Memoria, Verdad y Justicia

Se cumplen 50 años del Golpe de Estado en Chile

El derrocamiento de Salvador Allende por parte de Augusto Pinochet dejó tras de sí una huella oscura e imborrable en la historia democrática de Chile.

11/09/2023 • 12:46

Un 11 de septiembre del año 1973 se comenzaba a gestar una de las épocas más oscuras de la historia de Chile: el golpe de Estado al gobierno democrático de Salvador Allende comandado por el, en ese entonces, jefe del Ejército; Augusto Pinochet. Esta dictadura se caracterizó por cometer numerosos vejámenes a los derechos humanos y dejar tras de sí, luego de 17 años de gobierno de facto, un rastro de sangre imborrable que, hasta el día de hoy, Chile carga con tristeza y enojo, pero, por sobre todo, con memoria. En ese entonces, se cometieron graves y sistemáticas violaciones a los derechos humanos y miles de personas fueron detenidas, torturadas o ejecutadas por motivos políticos, así como también hubo víctimas de desaparición forzada. 

En este marco, el vicepresidente del Centro Chileno de la ciudad de Río Gallegos, Raúl Burgos, dialogó con TiempoSur y expresó que a lo largo de lo que fue el golpe de Estado encabezado por Pinochet se “terminó con una de las democracias más estables -en ese entonces- de América Latina. Las Fuerzas Militares chilenas, en ese momento, no querían involucrarse en la política y en el marco de eso comienza la dictadura, una dictadura que fue despiadada y duró 17 años”. 

Tras la destitución forzosa de Allende y su posterior muerte intentando defender el Palacio de la Moneda, Pinochet llegó al poder estableciendo a la Junta Militar como autoridad máxima, la cual prevaleció impune hasta el año 1990: “Este golpe de Pinochet a Allende entra en el marco de la ambiciosa agenda que tenía Salvador Allende en ese momento de nacionalizar la industria del cobre así como también de realizar la redistribución de las tierras y el control por parte del Estado de todas las industrias energéticas de Chile. Fue algo muy ambicioso que, evidentemente, afectaba de forma tajante a algunos pocos”, rememoró. 

El pueblo chileno 

Burgos cuenta que tras el golpe, los líderes militares obligaron a los ciudadanos a encerrarse en sus hogares e, inclusive, algunos sectores políticos justificaban el golpe de Estado quitándole importancia alguna a todas las violaciones de derechos humanos que se estaban cometiendo en ese lapso: “Se negaron a firmar un compromiso de democracia y rechazaban todo tipo de derechos, a la gente se la mantenía encerrada y, antes de morir, Allende se negaba a salir del Palacio Presidencial ya que la Fuerza Aérea quería bombardearlo y la Marina también se había puesto en marcha, fue un duro momento para Chile”, recordó el vicepresidente del Centro Chileno. 

Distintos países, un golpe similar 

Raúl comparó el golpe de Estado ocurrido en Argentina en el año 1976 con el golpe de Chile encabezado por Pinochet en el año 1973 y señaló que “no fue nada distinto lo que pasó entre ambos países con el gobierno en manos de los militares. Allá hubo fallecidos y desaparecidos y, tanto allá como acá, se violaron los derechos humanos”. 

El fin de la oscuridad 

Según explica el vicepresidente del Centro Chileno de la capital provincial, en el año 1990 se da fin al golpe de Estado militar en Chile debido a una pronunciación por parte del pueblo durante la cual “se cerraron las puertas a través del pueblo y Pinochet renunció a su cargo como jefe del Ejército en el año 1997-1998 y es arrestado en Inglaterra. Después sale una solicitud de extradición -porque estaba siendo investigado por el asesinato de ciudadanos españoles en Chile- y en ese momento el Reino Unido también interviene para que Pinochet regrese a Chile porque él estaba muy mal de salud y finalmente muere en el 2006”, contó. 

Un pueblo con cicatrices

Al ser consultado por este medio sobre cómo prevalecen en el tiempo las secuelas y heridas que el golpe de Estado encabezado por Augusto Pinochet hace 50 años atrás dejó en el pueblo chileno, Burgos expresó que las mismas “nos siguen acompañando, siguen quedando. Las secuelas que han quedado en Chile son las mismas que han quedado en Argentina. En Chile, Pinochet se hizo cargo de los crímenes contra los derechos humanos y, en ese momento, hubo muchos muertos y desaparecidos. Pinochet murió sin ser condenado, los únicos condenados fueron oficiales y agentes militares que estaban dentro de su plataforma”, añadió. 

“Las generaciones pasan y la historia debe conocerse, porque no podemos permitir que vuelva a pasar, la Memoria, la Verdad y la Justicia siempre deben prevalecer”, concluyó.

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