13 Años luchando
Un barrio que nació por necesidad, una necesidad de un grupo de familias que no tenía los medios ni la asistencia necesaria para acceder a un terreno en donde levantar su casa. Los altos costos de los alquileres los llevaron a ocupar tierras de forma ilegal. Con más de una década apostados a la vera del Vaciadero de Río Gallegos, hoy son un barrio más de la localidad que aún lucha por mejorar su calidad de vida.
Hace trece años, en medio de la vorágine por las fiestas de fin de año, sucedió un peculiar episodio en la capital santacruceña que dividió a la comunidad en su conjunto. Mientras unos elevaban sus copas para brindar y abrían los regalos que dejó Papá Noel debajo del árbol, otros, un grupo de mujeres, peleaban por un techo para ellas y sus familias.
“Somos un grupo de familias trabajadoras que nos instalamos a fines del mes de diciembre de 2007 en un terreno fiscal, ante la imposibilidad de seguir pagando alquileres exorbitantes por viviendas en condiciones indignas. Consideramos que nuestra lucha por loteos populares es justa, ya que el poder entrega las tierras y los recursos a sus socios y amigos, mientras que los trabajadores seguimos siendo ignorados por la Justicia, por el Estado y por la Comuna”. Así se presentaron las “Madres a la Lucha” –nombre que adoptó posteriormente el barrio-, aquellas que necesitaban un pedazo de tierra en esta vasta Santa Cruz para levantar su casa.
Asentados en terrenos lindantes al barrio Marina y el Vaciadero de Río Gallegos, poco a poco se fueron organizando para convertir a éste en su lugar.
Por supuesto que no fue sin una oleada de críticas y una gran polémica, ya que muchos cuestionaron el método de formación del barrio y luego de trece años, muchos siguen pensando igual.
Lo cierto es que hoy por hoy el sector se ha ido urbanizando y ha atravesado varias etapas, aunque las necesidades y los derechos reclamados todavía están lejos de ser resueltos.
El paso de tiempo no cambió su organización, aunque sí su tamaño. El barrio sigue estando marcado por las calles y pasajes sin asfalto y con casas precarias. Los servicios básicos para que una familia pueda vivir y desarrollarse con armonía son escasos. Los que hay, fueron conseguidos a fuerza de intensos reclamos, pero aún son precarios.
Sin duda, varios problemas esenciales tuvieron que atravesar los vecinos del Madres a la Lucha durante estos trece años, con muchas mujeres que se pusieron al hombro la lucha por los derechos, en algunos casos conquistados y varios como deuda pendiente.
Incluso la Universidad Nacional de la Patagonia Austral (UNPA) realizó un estudio -entre varios sobre el barrio- declarando que el suelo es habitable. Entre ello, las ollas populares y los merenderos de diferentes organizaciones han cobrado vital relevancia en el barrio.
No obstante esto, la ocupación que comenzó por parte de un centenar de familias fue judicializado como respuesta a su demanda ante una evidente problemática habitacional.
Los propios vecinos del barrio afirman que la situación de los vecinos que allí residen no es la mejor, lo que se fue empeorando en este 2020 por la pandemia del Coronavirus.
La falta de ingreso económico generó que las mujeres que cocinan en las ollas populares y dan copa de leche a los chicos deban requerir más insumos. "Es para poder brindar una respuesta a todos los vecinos que se acercan a estos espacios comunitarios", afirman.
Una referente barrial como es Julia Ríos, quien fue clave en aquel 2007, le indicó meses atrás a TiempoSur que “desde hace 13 años el reclamo es el mismo, poder pagar los terrenos en los que vivimos y pagar por los servicios básicos. Hasta ahora seguimos esperando y confiamos que las gestiones que llevamos adelante, sean favorables al pedido que desde hace más de una década venimos solicitando”.
"Lamentablemente seguimos colgados de los servicios que tenemos y no porque no queremos pagar por los servicios básicos, sino porque hasta hoy no tenemos respuesta a este pedido. Más de una década hace que vemos cómo desaparecen las viviendas de los vecinos producto de incendios; que podrían evitarse si contáramos con los servicios básicos como corresponde", lamentó.
Diferentes gestiones e intendentes han pasado por la historia del “Madres”. En varias de ellas han tenido que dar respuestas parches, como ser la entrega de agua y carbón a falta del servicio formal de ambas cuestiones. Asimismo, anteriormente les habían colocado tres contenedores, que sirvieron para que los ciudadanos arrojen sus desechos a la espera de ser recolectados.
Suelo habitable
La Unidad Académica Río Gallegos de la UNPA realizó la presentación de las conclusiones del análisis sobre el terreno del Madres a la Lucha. El informe, solicitado por la Municipalidad de Río Gallegos, concluyó que los valores registrados indicarían la ausencia de riesgo para la salud humana.
Durante la exposición realizada en el Campus Universitario, que contó con la presencia de autoridades universitarias y municipales, además del equipo encargado del Estudio Técnico y los vecinos de la ciudad, el Decano de la UARG resaltó la tarea realizada por los investigadores y destacó: “Este trabajo da cuenta de las posibilidades que genera tener una Universidad en Santa Cruz, la cual no solamente está para la formación de profesionales, sino también para que la generación de conocimiento pueda servir al mejoramiento de la calidad de vida de los habitantes de esta ciudad”.
Además, en referencia al informe, expresó: “Es un motivo de orgullo haber podido realizarlo, con la grata sorpresa de los resultados que el mismo ha arrojado”. Por su parte el Dr. Alejando Súnico, director de Vinculación Tecnológica y a cargo de la Coordinación General del Estudio, indicó que “las muestras analizadas dieron por debajo de los niveles de seguridad permitidos”, por lo cual se puede concluir que no hay riesgo para la salud humana en el caso de que se decida la ocupación permanente del predio”.
