Este 2 de octubre El cielo de la Patagonia será protagonista del último eclipse solar del año Especialistas del CONICET analizan el fenómeno natural desde distintas aristas de la astronomía. 01/10/2024 • 20:57 Imagen del Sol parcialmente eclipsado producida por una cámara oscura. 11 de julio de 2010. Créditos: Complejo Plaza del Cielo. Detener audio Escuchar Mañana miércoles 2 de octubre ocurrirá un eclipse anular de Sol que podrá verse, en su mayor expresión, en una banda de aproximadamente 300 km de ancho en el cielo de la Patagonia. Este fenómeno natural es cíclico, cada seis meses ocurren al menos dos eclipses: uno de Sol y uno de Luna, separados por quince días; es decir, cada año suceden al menos cuatro eclipses, dos de Sol y dos de Luna, con algunos años que pueden suceder cinco, seis o siete en total. ¿Qué características presenta el eclipse anular de Sol? “Un eclipse de Sol ocurre cuando la Luna, moviéndose en su órbita alrededor de la Tierra, se interpone entre algún punto de nuestro planeta y el Sol, proyectando sombra sobre una pequeña porción de la superficie terrestre”, explica Néstor Camino, astrónomo e investigador en Didáctica de la Astronomía del CONICET, y profundiza: “Sólo desde los lugares sobre los cuales se proyecta esta sombra se puede ver al Sol tapado por la Luna. De este modo, será un eclipse total si el disco solar está completamente oculto, será parcial si la Luna tapa una parte del Sol, y será anular si la Luna no llega a cubrir todo el disco solar, dejando un fino anillo de luz, por fuera del disco oscuro lunar”. Según Guillermo Bosch, astrónomo e investigador del Consejo, la particularidad que presenta este eclipse parcial de Sol es que “la Luna está a una distancia tal que no llega a dar exactamente el cono de sombra, entonces no termina de tapar al Sol, sino que lo oculta en un gran porcentaje, alrededor del 86 por ciento”. A su vez, menciona que la diferencia de los eclipses solares respecto de los lunares radica en que son mucho menos frecuentes. y, además, resulta más improbable estar en la región del planeta en donde ocurren. Entonces, “dado que la sombra que proyecta la Luna es muy pequeña y ocupa una porción muy chica del planeta, para apreciarlo como tal, hay que estar en un lugar particular y, en esta oportunidad, gran parte del recorrido de este eclipse es en el Océano Pacífico”, precisa. ¿Desde qué ubicación puede verse? El fenómeno podrá observarse desde dos lugares, “uno privilegiado -para Bosch- en la Isla de Pascua, en Chile, al mediodía, desde donde se va a ver bien marcado el anillo”. Luego, a medida que va transcurriendo el día, sobre el atardecer, esta sombra de la Luna va a atravesar la Patagonia sudamericana, entrando por Chile y continuando por Argentina a la altura del norte de Santa Cruz. En tanto, Camino detalla que “el eclipse será visible como tal desde una franja que se extenderá desde el océano Pacífico, pasará por Isla de Pascua, entrará al continente por el sur de Chile e ingresará a nuestro país por el oeste de la provincia de Santa Cruz, desde el centro oeste hacia la costa, pasando allí por localidades como Puerto San Julián y Puerto Deseado, para finalmente ingresar en el océano Atlántico. Para las regiones al norte y al sur de la franja de anularidad, el eclipse será visible como parcial, disminuyendo la porción del Sol cubierto por la Luna cuanto más alejado se esté de la citada franja”. El fenómeno tendrá lugar, aproximadamente; a partir de las cuatro de la tarde aunque el instante preciso para cada lugar será diferente, dependiendo de si se está al oeste o al este de la Argentina. El inicio del eclipse parcial, cuando la Luna comienza a tapar al Sol, será aproximadamente a las 15:57 para la cordillera sur del país, y a las 16:45 para el extremo norte de Misiones. Del mismo modo, el final será, aproximadamente, a las 18:15 en el norte de Jujuy y las 18:45 en la zona de la península de Valdés en Chubut. El máximo del eclipse, cuando la Luna cubrirá la mayor porción del Sol, será aproximadamente a las 17:30 horas, dependiendo también del lugar de observación. Quienes se encuentren a la altura del Río de la Plata (Buenos Aires, La Plata) podrán observar como máximo un 40 por ciento de la superficie del Sol cubierta y más hacia el norte se verá cada vez menos oculto el Sol. Secuencia de un eclipse parcial de Sol, visualizado a través de una cámara oscura. 