A bordo del Irízar

Clase sobre microplásticos en la Antártida

La clase experimental fue dictada en uno de los laboratorios del rompehielos ARA Almirante Irízar, donde el biólogo Emiliano Hines y el licenciado en Ciencias Ambientales, Nahuel Ravina, trabajan en el proyecto Nutec Plastics para detectar la presencia de microplásticos desde el Río de La Plata hasta la Antártida.

22/01/2024 • 08:00

Científicos dictaron una clase experimental en un laboratorio del rompehielos ARA Almirante Irízar, sobre el impacto de los microplásticos en ambientes marinos. La misma estuvo destinada a niños, niñas, adolescentes y adultos que invernaron en la base antártica argentina Esperanza y que estuvieron alojados transitoriamente en el buque, antes de ser trasladados a la Base Marambio. Desde allí, volaron de regreso a sus hogares, en el marco de la Campaña Antártica de Verano (CAV).

La clase experimental fue dictada en uno de los laboratorios donde el biólogo Emiliano Hines, integrante del equipo del Instituto de Investigaciones Marinas y Costeras (IIMyC) y becario del CONICET, y el licenciado en Ciencias Ambientales, Nahuel Ravina, investigador e integrante de la Dirección Nacional de Áreas Marinas Protegidas de la Administración de Parques Nacionales, trabajan diariamente en el proyecto Nutec Plastics para detectar la presencia de microplásticos -por primera vez- desde el Río de La Plata hasta la Antártida, a bordo del Irízar.

"¿Qué actividad industrial genera más microplásticos?", preguntó un adolescente. "¿Qué país está más contaminado?", preguntó un niño. "¿Qué pasaría si la ballena se traga un plástico?, agregó una niña.

Apenas comenzó a hablar Hines, el interés de la audiencia fue inmediato. Levantando la mano, pedían permiso para hacerle preguntas al investigador mientras exponía y él respondía con atención y precisión a cada inquietud, en tanto proyectaba diapositivas.
 

(Foto Leo Vaca)


"Todo lo que se tire en cualquier parte va a parar al mar y termina como basura marina. No solo es basura que uno ve, sino que los animalitos empiezan a interactuar con la basura y a tener problemas: se enredan, quedan envueltos", explicó el biólogo, mostrando imágenes de tortugas, aves y peces. En ese sentido, enfatizó que "todos los animales marinos, en algún momento, tienen una interacción con algún residuo plástico que tiró el ser humano", y, "si no gestionamos bien o no lo reciclamos, dura muchísimos años", advirtió.

Sobre esto, uno de los niños recomendó a todos que "para reciclar, en vez de tirarlo, podés usarlo hasta que se gaste".

"Todo el plástico que va a parar al mar queda flotando en las corrientes marinas. En ellas, se arman círculos donde se acumula la basura. En el centro de cada océano hay como islas de basura gigantes", advirtió.
 

(Foto Leo Vaca)


A partir de las preguntas realizadas, el biólogo explicó que un barco noruego está limpiando el océano Pacífico norte que tiene "la mancha más grande de residuos: una superficie cinco veces más grande que la provincia de Buenos Aires".

"Para sacar el plástico tiene una red flotante que la tiran al mar, con la red van cerrando como un cerco o red de pesca, levantan la basura y la tiran en cubierta. Después, todo ese plástico lo llevan a tierra y se recicla", explicó.

La investigación que llevan adelante Hines y Ravina en la Antártida surgió de un convenio entre la OIEA (Organismo Internacional de Energía Atómica) y el Instituto Antártico Argentino (IAA), que buscan abordar el problema mundial que supone la contaminación por plásticos en los océanos, donde termina el grueso de estos desechos.

El objetivo es el monitoreo de todos los mares del mundo para saber cuánto y qué tipo de plásticos hay bajo parámetros comparables y, hasta el momento, cuentan con la participación de 63 países.

(Télam)

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