Urbanizar
Vale recordar que en los primeros días de octubre de 2019 el Concejo Deliberante de Río Gallegos aprobó por unanimidad el proyecto para urbanizar el barrio Madres a la Lucha, donde viven aproximadamente unas 500 familias.
En este contexto el Ing. Agrimensor Exequiel Kaschewski, comentó acerca del trabajo que llevó adelante durante las últimas semanas en el sector, abocándose a la mensura de amansamiento.
En aquel momento expuso que el trabajo de urbanización constaba de dos pasos: Arrancó con el amanzanamiento.
Son 14 manzanas que pertenecen a la fracción 17, parcela 2 y están haciendo un relevamiento de todos los hechos existentes para poder definir lo que son los polígonos de manzana. En un segundo paso, se realizarán las parcelas.
“Fue un trabajo complicado –dijo-, los vecinos que han ocupado esas tierras, que son fiscales, no lo han hecho con un agrimensor, entonces los límites a la hora de relevarlos no siguen una línea de referencia ni nada”, indicó. Dado esto, tuvieron que hacer relevamientos con GPS, con estación total e incluso volar con un Drone.
El agrimensor recordó que el objetivo de la urbanización es mejorar la calidad de los vecinos y poder llevarles infraestructura de servicio hecha en forma legal y ordenada.
En cuanto a complicaciones, recordó que cuando iban a medir con GPS, que son herramientas satelitales, tienen los cables de la luz a tres metros del piso y eso generaba mucha interferencia, complicando la medición, más allá de que también es muy peligroso para los vecinos.
La olla que alimenta
Desde que se decretó el aislamiento social, preventivo y obligatorio el barrio popular de Río Gallegos, sumergido en el trabajo informal, ha organizado eventos semanales en el que buscan calentar la panza y el corazón de los vecinos.
A partir de donaciones independientes y de comercio sumado al trabajo mancomunado, la organización barrial ha podido generar dos ollas populares por semana que desnudan las necesidades del sector.
Las necesidades esenciales se ponen en evidencia en este contexto desde la perspectiva de la vecina y se ha potenciado el trabajo de contención desde los grupos barriales.
Expusieron que la ayuda del Municipio es prácticamente nula pese a que en noviembre del año pasado se aprobó el proyecto para la urbanización del barrio por unanimidad en el Concejo Deliberante.
Arroz, fideos y azúcar son las bases de la pirámide alimenticia del barrio que reciben al 2966-532762. “Tratamos de hacer comida y postre, no es que venimos y cocinamos así nomás. Todo lo hacemos desde el amor y la dedicación”, relató una vecina. Explicó que la cantidad de niños, madres solteras y abuelos solos es preocupante y que cuando no alcanza la donación se pone desde el bolsillo de las vecinas. “Ahora todos dejamos de trabajar y se complica más” lamentó, apelando a la solidaridad de los vecinos de Río Gallegos.
Manitos Verdes
Las familias del barrio Madres a la Lucha han encontrado en la organización barrial algunas de las soluciones por las cuales luchan desde su instalación en el sector. Se organizan mediante una asamblea donde se determinan las actividades que se van a apoyar y realizar en todo ese sector que por años ha sido olvidado por las diferentes gestiones.
Entre las iniciativas que han tenido un buen resultado se encuentra el taller educativo “Manitos Verdes”, donde asisten más de treinta niños que aprenden a reproducir las plantas de manera práctica en busca de poder producir alimentos, toman la merienda, juegan y se festejan los cumpleaños. El servicio es provisto de manera voluntaria por seis adultos. Con vistas a ello, se ha realizado un cronograma de capacitaciones que imparte el INTA a los voluntarios adultos, destinados para la formación de sus integrantes. Otro de los propósitos de este grupo es el de poder ayudar a mejorar los distintos rincones del barrio.
La idea es “avanzar generando plantones con flores”, entre otras cosas. Con este objetivo es que han lanzado una convocatoria a todas aquellas personas que quieran colaborar, ya sea compartiendo la publicación de sus redes sociales o ayudando con algunos de los materiales que han dispuesto en un listado, como “semillas de flores o plantines con flores, tierra negra, pintura sintética (para las gomas) pueden ser latas abiertas, no es necesario que sea nueva, pallets de madera si pueden ser en buen estado, cemento (puede ser la mitad de una bolsa), guantes, neumáticos” y reforzaron “las cosas pueden ser usadas, no es necesario que sean nuevas”.
Las iniciativas que salen a trabajar al barrio “son propuestas que se impulsan sobre todo para ayudar, porque hoy en día lo que tenemos como voluntarios son jóvenes, adolescentes y es una propuesta más para los niños que se sumen, para ver de qué forma empezamos a mejorar el espacio donde queremos nuestra plaza para que nuestros chicos puedan ir disfrutar”. Además, “todas propuestas salen del invernadero, donde apuntamos a que los chicos sepan de lo importante de las plantas, que sepan valorar la naturaleza, a cuidar la tierra, por eso todo va de la misma mano. Ellos están ahora armando los canteros donde irán los plantines que ellos mismos han hecho creer”.
Las donaciones se continúan recibiendo en el invernadero del barrio, ubicado en manzana I, por supuesto “cosas que nos puedan servir para mejorar la plaza”. En este sentido buscan armar bancos con pallets, canteros con bloques, entre otras cosas.
“Mucha gente que tiene cosas en la casa y no sabe qué hacer. En este caso a nosotros nos viene de diez, porque nosotros tenemos la mano de obra, las ganas de hacer algo, pero nos faltan pallets, la goma, un tarrito de pintura. Siempre el vecino se suma a colaborar con lo que tiene”, afirman.