Jóvenes con desánimo y sin un propósito
Máster en Prevención de Drogadependencia y otras conductas adictivas por la Universidad Internacional de Valencia, advirtió que existe una carencia de estudios sobre consumos problemáticos que permitiría la creación de políticas públicas, abordaje y, sobre todo, abordaje. El último estudio -que no incluye las consecuencias por la pandemia- expuso que en Santa Cruz la prevalencia de consumo está liderada por el alcohol.
Hay pocos estudios epidemiológicos a nivel nacional sobre adicciones. El último fue una actualización, en 2019, de otro estudio sobre Prevalencias del Consumo en nuestro país.
De acuerdo a ese análisis, se expuso que la principal prevalencia de consumo de sustancias psicoativas es liderada por el alcohol en Santa Cruz, como publicó TiempoSur en 2019 basado en el informe del Observatorio Argentino de Drogas. El informe de datos no cambió en los últimos años, porque es similar al estudio realizado por el Observatorio de Drogas de la SEDRONAR en más de 3 mil estudiantes santacruceños en 2014, como el efectuado en la población en general que abarcó el rango etario de 12 a 65 años en 2017 (publicado en 2018).
En este último estudio nacional
-denominado también mapeo- se encuestó a casi 800 personas de la provincia de 12 a 65 años.
“Se efectuó una actualización de un estudio previo, pero no se hizo, por ejemplo, una estadística a nivel educativo o en el plano comunitario sobre prevalencias de consumo. Y esto es importante para una política pública de prevención y asistencia”, advirtió *Héctor Silva, Máster en Prevención de Drogadependencia y otras conductas adictivas por la Universidad Internacional de Valencia.
El especialista -que brindará capacitaciones el próximo 27 de agosto; el 3 y 10 de septiembre, destinada a docentes y público en general bajo el nombre “Prevención de los consumos problemáticos de sustancias y adicciones”- mencionó que si bien los datos “no son la realidad en su totalidad”, sí permiten conocer un panorama sobre el cual trabajar “con datos que muestran una evidencia, se expone por dónde pasa la problemática y desde allí, empezar a trabajar, a ajustar”.
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Añadió que los datos mostrarían cómo prevenir el consumo de sustancias, en qué ámbitos, qué tipo de prevención; si es universal, primario o selectivo; cuál es el grupo etáreo a abordar, y sobre todo en el caso de los jóvenes “qué mirada tienen sobre el consumo de sustancias ilegales, y qué proyección tienen sobre los riesgos de la droga, sea legal o ilegal, y si esto está normalizado”.
“Esto ayuda a generar una política de prevención, algo que no está actualizado”, subrayó.
Silva tiene experiencia en el campo en Río Gallegos, no sólo por sus títulos, sino por el trabajo con jóvenes, ya que integra la Comisión del Hogar de Cristo de Río Gallegos. “Nací en Río Gallegos y trabajo desde la Pastoral con la juventud y trabajo comunitario”, apuntó.
Aplicación
Silva sostuvo que no observa que se aplique la ley de prevención de consumo problemático, que se relaciona también “con la carencia de información en la temática”.
Aun así, aclaró que no busca quedarse con el cuestionamiento “de que no existen políticas con evidencia científica, sino profundizar en la prevención y ver qué podemos hacer con lo que tenemos y poder aportar”. De allí la capitación destinada también a referentes comunitarios y personas que trabajan en áreas sociales.
Describió que en la actualidad observa “una tendencia en la cual el mérito no tiene valor”. Esto genera desánimo y falta de proyección “en seguir esforzándose”.
“Es grave. Hay una tendencia a educar como que todo es lo mismo, en la vida pasa de todo, pero hay que esforzarse, proyectar, soñar, tener esperanzas, y eso cuando no existe en la vida empieza a crecer un desánimo, la vida empieza a carecer de sentido porque no hay un propósito y cuando esto sucede aparecen las adicciones”, explicó.
Esta situación se profundiza con la crisis social y económica, luego de una pandemia mundial.
“Cotidianamente recibimos mensajes negativos que se acentúan en la vida actual que padece el país, y esto en la etapa como la adolescencia y juventud es muy vital para poder discernir un proyecto de vida, pero si es todo negativo, se genera un desánimo y carece de sentido la vida. Veo muchos jóvenes desanimados”, advirtió.
Lo anterior –ejemplificó- se visibiliza en la falta de participación de los jóvenes en distintos espacios de la vida social, desde una Pastoral Social hasta en una Unidad Básica. “Los jóvenes son y deben ser protagonistas y esto ha disminuido. Los jóvenes son el motor de la sociedad”, resaltó.