El legado del hombre de los mil oficios

Fue dibujante, técnico y topógrafo en Vialidad Provincial, director del Museo Padre Jesús Manuel Molina, luchador incansable por la protección y preservación del Patrimonio Cultural y Natural, investigador y escritor, gestor cultural; pionero de la delegación local de la Sociedad Argentina de Escritores, amante de la Patagonia, de su flora y de su fauna, entre otras tantas “misiones” que encaró en la vida.

Emprendió su gestión cultural como investigador de la historia y del paisaje de esas tierras del sur.  La vida tehuelche lo atrapó. Su contacto con los habitantes originarios le permitió conocer esa cultura ancestral, a la que le dedicó la mayoría de sus escritos, publicaciones y libros, dejando un legado invaluable sobre su lengua, sus costumbres, mitos e historias.

Su tarea nunca se detuvo y como viajero incansable llevó su mensaje didáctico a los lugares que lo convocaron para conocer más de la propia región.

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Amigos despiden a Mario Echeverría Baleta

Nativo de El Calafate y pasó su niñez en el campo, en épocas duras, con inviernos cruentos y veranos hermosos, pudiendo contemplar al glaciar Perito Moreno todos los días. Vivió mucho tiempo en Río Gallegos, ciudades por las que transitó cotidianamente estos últimos años.

Siempre admiró los tehuelches: su mitología, leyendas, tejidos, arte rupestre en pinturas y petroglifos, y sus conocimientos en general de la geografía y afines. Recopiló historias y mitos de sus amigos tehuelches. “Esta amistad con ellos viene hacia mi familia desde mi abuelo paterno en mil novecientos uno”, contó en su momento.

Amigo de Hugo Giménez Agüero compartió viajes de donde salieron varias de sus canciones. “Hugo vino a hacer el Servicio Militar a Río Gallegos, cuando Echeverría Baleta bailaba folklore. Una vez que fuimos a bailar al Ejército, nos conocimos. Él se quedó en Río Gallegos y logramos una hermosa amistad porque él tenía mucho interés en todo lo que tiene que ver con la Patagonia”, contó el mismo durante uno de los tantos homenajes que se le hicieron en vida.  

Entre sus más grandes aportes, Mario logró protección de las pinturas rupestres de la “Cueva de las Manos”, aun con la oposición de algunos funcionarios. También protegió las pinturas rupestres de “Cerro Gualicho” en Lago Argentino. Ubicó los sótanos donde vivieron los sobrevivientes de la Expedición de Pedro Sarmiento de Gamboa en 1584.  Acompañó a Osvaldo Bayer por toda la provincia, mostrándole los sitios donde fusilaron a los obreros en 1921. Lo invitaban a las escuelas, colegios y universidades a dar charlas sobre temas de la provincia, especialmente tehuelches.  Participó en Ferias de Libros y ganó en la elección anual para ir a la Feria Nacional del Libro en Buenos Aires muchas veces. Presentó y se aprobó su proyecto de aceptación ante los Registros Civiles, de los nombres tehuelches, que se generalizó con todas las etnias del país que se sumaron y presidió la Comisión de Toponimia urbana de Río Gallegos.  

Entre sus más de 20 publicaciones se pueden destacar “Joiuen Tsoneka” (Leyendas Tehuelches); “Toponimia Indígena de Santa Cruz”; “Kai Ajnun”, el milenario arte Tehuelche de los Quillangos pintados; “La momia del Cerro Gualicho”; “Cuadernillos de Leyendas Tehuelches”; “Vida y Leyendas Tehuelches” (Leyendas Mitológicas); “Cuentan los Chonkes”; “Koonek” (Leyenda de El Calafate); “Raíz folklórica de la Patagonia”, “Mamíferos de Santa Cruz” (Editado en 2017) y su más reciente publicación “Poemas, Poemas”.

Hasta sus últimos días ha continuado escribiendo y dando conferencias relacionadas con temas patagónicos.

Su trabajo es un aporte de importancia a las páginas de nuestra historia regional y al mismo tiempo se resalta el trabajo que durante años vienen desarrollando por nuestra cultura en las expresiones artísticas que ha desarrollado, por lo que también se debe tener presente un reconocimiento a la trayectoria de este verdadero trabajo cultural.