Almaceneros enfrentan el fin de año compitiendo con hipermercados

Con el objetivo de competir con los hipermercados, la Confederación General de Almaceneros (CGA) lanzó a la venta una canasta navideña con cinco productos para atender la demanda de las fiestas de fin de año y poder competir con los hipermercados. La misma estuvo disponible en más de 70 mil locales repartidos en todo el país.

Si bien esta campaña no se promocionó en Río Gallegos, el referente nacional del sector de almaceneros y kioscos, Fernando Savore argumentó que "fue el primer año que lo iniciamos con la CGA y sabemos que no hemos llegado a todo el rincón del país".

Según su explicación, alrededor de 70.000 almacenes participaron en la distribución de canastas más accesibles para las familias, que incluyeron productos como sidra, pan dulce, turrón y garrapiñada. “Nos fue bastante bien con esta canasta, de 5.000 pesos, que es muy accesible para todas las familias. Para la situación que estamos viviendo, creo que es lo que se necesita”, destacó Savore, subrayando que el objetivo era ofrecer productos a precios más razonables, teniendo en cuenta el impacto de la inflación.

El vicepresidente de la Confederación explicó que, al armar la canasta navideña, se buscó reducir la cantidad de productos en comparación con años anteriores, cuando las canastas eran mucho más grandes y costosas. "Sabíamos que este año el bolsillo de la gente iba a estar más vacío", indicó, reconociendo que la canasta no se armó como en otros tiempos, cuando podía incluir hasta 15 o 20 productos. "Por eso, decidimos hacerla más pequeña, con solo cinco productos. Sabíamos que, de no hacerlo, sería inalcanzable para muchas familias", afirmó.

Esta estrategia también estuvo vinculada con la preocupación sobre los aumentos de precios. "Nosotros contactamos, casi tres meses antes de las fiestas, con empresas de pan dulce de Rosario y Tres de Febrero, que nos vendieron el pan dulce a 1.000 pesos, un pan dulce de 400 gramos con fruta. Eso nos permitió armar la canasta con productos que fueran lo más accesibles posible", relató. En cuanto a la calidad, Savore opinó que las empresas productoras no han apostado por una gran variedad de productos este año. "El turrón tradicional fue casi lo único que se vio, algunos de almendra, pero nada de turrones bañados en chocolate como antes", explicó.

Uno de los temas más complejos fue el aumento de las tarifas de energía eléctrica, que, según Savore, afectó gravemente la rentabilidad de los comercios. "Un golpe muy fuerte para nuestros negocios fue la suba de energía eléctrica. A pesar de que en Buenos Aires nos subió un 400%, hay lugares, como Río Gallegos, donde las tarifas son aún más altas", comentó. De hecho, compartió cifras de colegas que sufren incrementos abrumadores en sus facturas. "Un colega de Río Cuarto con 150 metros cuadrados está pagando 895.000 pesos de electricidad", expresó. Estos aumentos, sumados a los costos fijos de los comercios, han hecho que muchos pequeños empresarios se vean obligados a ajustar márgenes, lo que pone en riesgo la viabilidad de los negocios.

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Savore también detalló cómo los precios de algunos productos han bajado, aunque en muchos casos fue una "baja obligada". "Por ejemplo, el kilo de azúcar de primera marca, que el año pasado estaba en 1.300 pesos, hoy cuesta 900. Eso es un alivio, pero también una prueba de que las empresas no tenían más remedio que bajar los precios, porque si no, nadie compraba", explicó. Sin embargo, a pesar de algunas rebajas, las familias siguen buscando las mejores ofertas.

Sobre el formato de precios justos y precios cuidados fue una herramienta que se colocó para los hipermercados dijo que “en nuestros negocios, siempre quedamos fuera de esa dinámica. Inclusive, no sé si pasó lo mismo en su provincia, pero aquí en nuestra zona era como si se pusieran precios especiales para los hipermercados, y luego las empresas no querían entregar los productos porque los costos no les cerraban y la mercadería no estaba disponible. Y encima, nosotros la terminábamos pagando más cara”.

Analizó que “una vez que terminó ese formato, la situación se niveló un poco. Ahora tenemos la posibilidad de competir en igualdad de condiciones, aunque los hipermercados compran en grandes volúmenes. Nosotros, por otro lado, dependemos de mayoristas, pero también tenemos distribuidores más pequeños, que, en algunos casos, tienen mejor disposición y ofrecen productos de alta calidad. De hecho, hay muchas pymes que fabrican alimentos de primera, como el pan lactal de una marca conocida con un osito simpático, que tenemos que vender a 5.000 pesos, mientras que otros panes de marcas más pequeñas, pero de igual calidad, los podemos vender a 2.000 pesos. Esto comienza a notarse cada vez más en las góndolas de nuestros negocios”.

Perspectivas para 2025

A pesar de los desafíos que ha presentado este año, Sabore se mostró esperanzado de cara a 2025, aunque con cautela. "Este 2024 fue muy duro, con subas de costos, y hay muchos comercios que han cerrado. Esperamos que el año próximo sea mejor, pero no es fácil", comentó. Destacó que la inflación y el costo de la energía fueron factores clave en los cierres de comercios más pequeños. "Los comercios que tienen menos de 400 metros cuadrados son los que más han sufrido, principalmente por la suba de la energía eléctrica", dijo.

Sin embargo, también mencionó que algunos negocios, especialmente los de menor tamaño o los unipersonales, pueden haber resistido mejor el contexto. "Los comercios pequeños pueden aguantar más, porque no tienen la obligación de pagar empleados, pero hay otros que sufren mucho con los costos adicionales", reflexionó.

Finalmente, Savore hizo un llamado a la unidad del sector. "A todos los almaceneros de la Argentina les deseo lo mejor para el 2025. Ojalá que la situación sea más favorable", expresó. Además, aprovechó la oportunidad para saludar a la Cámara Empresarial de Río Gallegos, con la que mantiene estrechos lazos.