Ser padres hoy

Crianza respetuosa: El cambio de paradigma

No hay un manual ni instructivo que marque qué hacer para cumplir un buen rol de mamá y papá ante la llegada de un hijo. Pero lo que sí se evidencia, y es una tendencia que va en crecida, es un despertar en el que mujeres y hombres adultos están comprendiendo e internalizando que los niños y niñas son sujetos de derecho, por lo cual el respeto en su educación es el pilar fundamental.

15/07/2018 • 09:09

Por María José González

Horizontalidad, empatía, autorregulación, respeto, límites y disciplina razonable e indagación personal son algunos de los pilares esenciales de la crianza respetuosa. Ésta se impone y define como un estilo o forma de vida, más allá de ser considerado un método o sistema para la enseñanza del vivir de un pequeño; se trata de que los padres vean al niño como una persona que posee los mismos derechos que un adulto, es una relación que se afianza sobre las bases de respeto, amor y límites no punitivos, es decir, que no implican sanciones o castigos.

La crianza respetuosa no difiere mucho de la teoría del apego establecida por el psicoanalista John Bowlby aunque esta última se refiere a los primeros años de una persona, mientras que la crianza respetuosa puede ser aplicada en cualquier etapa de la vida de un ser humano.

Natalia hoy tiene 35 años. Pasó mucho tiempo siguiendo estrictos tratamientos médicos porque en teoría no podía tener hijos. Se realizó una operación y tomó hormonas durante mucho tiempo hasta que finalmente las dejó, un tanto frustrada porque no se concretaba su anhelo de ser mamá. Dejó que todo fluya, y finalmente llegó su tan ansiada bebita, Andina. Relató que ya venía masticando la idea de no tener hijos, y la venida repentina de su hija la tomó por sorpresa. Pero nació también en ella todo el compromiso y trabajo de madre, el que emprende de la mejor manera.

Con una base hippie, como bromea su pareja, Natalia siempre se inclinó por lo natural. Su primer gran contacto con un grupo que poco a poco la fue introduciendo al mundo de la crianza respetuosa fue el de pañales de tela. Su beba no usa pañales industrializados, sino los clásicos que se lavan en casa. “De a poco al entrar en estos mundos uno comienza a conocerlos mejor y sus aristas. Fue así que internalicé el concepto de respeto al otro y empezar a ver al niño y a la infancia de una forma más integral”, señaló.

Indicó que hay ciertas cosas que uno no le haría a un par, a un adulto. Entonces ¿Por qué hacérselo a un niño? Los niños y niñas tienen otros tiempos y quizá uno no los espera, reflexionó. Y al tiempo ejemplificó que uno no le diría a su pareja o padres que no los esperamos como tampoco los jalaríamos para que se pongan la ropa más rápido. Con los chicos sí. Desde ese punto remarca Natalia que hay que pensar en la crianza respetuosa, el asumir que los niños son personas, y deben ser vistos como un par y tratarlos con ese mismo respeto. No desde un lugar de autoritarismo, sino de verdadera autoridad. “Si raya la pared, se pinta. Y luego se le explica que está mal. Y debemos explicarlo muchas veces porque ellos demoran un poco más en comprenderlo”, sostuvo.

Luego de su primer contacto con el grupo de pañales de tela, Natalia empezó a involucrarse con otros como el Baby-led Weaning (BLW) o alimentación complementaria guiada, el porteo, la lactancia, entre otros. Como leía mucho y le gusta explicar y contar –cabe mencionar que es docente-fue así que tomó contacto con grupos de crianza respetuosa y BLW en Argentina, y comenzó a idear actividades hasta que finalmente se enlazó con otras organizaciones de Río Gallegos que persiguen y difunden estos fines.

“Mi idea es difundir todo esto, casi todo gratuitamente, porque creo mucho en el voluntariado, dado que forma parte de modificar el entorno en el que va a crecer mi hija. Quiero que crezca en un mejor mundo y creo que se construye desde esta edad, cambiando los paradigmas con los que a nosotros nos han educado. Es aprender a ver”, remarcó.

Expuso que es muy importante ir entendiendo estos conceptos dado que en la actualidad hay leyes que protegen a los animales del maltrato, pero cuando uno ve en la calle a una madre tironeando del brazo a su hijo difícilmente interviene. Entonces –planteó- el niño queda en una categoría a veces inferior a la de un perrito. El maltrato animal como sociedad lo condenamos, pero la que sufre un niño lo justificamos porque es el padre quien lo hace y tiene derecho. Pero no es así, dijo. El concepto de crianza respetuosa marca que hay un límite en el derecho como padre, dado que más que derechos se tienen deberes y obligaciones.

Igualdad, empatía y respeto

Al menos una vez más mes propicia encuentros de padres para además de intercambiar información de autores, a interactuar y comentar vivencias, experiencias y ayudarse en esto de ser papás con bases en crianza respetuosa.

Consideró que es esencial que las madres y padres tengan la posibilidad de interactuar y replantear su rol como educadores: “Creo que uno de los bastiones de difundir esto tiene que ver con estos grupos donde hay una dinámica de ida y vuelta continua”.

Curiosa y autodidacta como se califica, Natalia remarcó que hay mucho material sobre el tema, solo hará falta saber discernir qué sirve y qué no.

La crianza respetuosa tiene una cuestión clave que es decir miremos al niño con el mismo respeto que un par. La línea es cambiar de eje: de adulto centro por el niño centro, manifestó. Y añadió: “Todos se ven con derecho a opinar sobre crianza, pero no ven el niño con una persona más”, enfatizó.

Sobre cómo responden los niños a esta crianza respetada, Natalia consideró que por ahí muchos padres buscan un resultado inmediato. “Dicen que crían con respeto y esperan tener de hijo un santo, y esa no es la idea”. Y añadió: “La crianza respetuosa busca que los niños y niñas salgan, tengan autonomía y sepan defender lo que quieren, decir lo que no quieren. Muchos de estos resultados son a largo plazo. Ya verán adultos seguros, felices y sin carencias. Personas enteras”. Aclaró que el niño no dejará de ser rebeldes o ya no pedirá cosas porque eso ya es natural de ellos, pero en general responden bien y son súper compañeros. “La idea es que nadie los pase por encima y sepan reconocer cuando alguien les falte el respeto. Que sean personas felices y seguras”.

 

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