11 de julio de 2010. Créditos: Complejo Plaza del Cielo El eclipse y la relación cielo-sociedad Alejandro López es astrónomo y antropólogo del Consejo, se especializa en etnoastronomía, una interdisciplina de la que participan investigadores de muchas áreas: astrónomos, antropólogos, historiadores, arqueólogos, sociólogos, arquitectos, ingenieros, entre otros. “El objetivo de esta disciplina es estudiar las relaciones de distintos grupos humanos con el cielo, teniendo en cuenta que la forma en que construimos conocimiento y nos relacionamos con lo celeste es parte de la cultura y la sociedad en la que vivimos”, revela López, y continúa: “Eso incluye estudiar desde los vínculos con el cielo de los antiguos escribas egipcios, a los de los astrónomos profesionales que trabajan en un observatorio en San Juan, pasando por los de los aficionados a la astronomía en la Inglaterra del siglo XVIII, o los de los pueblos originarios del Chaco”. En el caso particular de los pueblos originarios, según explica el investigador, el vínculo con el espacio celeste suele ser muy importante, y las formas en que se relacionan con el cielo dicen muchas cosas sobre su manera de experimentar y entender el mundo y a ellos mismos. “Para los pueblos originarios, los eclipses suelen ser eventos de gran importancia. Para muchos de ellos el cosmos está habitado por un conjunto muy relacionado de seres humanos y no humanos”, precisa López y agrega: “Sol y Luna suelen ser entendidos como entes especialmente poderosos, con gran influencia sobre la fecundidad y la vida”. Por eso, “es frecuente que los eclipses sean vistos como señales o pistas de conflictos -asegura el antropólogo- que requieren que los humanos actúen asumiendo su responsabilidad en la marcha del cosmos”. En ese contexto, sostiene el científico, “se enmarcan prácticas que van desde el ruido que solía hacerse en muchas comunidades para liberar al Sol del ataque de otras entidades, al cuestionamiento de las acciones de los líderes que se daba en otras”. Y concluye: “Los eclipses son señales que, en general, se piensan en conjunto con otras manifestaciones del entorno, tratando de entender las intenciones de los seres que habitan el cosmos”. El eclipse y la ciencia Para Bosch “los eclipses de Sol brindan una oportunidad única de hacer investigación científica”. En su caso particular le interesa estudiar cómo afecta esa sombra de la Luna, que localmente enfría rápidamente la atmósfera, comparado con lo que ocurre en un atardecer o en un amanecer que el Sol va lentamente iluminando y calentando la atmósfera. A su vez, destaca que “es una oportunidad única para desplazarse al lugar del suceso”, por lo que, junto con un grupo de científicos se trasladará a la zona cercana a Los Antiguos, en Parque Nacional Patagonia en la Estancia La Ascensión, donde instalarán instrumentos para hacer los registros correspondientes y, luego de algunas semanas de análisis, poder tener resultados. Por su parte, Camino entiende que, si bien todos los años ocurren al menos cuatro eclipses, no es posible observarlos a todos. “Por esta razón es que siempre deseamos observar un eclipse, de Sol o de Luna, ya que son fenómenos astronómicos de gran belleza, impactantes, que quizás no tengamos oportunidad de verlos nuevamente desde nuestro lugar”, remarca el científico. El eclipse de Sol: cómo observarlo de manera segura utilizando una cámara oscura Los eclipses de Sol no deben verse sin protección adecuada, ya que la luz que llega desde una pequeña porción