Dos años sin presencialidad

La UNPA-UARG espera el retorno a la presencialidad, que no será la misma que antes de la pandemia.

El sistema será híbrido, se deberá readaptar, con alumnos dentro de las aulas y otros siguiendo las clases de manera remota.

Implicará más espacio (por la obvia distancia social) por lo cual hay seis nuevas aulas y tal vez mayor cantidad de profesores.

Pero lo anterior, debe ser aprobado no solo por la comisión de seguimiento (integrada por los representantes de la UARG en la Comisión de Salud de la UNPA, el responsable de la coordinación del Servicio de Higiene y Seguridad laboral de la UARG, la dirección Asistencia Técnica y Reglamentaria y la Secretaria de Administración), sino también por el Ministerio de Salud.

Solo el personal no docente trabaja de manera reducida en las instalaciones.

A dos semanas del reinicio del receso invernal y como todavía no hubo ni preparación, con protocolos ni autorización del Ministerio de Salud, se estima que las clases presenciales retornarían recién para 2022.

Desde marzo y a la fecha, como todos los sectores, la pandemia dejó al descubierto la realidad social: Con alumnos que no disponían de conectividad ni dispositivos adecuados para continuar sus estudios.

Para esto hubo desde una campaña de donación de aparatos, hasta entrega de PC, tablets y dispositivos, más becas de dinero y de conexión de Internet; hasta tutores que guiaron a jóvenes que no conocían la universidad en un contexto en el cual no podían (ni pueden) asistir.

"Que no haya presencialidad (hasta el año que viene) depende de muchos factores y no se puede asegurar y como se proyecta, sería un retorno muy paulatino", dijo a TiempoSur Cecilia Fretes, directora de Acceso y Permanencia y Bienestar Universitario de la UNPA-UARG.

Fretes señaló que por ahora "los tiempos no dan" para que la presencialidad retorne luego del receso invernal. "Esto tiene un circuito, con protocolos que no son solo aprobados por la Unidad Académica, sino también por el Ministerio de Salud", destacó.

No existe un relevamiento exacto, pero sí aproximado de alumnos que no podían acceder a las clases de manera remota por no disponer de conectividad o dispositivos adecuados.

"Estuvo abierto desde el año pasado un formulario que hizo el grupo de tutores (son 18). Está en redes sociales y allí quien carecía de equipamiento o conexión, o ambas, lo informaba", precisó y sostuvo que "con mucha alegría puedo decir que la mayoría de los casos que se informaron, han sido cubiertos".

-TS: Es probable que no haya presencialidad durante dos años y más allá de que algunas carreras se pueden dictar de manera remota, hay otras que no y necesitan la presencialidad.

Fretes: Uno de los principales puntos en los que apostamos en la Unidad Académica es la presencialidad. Y desde el vamos, nos genera un problema. En otras Unidades Académicas existen carreras de manera virtual, pero no en nuestro caso, además de la cantidad de materias que necesitaban prácticas, lo cual dificulta mucho al estar también las relaciones que se generan dentro de la universidad. Me preocupa y me parece que es fundamental garantizar todas las condiciones y solucionar esto, pero también volver.

-¿Qué impacto tuvo la virtualidad en la cursada de carreras?

Lo más difícil está relacionado con las que necesitan tener prácticas. Si bien se utilizaron muchas estrategias, como es el caso del voluntariado en la vacunación en la carrea de Enfermería, pero también hay situaciones difíciles, como el ingreso a los laboratorios, que creo que es el mayor impacto.

-¿Puede bajar o aumentar la inscripción de alumnos el año que viene?

No sería lineal. Hay gente que se siente cómoda con la virtualidad y gente que no, independientemente de poseer o no los recursos. Porque podés tener los recursos y no sentirte bien, o sí, porque alguna persona le puede convenir por los horarios o por una situación que no quiera ir a la universidad. Esto no es lineal. Creo que si hubiera un impacto sería por la situación social, más que la situación universitaria en sí.

Siempre existió la necesidad de estudiar o trabajar, si hubiera un impacto, estaría relacionado con la situación social.

-¿Alcanza con la asistencia de los tutores o no es diferente teniendo en cuenta la realidad de los alumnos?

El año pasado fue un proceso de aprendizaje. El grupo de tutores tuvo una gran renovación. Son 18 tutores que trabajaron con los ingresantes y fue bastante difícil porque significaba enseñar a estar en una universidad que no conocían, por eso fue un desafío muy grande. Pero el grupo de tutores que estuvo el año pasado, aprendió muchísimo y tiene estrategias que le transmitieron a los tutores nuevos, porque traen la experiencia de un año de virtualidad y están más cancheros. El trabajo de los tutores ha sido fundamental, porque atendieron todas las consultas todo el tiempo, incluso colaboraron con otros compañeros, no solo ingresantes, y fueron una pieza importante para la virtualidad, que se convirtió en esencial.

La ayuda

Desde el año pasado y a la fecha, se atendieron 160 casos de alumnos que no disponían de los dispositivos o conectividad necesaria.

"Se entregaron además 70 tablets, se hicieron cerca de 20 conexiones a Internet, de 42 disponibles, gracias a un convenio firmado con una empresa, ya que tenemos 42 becas de conexión y servicio, que tendrán de manera gratuita hasta marzo del año entrante", detalló Fretes.

Hubo una campaña de donación de parte de empresas privadas o personas que recolectaron equipos y que permitió la entrega de 15 en donde la semana entrante se entregarán 5 más.

También se otorgaron becas de red privada virtual, que permiten la conexión sin consumir datos, que fueron enviadas por el Gobierno nacional.

En cuanto a becas de dinero, se entregaron cerca de 120.

Se enviaron notebooks a todas las bibliotecas de las demás Unidades Académicas.