También en Río Gallegos “curanderas” se unieron para sacarle el mal de ojo a los jugadores
En redes sociales llamó la atención la publicación de una vecina que con gracia, pero también convencida del bien que se hacía, informaba a la comunidad de la red, cómo todas las “curanderas de la familia” trabajaron sobre la ojeadura de algunos de los jugadores de la Selección Argentina.
En el entreverado chat familiar, que compartió Carla Beroiz, dividían quién curaba a quién. Incluso una de ellas, Susana, se sacrificó en la hora de los penales para que los integrantes del equipo nacional responsables de patear y principalmente el “Dibu” Martínez, estuvieran en condiciones para lo que se venía.
“Re ojeado De Paul”, señalaban con preocupación. “Lo volví a curar”, decía la tía del grupo. “A Messi”, ordenaba otra. “Listo, ya está”, le contestaban. “Ahí te mando a los que tenés que curar”, era otra de las órdenes: Damián Emiliano Martinez, Nahuel Molina Lucero, Nicolás Hernán Gonzalo Otamendi.
Es que para que funcione, el nombre debe estar completo y eran los más jóvenes de la familia los encargados de verificarlos. Según contó Beroiz, luego de que “curaran” en el partido contra México y que lo compartieran por Facebook, los pedidos en cada partido para que se repita empezaron a llover de todos lados.
Esta familia se sumó a la convocatoria que otros curanderos hicieron a través de las redes sociales, donde se inundaba de mensajes que animaban a los hinchas a poner los nombres de los jugadores contrarios en el freezer, a curarle el mal de ojo a Lionel Messi y a prender velas para pedir por el éxito de la Selección Argentina.
La primera convocatoria se dio en la previa del partido de la Selección con México y parece que dio resultado. Este viernes, con el infartante partido se involucraron muchas más. De hecho, en redes sociales, muchas personas hicieron caso a este pedido y publicaron que se encontraban curándole el mal de ojo a los jugadores de la Selección.
¿Pero, qué es la ojeadura? El “mal de ojo” u “ojeo” es una creencia popular que está extendida en muchas civilizaciones, según la cual, una persona tiene la capacidad de hacerle daño a otra solo con mirarla. Una ‘maldición’ causada por envidias, malos deseos y sobre todo por energías negativas que se trasmiten mediante una intensa mirada. Es una creencia tan apasionada y generalizada que sigue teniendo vigencia.