del disco solar, como durante un eclipse anular, podría dañar gravemente los ojos, y a la retina en especial. Por esto, “los eclipses de Sol deben verse utilizando dispositivos especialmente diseñados con filtros especiales que dejan pasar sólo una muy pequeña cantidad de luz. Pero -enfatiza Camino- estos filtros son difíciles de conseguir y en general son muy caros”. Por lo que, el investigador, propone construir un dispositivo más sencillo, e igualmente seguro y confiable, denominado “cámara oscura”. Una cámara oscura puede construirse a partir de un tubo de cartón, como los utilizados para enrollar telas, o para las servilletas. Uno de sus extremos se tapa con un papel aluminio, como los de cocina, y se le hace un pequeño agujerito con un alfiler. El otro extremo se cubre con un papel manteca o un papel de calcar, que servirá de pantalla. El extremo con aluminio de la cámara oscura así construida se dirige al Sol y la persona mira en la pantalla la imagen pequeña del Sol producida por la cámara. “Esta imagen es totalmente segura para visualizarla debido a que el agujerito en el aluminio deja entrar muy poca luz del Sol a la cámara, y la imagen formada sobre el papel manteca es lo suficientemente débil como para que no dañe nuestra vista”, confirma Camino. Capacitaciones y talleres con motivo del eclipse Beatríz García, investigadora del CONICET, astrónoma y capacitadora en la materia realizó, a lo largo del año, más de 100 talleres de construcción de cámara oscura en varias localidades de la Argentina. En Comodoro Rivadavia, con el auspicio del Gobierno de Chubut, en Río Gallegos , con el auspicio de la Universidad de la Patagonia Austral, en Salta, con el patrocinio de la Dirección de Turismo de Salta y en Malargüe, con el auspicio de su Municipalidad, provincia de Mendoza. Y fue allí, en la UTN (Universidad Tecnológica Nacional) de Malargüe, donde además de la construcción de cámaras oscuras, impulsó la distribución de instructivos para fabricarlas de manera casera y se realizó el reparto de lentes para la observación segura del eclipse. Se trata de veinticinco mil anteojos donados por Astronomers Without Borders (Astrónomos sin Fronteras) que fueron distribuidos, además, en diferentes provincias: Santa Cruz (Puerto San Julián, Puerto Deseado, Gobernador Gregores, Los Antiguos, Calafate, Río Gallegos), Chubut (Comodoro Rivadavia, Trelew, Esquel), Río Negro (Bariloche, Cipolletti) Neuquén, San Juan (Capital y Calingasta), Córdoba, Buenos Aires (La Plata) y Salta Capital. A su vez, la investigadora del Consejo y astrónoma Mariana Orellana, participa en Bariloche de la capacitación a docentes, en su mayoría, de nivel secundario, a quienes “les transmitimos desde nociones básicas sobre la geometría de los eclipses, hasta medidas de seguridad para hacer la observación del Sol sin riesgo de dañar los ojos”, precisó la científica y remarcó que también se realizó una “charla abierta al público en general en el salón de la escuela de gestión social Antu Ruca”. Por su parte, Néstor Camino y Alejandro López participan del Ciclo de Conversatorios “Eclipse Punto Cero”, propuestos por la Universidad Nacional de la Patagonia Austral, Unidad Académica San Julián. Camino compartió en forma virtual una charla con la temática “Didáctica de la Astronomía: de qué se trata observar el Sol con cámaras oscuras”. Mientras que López participará el próximo jueves 3 de octubre a las 19hs con el tópico “Etnoastronomía y Pueblos Originarios”, en modalidad presencial y virtual. Temas eclipse sol CONICET Astornomía Lás más leídas en Info General 1 El CIC Fátima tendrá su propio festejo por el Día de la Tradición Santa Cruz 2 Cinco jóvenes trasladados al Hospital Regional Santa Cruz 3 Exitosa presentación del chef Santiago Giorgini en Río Gallegos Santa Cruz 4 Habrá sesión especial para debatir el proyecto de Ficha Limpia Santa Cruz 5 Gran exposición del automóvil y carrera flúo en el corazón del valle Santa Cruz