Palabras que lastiman vs. palabras que sanan
Por Bernardo Stamateas.
Te quiero… sos maravilloso… qué extraordinario… felicitaciones… por favor… gracias… ¡qué bueno lo que hiciste! Cuántas palabras se han ido perdiendo de nuestro vocabulario. Vivimos en una cultura de maltrato, de descalificación, de humillación, de agresión. Mucha gente, en especial en épocas de crisis como la que estamos viviendo, descarga su sentimiento de frustración al interactuar en las redes sociales. En psicología, decimos que “a más frustración, más agresión”. Lo cierto es que las palabras expresadas con amor poseen el poder de llegar al corazón del otro y, muchas veces, de transformarlo.
Todos los seres humanos tenemos colgado un cartel invisible que dice: “Haceme sentir valioso, haceme sentir importante”. La mejor manera de motivar, alentar y ayudar al otro para que siga creciendo (recordá esto si sos mamá o papá) es con palabras que acarician, que bendicen, que construyen.
Hoy, tal vez más que nunca, necesitamos recuperar el hábito de la ternura. Sobre todo, por medio de las palabras que tienen el poder de llegar al corazón del otro; también del abrazo, de la caricia, del mimo, de la alegría. Hoy estamos limitados debido a la pandemia pero, cuando esta situación pase, podremos volver a tener contacto físico como antes y esto, por supuesto, aplica tanto a mujeres como a varones.
Recuerdo una anécdota de Viktor Frankl que él mismo contaba de los días en los que se encontraba en el campo de concentración en Auschwitz. Un día, un compañero le dio un trozo de pan y le dijo: “Esto es para usted”. Viktor dijo algo extraordinario: “El pan alimentó mi cuerpo unos minutos; pero su mirada y sus palabras alimentaron mi alma hasta el día de hoy”.
La mayor parte de los problemas en las relaciones interpersonales surgen debido a nuestra incapacidad de expresar lo que sentimos. La tecnología no deja de avanzar y la disfrutamos, porque nos permite comunicarnos al instante, pero aun así muchos reprimen sus emociones más profundas. Por lo general, por miedo a ser ridiculizados y heridos.
Actualmente se prioriza lo escrito a la hora de interactuar y todos hacemos uso de abreviaturas para ahorrar tiempo, tales como “q”, “xq”, “tkm”, etc. También recurrimos a los emoticones que vienen a ser símbolos de nuestras emociones. Y con eso, creemos que es suficiente para comunicarnos y comprendernos. Lo cierto es que, por útil que pueda ser todo eso, no reemplaza las palabras habladas que son emitidas junto con gestos y una carga de emocionalidad, aun cuando el encuentro sea virtual, a la distancia. Algunas personas parecerían estar cada vez más alejadas unas de otras en lo que a emociones concierne.
¿Por qué? Porque, como no tenemos una relación sana con nosotros mismos y no nos valoramos, no podemos construir intimidad emocional con los demás. La buena noticia es que siempre estamos a tiempo de hacer todos los cambios que sean necesarios para nuestro bien y el de quienes nos rodean.
¿Qué palabras salen de tu boca a diario?
*Bernardo Stamateas, Dr. en Psicología