Cerró el último bastión de la era del videoclub
Se trata de El Salvador, que se encuentra en proceso de liquidación. Se trataba del último comercio dedicado al alquiler de películas. Los dvds fueron dando paso al consumo por streaming. La piratería también jugó en contra.
“Liquidación total por cierre” reza el cartel ubicado sobre el VideoClub Salvador, el último comercio que quedó remanente de la época de alquiler de películas. Nació mayormente con la renta de VHS, en medio de una pizzería, arrastra la historia de todo lo que significó en su época –desde los 90 hasta ahora- poder alquilar una película y verla en la comodidad de la casa.
Con el pasar de los años le sucedió lo mismo que a los cibercafés: el cambio de época les jugó en contra. La llegada de internet a las casas, como así también el consumo de series y películas por streaming, terminaron llevar el interés del público hacia otro lado. Pero Salvador aguantó hasta ahora y no es poco mérito. Pero los costos de mantenimiento y la economía también fueron factores claves para el cierre del último videoclub de la capital de Santa Cruz.
“Hubo una baja importante en las ventas de dos años para acá. Se hace difícil cuando uno es propietario. En la ciudad los locales comerciales son caros.” Lamentó Mayra Sánchez, su última propietaria, en dialogo con TS-Digital. Reconoció que la baja del consumo de películas puede deberse también al gigante Netflix, la plataforma de streaming que de a poco se mete en todas las casas, tal como pasó con el cable décadas atrás.
Pero Mayra tiene sus reparos con la multinacional. No la convence y asegura que el catálogo que tiene es acotado. “Nosotros teníamos quince mil títulos”, recuerda.
Piratas
Pero el otro gran “cuco” de los videoclubs –e incluso de la industria musical- es Internet. La red ha permitido la copia de cientos de películas para bajar: torrents, descarga directo o incluso páginas que alojaban los largometrajes se sumaron. En Río Gallegos también la venta ambulante de dvds es algo que se hasta el día de doy.
“Estoy esperando que me llame Campanella para hacer un documental” bromeó Mayra.
La historia
“Es algo que a mí me apasiona y me encanta. Para mí fue un sueño cumplido tener el video. Uno le pone otra energía. Llega un momento cuando se te acaba la espalda” explicó sobre el cierre.
Relató a este medio que ella es la propietaria desde el 2005 y rememoró que a los primeros dueños, le habían pagado una deuda con VHS, por lo que habían decidio poner el emprendimiento en marcha.
Desde hace once años tuvieron que mutar. Agregaron al catálogo de películas la venta de libros, juguetes y demás merchandising. “Cambiamos completamente la cara del video” dijo Mayra.
El futuro
Netflix sigue pisando fuerte. Cada vez más gente se subscribe a la plataforma. Ahora Mayra puede consumirla sin culpa, pero sigue sin convencerla. Reconoce que es rico en la series de producción propia, pero en películas flanquea. “No encontré un solo título que no tenga acá”. Ahora con nostalgia, y esperando que pasen un poco los días, admite que es tiempo de seguir pensando a futuro.