Un párroco comenzó a ayudar al inicio de la pandemia y ahora lidia con las secuelas
Al mismo tiempo en el cual se decretó el ASPO, inició su tarea de repartir barbijos a policías en la ruta y bolsones de alimentos a familias vulnerables. Ahora, sostuvo que la gente necesita trabajar. El incremento en el consumo de alcohol, drogas y violencia intrafamiliar. “Si está Cáritas y los dos comedores, es porque hay falencias y son del Estado”, advirtió.
Cuando nada se sabía sobre el COVID-19 ni sobre lo que depararía el destino del país y el mundo por la pandemia, y a solo dos días de iniciado el Decreto Aislamiento, Social, Preventivo y Obligatorio, el párroco de 28 de Noviembre, Padre Marcelo Toledo, comenzó a repartir barbijos para las fuerzas policiales que controlaban el cumplimiento del aislamiento de las personas, y asistió junto con miembros de su iglesia, a decenas de familias vulnerables.
El sacerdote tenía un permiso para circular entregado por Cáritas nacional que le posibilitó transitar por la pequeña comuna y apostarse en los accesos a la Cuenca Carbonífera en la Ruta 40.
Más de un año y medio después, con el avance de la vacunación que permitió flexibilizaciones cercanas a la nueva normalidad, Toledo se ocupa de las heridas que dejó la pandemia.
“La parte más fuerte y cruda se fue dando desde marzo a octubre (del año pasado), y nosotros, por los números de Cáritas de asistencia vimos un incremento en las familias que ayudábamos”, contó a TiempoSur.
De 34 familias que asistían ante de la pandemia, la cifra pasó a 86. Se tratan de trabajadores que incluían a madres solas en estado de vulnerabilidad –como trabajadoras de limpieza, cuidado de niños o ancianos- y/o padres que no podían trabajar desde sus casas porque dependían de changas.
“Si bien los casos (de COVID) llegaron más tarde acá, el cierre fue total”, sostuvo.
En octubre, cuando de a poco comenzaron a flexibilizarse las actividades y también estos trabajos, la cifra de familias disminuyó a 55.
“Se han reactivado bastante las cosas y hay una expectativa de esperanza con la vacunación, porque casi todo el pueblo está vacunado, y da cierta tranquilidad para que esto pase prontamente”, dijo.
La necesidad -validada en los datos de pobreza– disminuyó, pero la necesidad -de trabajo y de todo- continúa.
-TS: El Obispo dijo que esto no sólo se soluciona con “platita en el bolsillo”. Hay una gran demanda laboral en la provincia, advertida incluso por el propio Gobierno.
Padre Toledo: La necesidad es trabajar para abastecer a sus familias y poder crecer. Es fundamental, porque si bien puede haber un porcentaje que estimo, aunque no soy sociólogo, quieren sostener con los planes y la ayuda, hay gente que quiere una oportunidad para trabajar, o inicia un emprendimiento, como hubo con casas de comida, panaderías, o cosas por ahí por la cual no tiene un capital para comenzar acá en el pueblo e iniciar esa oportunidad que hay que generarlas.
Si la gente quisiera ser sostenida, entonces en Cáritas seguiríamos con las 86 familias, pero las mismas familias cuando no tuvieron más necesidad, dejaron de pedir ayuda.
Queremos ayudar con mercadería para los que no pueden salir adelante, pero el tema del trabajo es fundamental y coincido con el Obispo, porque no podemos pensar en un país a futuro con planes y plata nada más. Como se dice, esto es pan para hoy y hambre para mañana.
-Hubo una colecta de Cáritas este año, que el pasado se complicó por las restricciones.
Fue en junio de este año y fuimos casa por casa, pero el año pasado no. En plena pandemia estricta tuvimos el criterio de ir casa por casa, porque nos avisaban telefónicamente, y llevábamos la colaboración o la mercadería, pero prácticamente era mercadería que recibíamos y después distribuíamos a las familias que más necesitaban.
-¿Trabajaron de manera conjunta con los dos Pastores de congregación evangélica?
Sí, de dos iglesias. Teníamos más vínculo con una. Hoy no hay trabajo conjunto, pero se dio en ese momento el cual fue más crítico al inicio. Había comunicación para ver qué tenían ellos, qué teníamos nosotros o si teníamos ropa, pero después la misma dinámica nos lleva a cada uno a trabajar por su lado.
-Dos Pastores de Río Gallegos, que también ayudaron durante la pandemia, incluso a familias que eran de clase media y no podían trabajar, dijeron que la gente no quiere ayuda, sino trabajo, y que desearían no tener que asistirlos.
En esa línea, esta semana hablaba con un medio local porque me preguntaron por la labor de Cáritas, y el por qué de la asistencia, porque es la primera misión de Cáritas, pero poníamos el ejemplo de acá en 28 de Noviembre y que tengamos que asistir significa que hay un alta falencia del Estado, porque es el Estado quien debe ayudar, no la iglesia.
Nosotros no discriminamos y ayudamos a todas las personas que vienen a la puerta, que hay que recibirla y saber cuál es su historia, sus conexidades, carencias, y en la medida que uno puede, se lo ayuda, desde un bolsón con mercadería hasta ropa. Cáritas también incluso los ayuda a que tengan un turno médico, o asistirlo en una situación de violencia para que denuncien, pero ojalá en algún momento, Cáritas comience a desaparecer y se dedique a otra cosa, eso sería el proyecto ideal. Si está Cáritas, y los dos comedores, es porque hay falencias y son del Estado.
Tenemos contacto con los dos comedores en 28 de Noviembre y nos ayudamos mutuamente, y es muy lindo que surja la solidaridad de todos los vecinos, pero no es la función.
-Habló de ayuda en caso de violencia. ¿Ha notado un aumento de esto y también en el consumo de alcohol y drogas?
Sí, se ha notado. Al menos lo vemos desde el ámbito mismo de Cáritas que se involucra con la familia. El consumo de alcohol y drogas ha crecido debido a la situación de encierro y ha llevado a que muchas personas busquen por ese lado una vía de escape o contención. Eso ha repercutido, como también las situaciones de violencia o los abusos que es terrible.
Se nota con los niños que están con actitudes propias de esas situaciones y durante el tiempo de encierro esas cosas se profundizaron y aparecen ahora y continuarán lamentablemente por un tiempo.
La pandemia trajo todo eso, la violencia intrafamiliar, y abusos, y es un panorama bastante complejo lo que se viene por delante.