Relatos de Vida

“Simplemente soy un amontonador de palabras y un relator de vivencias”

Así lo afirmó a Tiempo FM Sergio “Flecha” Pérez, camarógrafo documentalista y corresponsal de guerra, pero como el mismo se autodenominó un “patagónico” que si bien siempre estuvo presente la escritura dentro de su vida, hoy tras el impulso de quienes lo conocen se animó a volcar vivencias, mitos, experiencias en su primer libro impreso “Salinas del Gualicho, donde habita el diablo”. Trabajó en Canal 9 de Río Gallegos y la Municipalidad en el primer mandato de Néstor Kirchner. Autor intelectual de la Ley Nacional 23.689 que conmemora "El Día del Camarógrafo Argentino" presentada por el diputado santacruceño Félix Ríquez.

 

03/11/2018 • 13:11

En este espacio que TiempoSur dedica a conocer y/o recordar a vecinos de la comunidad que desde su lugar hacen al crecimiento de nuestra sociedad; en esta oportunidad mantuvimos una charla con

Sergio “Flecha” Pérez, camarógrafo, documentalista, corresponsal de guerra, autor del libro “Salinas del Gualicho, donde habita el diablo”.

Seguramente muchos riogalleguenses lo conocen a Sergio por su trabajo en distintos medios de comunicación, por la formación que ofrece a colegas y/o a quienes comienzan ese camino de lo que significa estar detrás del lente de una cámara, cuando regresa a esta parte de la Patagonia; hoy compartiremos y recordaremos algo de todo eso, pero también contaremos sobre esta otra faceta, ser autor de un libro que como él mismo dijo “tiene mucho de la Patagonia”.

Sergio nació en Trevelin y nos dice que “soy el sándwich de Santa Cruz porque mi padre nació en Comandante Luis Piedra Buena cuando se llamaba Paso Ibáñez y tengo una hija que es riogalleguense. Pero soy patagónico fundamentalmente porque esa es la denominación cuando me presento con alguien, más que argentino soy patagónico sobre todas las cosas.

Digo esto porque además, como camarógrafo desarrollé una actividad laboral en toda la Patagonia. Trabajé en Canal 9 de Río Gallegos, en la Municipalidad de Río Gallegos, el Canal 11 de Ushuaia, 13 de Río Grande, 7 de Rawson, General Roca y el 7 de Neuquén, o sea, que más patagónico imposible.

Vivo desde hace mucho tiempo en Las Grutas, al principio, era solo los veranos, pero desde hace unos años también paso los inviernos acá que es también una posición bastante cómoda y agradable, porque tenemos un clima extremadamente benigno”.

En este sentido, Sergio señala: “En realidad hay tres Patagonias, porque una Patagonia política o geográfica, la Patagonia Austral que es Chubut, Santa Cruz y Tierra del Fuego; la Patagonia norte con Río Negro y Neuquén; y después en la década del ‘90, con un presidente que era de La Rioja incorporó por Decreto a La Pampa –yo digo que no tiene nada que ver con la Patagonia porque La Pampa es La Pampa- pero la incorporaron por una cuestión política que era que la Nación le debía mucho dinero a la Provincia y este Presidente le dijo al Gobernador Marín, no te puedo pagar pero te incorporo a la Patagonia para que tengas un montón de beneficios como para la radicación de industrias, quita impositivas, entre otros. Así fue como La Pampa fue incorporada a la Patagonia, algo que a mí me parece totalmente injusto.

Soy camarógrafo, el dicho que el buen fotógrafo es mal camarógrafo y al revés, hay excepciones; tengo la suerte de ser el camarógrafo argentino más reconocido y más premiado, pero más allá de todo esto por otras cuestiones de la profesión, soy el autor de la Ley del Día del Camarógrafo Argentino, y he trabajado en programas emblemáticos de la televisión argentina: La Aventura del Hombre, Historias de la Argentina Secreta y trabajé mucho afuera; para que te des una idea conozco 62 países; y he vivido en lugares increíbles como Egipto, Japón, estuve en Europa y también estuve en la Antártida con esto de llevar la cámara al hombro.

 

Creación de la Bandera de la Patagonia

Le preguntamos si la experiencia de recorrer el mundo, le sirvió para contar la Patagonia en este libro, a lo que nos aseguró: “Sí, por supuesto”.

Y agregó: “También, entre tantas cosas, soy el autor de la bandera de la Patagonia. Viajando me di cuenta que todas las regiones del mundo tenían bandera y me dije, nosotros no teníamos bandera. Entonces me tomé el atrevimiento y creé un diseño de bandera que el año que viene lo trata el Senado de la Nación para ya institucionalizarla.

Los viajes sí influyeron fundamentalmente  para valorar más lo que nosotros tenemos acá, muchas cosas que nosotros hacemos cuando no tenemos este hábito de viajar”.

Corresponsal de Guerra

Sergio es corresponsal de guerra y le preguntamos al respecto cómo esto marca la vida de una persona, a lo que nos respondió: “Estuve en once conflictos” y precisó: “Siempre digo que la humanidad toma conciencia de lo terrible de la guerra a partir de la imagen. Si te digo que en la Segunda Guerra Mundial mataron a 6 millones de personas y es un número, pero cuando vos ves que matan a uno, te cambia la cabeza para siempre; es la eterna discusión que tengo con mi hijo porque en mi casa había muchas cosas relacionadas con los conflictos, fotografías, principalmente, y a él le interesaba todo el tema bélico y yo le explicaba que una cosa es jugar a la guerra en una Play y otra cosa es asistir a una guerra, a un combate, a un enfrentamiento, donde sí te marca para siempre y donde empezás a valorar muchísimo más la vida y también empieza a jugar lo religioso; yo vengo de una familia extremadamente católica y terminé siendo ateo precisamente a partir de los conflictos por este planteo que me hago personal: Si existe un Dios no puede permitir las atrocidades que suceden en una guerra”.

