84 años del Aeroclub Río Gallegos

Allá por el año 1939, y tras varias gestiones, se instalaba en la ciudad de Río Gallegos una pieza clave para su desarrollo e historia: El aeroclub Río Gallegos. Al ser una ciudad tan remota, el uso de aviones para el traslado de personas enfermas o en busca de elementos vitales fue esencial. Hoy, a 84 años de su origen, el Aeroclub Río Gallegos celebró  una ceremonia junto a sus socios, autoridades y familiares en la instalaciones de la Institución.

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La misma contó con la participación de autoridades del Aeroclub Río Gallegos; del secretario de Hacienda de la provincia de Santa Cruz, Carlos Pizarro; la directora general de Desarrollo Aéreo, Mónica Catrihuala; la presidenta del IDUV, María Grasso; la secretaria de Producción, Comercio e Industria de la Municipalidad de Río Gallegos, Moira Lanesán Sancho; autoridades de la Fuerza Aérea; Nelly Guenchur por parte del Servicio Meteorológico Nacional; el diputado Eloy Echazú; autoridades de ANAC, la directora de Turismo de la Municipalidad de Río Gallegos, Mercedes Neil  y la especial participación de los familiares de Pablo Jacinto Borrelli, el primer presidente del Aeroclub Río Gallegos. 

Una de las piezas claves para la creación y desarrollo de lo que hoy conocemos como Aeroclub Río Gallegos fue el Dr. Pablo J.Borelli, quien sería el primer presidente de la institución. Durante la ceremonia, se hizo el descubrimiento de dos placas que nombran el histórico zoom del Aeroclub como “Doctor Pablo J. Borelli” así como también otra placa en honor al primer presidente de la Institución al igual que se hizo entrega a los familiares de un presente por parte de las autoridades municipales.

Roxana Borelli, nieta de Pablo Jacinto Borelli, se dirigió al público y leyó una carta escrita por otro de los nietos del primer presidente del Aeroclub Río Gallegos: “Hace 84 años, un grupo de pioneros fundaba el Aeroclub Río Gallegos con el apoyo del entonces gobernador Juan Manuel Gregores. La primera comisión fue presidida por nuestro abuelo, Pablo Jacinto Borelli, un médico santiagueño de 35 años que había llegado a la ciudad hacía poco tiempo”, comenzaba el escrito.

“En esas épocas, la principal conexión con el resto del país era por barco. Los caminos malos y los vehículos peores hacían que el tráfico por tierra fuera lento y fatigoso (...)  En ese contexto, los aviones venían a cumplir un rol social importantísimo: evacuar rápidamente a un enfermo, atender un parto prematuro, entregar remedios y paquetes con repuesto y hacer de taxi aéreo. Nos resulta difícil con nuestros ojos de hoy dimensionar lo que sería para los pobladores la llegada de los aeroclubes”, prosiguió.

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“El aeroclub Río Gallegos ayudó a achicar este inmenso territorio y a conectar soledades, es por ello que queremos agradecer a la comisión del Aeroclub por haber recordado a nuestro abuelo y en su nombre a aquellos socios fundadores, a los primeros pilotos y a los mecánicos, les deseamos que continúen por muchos años más su noble tarea, y que encuentren nuevos desafíos para seguir progresando. Esperamos que esta historia sea de inspiración para las nuevas generaciones, para tener la audacia de soñar, de volar alto, de domar los vientos y hacer posible lo que parece imposible”, concluía.