Día del Trabajador de Prensa
“Quedan comprendidos dentro de las disposiciones de la presente ley, que regirá en todo el territorio de la República, los periodistas profesionales que se especifican en ella”, cita en su Artículo 1 el Estatuto que especifica la reglamentación laboral-profesional para las actuaciones del periodismo.
Este lunes, como cada 25 de marzo, se celebra el Día del Trabajador de Prensa. Esta fecha se instauró luego de que en 1944 se crease el Estatuto del Periodista Profesional de la Argentina, inspirado por Juan Domingo Perón desde la Secretaría de Trabajo y Previsión.
Además, se cumple el 47° aniversario del asesinato de Rodolfo Walsh, uno de los más emblemáticos trabajadores de prensa en el país.
Estatuto
El Estatuto del Periodista Profesional de la Argentina se convertiría en la Ley 12.908, sancionada y promulgada en diciembre de 1946, con plena vigencia en la actualidad. A lo largo de los años transcurridos desde 1944 hubo épocas de conquistas y bienestar, y otras de fuertes injusticias, caracterizadas por la pérdida de derechos laborales y violentas persecuciones contra trabajadores.
Manos solidarias en el corazón del Barrio del Carmen
La dictadura cívico militar instaurada en el país el 24 de marzo de 1976 intervino la Federación Argentina de Trabajadores de Prensa (FATPREN) y varias de las organizaciones de base; ordenó el secuestro y desaparición de más de cien periodistas; al tiempo que se disponía la censura de la libre actividad de expresión de la prensa y, también cercenaba todos los derechos laborales y sindicales.
También fue dicho gobierno dictatorial el que se encargó de secuestrar y asesinar, el 25 de marzo de 1977, al escritor, periodista y militante Rodolfo Walsh, quien el día anterior, tras vivir clandestinamente en la ciudad bonaerense de San Vicente, publicó una carta abierta donde desnudaba todas las atrocidades del primer año del nuevo régimen militar.
Un gran legado
Rodolfo Walsh nació el 9 de enero de 1927 en Lamarque, conocido anteriormente como Pueblo Nuevo de la Colonia de Choele Choel, ubicado en la provincia de Río Negro. A sus diecisiete años comenzó a trabajar en la Editorial Hachette realizando labores de traducción y corrección de textos. En la Facultad de Filosofía y Letras en 1950, conoció a Elina Tejerina, quien sería la madre de sus dos hijas, María Victoria y Patricia, con quienes se mudó a la ciudad de La Plata.
Su obra literaria y periodística
En 1953 publicó “Diez cuentos policiales argentinos” y “Variaciones en rojo”, que recibió el Premio Municipal de Literatura. Walsh se convertiría en pionero del género literario policial en nuestro país, evolucionando de relatos de crímenes individuales a crímenes sociales.
Junto a la periodista Enriqueta Muñiz investigó exhaustivamente en el que se convertiría en su trabajo más comprometido, “Operación Masacre” (1957), acerca de la Revolución Libertadora. Este libro es considerado la primera obra de no ficción periodística. Al año siguiente, el autor publicó las 32 notas que dieron vida al “Caso Satanowsky”, sobre la conexión entre los servicios de información y la prensa.
En 1959, Walsh emigró a Cuba y se quedó allí durante dos años, en los que formó parte del equipo fundador de Prensa Latina junto a Jorge Masetti, Gabriel García Márquez y Rogelio García Lupo, entre otros. Según sus propios periodistas fue “la primera agencia latinoamericana que consiguió inquietar a los monopolios yanquis”. En 1966 publicó “Los oficios terrestres”, en el cual se encuentra “Esa mujer”, que versa sobre la figura de Eva Perón y es considerado estilísticamente uno de los cuentos más importantes de la literatura argentina. Al año siguiente, ya gozando de reconocimiento en el ambiente literario publicó el libro de cuentos “Un kilo de oro”. En ese momento el escritor dio fin a una etapa para adentrarse en la militancia política.
Su militancia
“¿Quién mató a Rosendo?” fue publicado en 1969 durante su faceta más comprometida políticamente. El libro fue el fruto de la investigación de la interna sindical del partido obrero en la cual se disputaban el poder la corriente vandorista (aliada a las grandes empresas nacionales y extranjeras) y la corriente que defendía genuinamente los intereses del pueblo trabajador.
De 1970 a 1973 Walsh militó en el denominado Peronismo de Base y luego se unió a Montoneros. Durante estos años dio clases en las villas y editó la publicación Semanario Villero. Además, creó un sector de informaciones y fue el redactor de Diario de Noticias. Formó parte de la CGTA (Confederación General de Trabajadores Argentinos), frente sindical que se oponía a pactar con la dictadura de Onganía.
A mediados de los 70, Walsh estuvo absorbido por completo por su compromiso militante y dejó de lado la literatura. Como respuesta al golpe de Estado del 24 de marzo de 1976, creó la Agencia Clandestina de Noticias y Cadena Informativa con el propósito de mantener canales de información alternativos para una resistencia frente a los medios de comunicación durante la dictadura. En esos años se publicó “ESMA, Historia de la guerra sucia en la Argentina”, texto atribuido a Walsh pero que años más tarde se descubrió que había sido redactado por su compañero Horacio Verbitsky. En septiembre de 1976, su hija Victoria, militante montonera, se suicidó al ser descubierta por los militares. Walsh le dedicó unas últimas palabras a su hija en “Carta a Vicki” y explicó su muerte en “Carta a mis amigos”.
Uno de los documentos más relevantes que dejó Walsh como periodista fue la Carta Abierta a la Junta Militar, escrita entre enero y marzo de 1977. “La Universal”, como la llamaría Gabriel García Márquez, es una denuncia de los métodos de tortura, las desapariciones y los campos de tortura y exterminio, dejando evidencias de la entrega del país por parte del gobierno militar a los poderes financieros internacionales.
Rodolfo Walsh fue asesinado el 25 de marzo de 1977 por un grupo de tareas de la ESMA, días después de enviar esta carta.