 

“La Salina del Gualicho”

En otro momento de la charla con Sergio, le preguntamos cómo surge el hecho de escribir este libro, a lo que nos reconoció que “toda la vida escribí, pero por una cuestión de pudor, de respeto a estas cosas de arte y oficios, nunca me animé a publicar” y agregó: “Incentivado por muchos amigos de la Patagonia, entre los cuales hay algunos riogalleguenses, me dijeron publicá. Así que empecé con esta primera publicación que es un primer relato; trata de todo lo que es esta gran depresión que la compartimos con Santa Cruz porque la primer depresión del continente está en el Bajo San Julián que está a 105 metros bajo el nivel del mar, nosotros tenemos la segunda en el Gran Bajo del Gualicho que está a 75 metros bajo el nivel del mar y donde, a partir de las grandes incursiones submarinas que tuvo la Patagonia en los últimos trece millones de años, terminó ingresando agua salada en ese territorio, cuando se evaporó, la temperatura lo que hizo fue evaporar el agua, la presión consolidó el agua transformándola en una piedra madre y terminó transformándose en una salina.

Es una de las pocas salinas del mundo de origen marino porque la mayoría son de origen volcánico, como las salinas del norte” ejemplificó al precisar además que “nosotros compartimos este privilegio con el Mar Muerto, que de mar no tiene nada. El Mar Muerto es una cuenca endorreica, también una depresión, la más grande del mundo 450 metros bajo el nivel del mar, y lo que hace es que recibe un aporte del Río Jordán, que antes de ingresar al Mar Muerto pasa por una gran salina y lo ha transformado en esta gran palangana de agua salada”.

Respecto de la temática, Sergio nos contó que “yo hacía las excursiones a la Salinas del Gualicho, en el verano. Hacía Fuerte Argentino, tratando el tema Templarios en la Patagonia, el Puerto del Este con las playas de las conchillas, Puerto de Punta Perdices y también hacía la excursión Salinas del Gualicho. ¿La gente te preguntaba si no había nada impreso de todo lo que estás diciendo? Y como no había nada, al principio empecé con un folletín y luego comencé a investigar hasta que terminó siendo un libro”.

En este sentido, Sergio aseguró: “No me atribuyo el título de escritor, simplemente soy un amontonador de palabras y un relator de vivencias que ha terminado siendo impreso, con buen resultado por suerte porque ya voy imprimiendo el número mil”, precisó.

Hasta el momento, Sergio hizo las presentaciones de su libro en las provincias de Chubut, sur de Buenos Aires, Río Colorado, San Antonio Oeste, entre otras localidades. Y adelantó que para el 2019 “tengo invitaciones donde voy a hacer una gira por las provincias de Santa Cruz y Tierra del Fuego, presentando el libro y contando sobre las bondades, la mística y los relatos del bajo del Gualicho relacionado con esto de los mitos”.

Sergio dijo que esta experiencia le permitió “encontrarme conmigo mismo porque el trabajo del escritor es un trabajo muy solitario, se escribe de noche, te despertás a la madrugada porque te viene la inspiración y bajás a la computadora para poder volcarla. Realmente una experiencia increíble”.

También nos anticipó que está terminando dos libros más: “El Camarógrafo que son distintas vivencias. Lo tenía muy avanzado pero lo cerraba con un capítulo en Bolivia, porque estuve el año pasado allí para los 50 años de la muerte del Che Guevara, y es un trabajo que también se inició en Santa Cruz a partir de los Juegos de la Araucanía; pero sí tuve un accidente cuando volvía, entonces no estaba en condiciones de escribir y recién ahora después de 1 año, empiezo nuevamente a sentarme para terminar este relato del El Camarógrafo”.

 

Un poco de su libro

Sergio nos brindó una pequeña parte de su libro que a modo de adelanto, este espacio de TiempoSur, lo publica esperando la visita de su autor durante el 2019.

“Luego del trágico episodio de la huelga rural en Santa Cruz, en la década del ‘2O, algunos de los peones rurales que logran escapar de la represión del Coronel Varela, migran hacia el norte, conchabándose como alambradores y esquiladores en los campos del bajo del Gualicho, Otros... Llegaron a la cordillera Chubutense sabiendo que los campos estaban en manos de galeses, enemigos confesos de los ingleses.

Las salinas fueron, hasta no hace mucho, el destino laboral relacionado con el delito, prófugos y "malvivientes" llegaban hasta esta geografía escapando del asedio policial y a la espera de que el tiempo, caducara las causas que se les atribuían.

El más famoso, Juan Bautista Bairoleto, llegó escapando de la policía en un caballo maltratado por el viaje. Portaba dos colts 38, un cuchillo verijero y un winchester 44 en la cincha de la montura. La paisanada del "Gualicho", lo recuerda como en hombre huraño, de pocas palabras y de risa fácil después del vino. Contaba con la admiración de los marginados. Adonde llegara, había para el gringo un plato de comida, tabaco, vino y un cuero pa/tirarse. Permaneció en el bajo un tiempo, y luego volvió a las andadas, hasta que el subcomisario Adolfo Paeta, se atribuyera en San Rafael de Mendoza, la muerte del "gringo" Justiciero”.

 

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