fruto y anécdota gracias a las bicis

Más adelante, le consultamos a José si tenía alguna anécdota que nos quisiera contar de tantos años en el mundo de las bicicletas y nos comentó al respecto que “cuando estábamos en sociedad con Rivas en el año 1967, nos dimos el gusto de ganar una carrera de bicicletas en Río Colorado, provincia de Río Negro. Llevamos cuatro ciclistas de acá a Buenos Aires, que corrieron con nosotros. Todo fue con fondos nuestros porque en su momento, desde la provincia nos habían prometido una ayuda para la carrera, cuando fuimos a buscar el dinero, me dicen que no porque no había partida. Nosotros íbamos por Santa Cruz en un principio, entonces directamente borramos carteles y vanguardias de Santa Cruz y le pusimos el de la Bicicletería Esquel, únicamente, porque todo salió de nosotros. Recuerdo que para nosotros corrió Hugo Cárdenas, Tulio Ojeda, Gigi Parisi y Manolo Lorenzo el único que vive hasta el día de hoy. Eso fue lo más grande que me ha quedado de toda la trayectoria como ciclista y también con la bicicletería”.

Expectativas a futuro

“La esperanza es lo último que se pierde”, afirmó José quien nos aseguró “todos los días que me levanto, es otro día más; hoy preguntás por personas y ya no están. Muchos me decían Ortega vos tenés una vida de gato, no te vas a morir nunca; muchos me lo han dicho y hoy en día están muertos los muchachos, uno de ellos Giménez el escritor, yo le decía no hay que tomar tanto las cosas a pecho, viene todo a tu tiempo, el día que te llamen, te llamarán y listo.

En estos tiempos me dedico a la venta, hago trabajos de vez en cuando por mi hernia de disco. Ya me pasó en un tiempo donde no podía ni caminar, no levanto más de 10 kilos, me estoy cuidando, con la comida, todo fresco, pero mi salud está intacta y acá estamos esperando para volver a trabajar”.

Bicicletería en la familia

“Yo dejé mis ganas de trabajar con bicicletas en mi familia y de todos mis nietos solo uno, Marcos Salvatierra, hijo de mi hija la más chica y que está en Calafate. Él tiene 24 años, a él le empezó a interesar todo mi trabajo desde que acompañó un tiempo a trabajar en la bicicletería, todo le fui pasando, mi conocimiento, cómo trabajar y demás, se fue a Buenos Aires donde aprendió y ya tiene diploma. Hoy en día, le puse su bicicletería en Calafate, en enero se cumplió un año y seis meses que lleva adelante su local. Yo en su momento le dije: “Mirá, Marcos, si vos te vas a dedicar de lleno a las bicicletas, yo te pongo todo, porque yo mañana tengo que dejarlo todo, no voy a estar” y así fue”, dijo finalmente José.