El oftalmólogo más joven y nacido en Santa Cruz que volvió para ejercer en su provincia

Eduardo Roldán nació en Río Gallegos. Hijo de una docente jubilada como directora y un ingeniero electromecánico que trabajó en Servicios Públicos, conoció de primera mano la importancia de la escuela y la salud pública. Tiene una visión clara sobre lo que quiere: que la comunidad destaque la importancia de lo público, pero además poner a su materia de estudio –la oftalmología- en lo más alto del país desde Santa Cruz. Que la gente pueda atender sus problemas de vista con una calidad de excelencia, tanto en los hospitales del Estado como de las clínicas privadas. Desde muy chico sabía que iba a estudiar un área dedicada a la medicina y en el año 2008 decidió emprender viaje hacia Buenos Aires. Luego de seis años de estudio, se recibió, realizó la residencia y continuó especializándose. Luego, tomó la decisión que lo marcaría hasta la fecha: regresar a Santa Cruz y ejercer en la provincia. No es un dato menor, en un distrito diezmado por décadas por el pensamiento de buscar un futuro por fuera de la provincia. Eduardo (“Gualdo” como le dicen sus más cercanos) supo que quería regresarle a Santa Cruz y a Río Gallegos todo lo que le había dado y por qué no, que se valore lo propio. Hoy a sus 32 años es reconocido como el oftalmólogo y cirujano más joven de la provincia. Tiempo atrás decidió abrir su consultorio privado (ubicado la calle Chacabuco 474, en esquina Orkeke) y ahora le suma la atención en el Hospital Regional de Río Gallegos. No hay frente de batalla que quede sin cubrir.

La vuelta

Luego de haberse recibido en la Facultad de El Salvador, realizar su residencia en el Hospital Malvinas Argentinas y decidir regresar a Santa Cruz, retomó el sueño de hacer a la provincia grande en esta materia oftalmológica y que la comunidad pudiera acceder a un servicio de punta. La vista y su cuidado no son palabras menores a la hora de hablar de salud y del cuerpo.

“Yo nací y me crié en Río Gallegos, en el barrio Jardín. Estudié en la primaria en la Escuela 39 y luego la secundaria en el Guatemala. Siempre supe que quería estudiar medicina. Desde los 11 años que sabía que quería ser médico”, rememoró Eduardo en diálogo con TiempoSur. Tras su viaje a Buenos Aires para volver, regresó a la provincia en el mes de febrero del 2020, tiempo antes que se desatara la pandemia. Pero la decisión de la vuelta a sus pagos estaba tomada de antes. Mucho antes.

“Siempre supe que en algún momento iba a regresar a la provincia y a la ciudad a devolverle un poco de todo lo que me dio para formarme como persona y como profesional”, indicó.

Tras la residencia y la formación en otros institutos, armó las valijas y regresó al sur profundo de Argentina.

Pero esa mirada que tiene acerca de lo público y la importancia del acceso universal a derechos básicos la aprendió de chico, justamente yendo a escuelas públicas y con su mamá y papá como ejemplos a seguir. “Creo que todo es a raíz de esto. Mis viejos estudiaron en escuelas públicas, acá trabajaron en el sector público. Mi viejo es ingeniero electromecánico. Mi mamá maestra de la Escuela 1, se jubiló como directora. Me inculcaron ser agradecido con la provincia. Y siempre lo tuve en claro y fue determinante para tomar la decisión de volver”, recalcó el médico.

En conjunto

Ahora el trabajo se lleva adelante también en el Hospital Regional. Allí la experiencia que tuvo con otro trabajador del nosocomio –un electricista como su papá- no hizo más que reafirmar que el camino que había decidido era el correcto. “Actualmente estoy a la mañana trabajando en el HRRG, soy cirujano de adultos en el equipo y cuando empecé a trabajar en el hospital, haciendo las cirugías, empecé a sentir verdaderamente este sueño y objetivo de empezar a ayudar a la provincia”.

“Siempre me recuerda que el primer paciente que operamos de cataratas, de carné hospitalario, era electricista hace muchos años. Había dejado de trabajar por la incapacidad de las cataratas y de alguna manera fue sentir que el Hospital también le devolvió todo lo aportado por él durante muchos años. Hoy en día, él ha regresado a sus trabajos habituales y es un orgullo total”, relató.

Lo público es clave

“Para mí la salud pública es importante. La salud y la educación pública es un derecho que todos deberíamos contar. Hay mucha gente que no puede pagar una consulta, mucho menos una cirugía. Hay mucha gente joven que por las cataratas tiene que dejar de lado sus actividades laborales y rutinarias, y hoy en día con la tecnología que tenemos no me lo puedo permitir”, indicó Eduardo.

“Quiero que algún día, por lo menos en esta rama de la medicina, la gente se vaya a dormir tranquila sabiendo que los problemas oftalmológicos los vamos a resolver acá y no tener que derivar todo como habitualmente se viene haciendo. Hay un prejuicio y está instalado siempre que todo se deriva. Voy a trabajar mucho para que se pueda cambiar eso y una vez cambiado habré cumplido otro objetivo”,  sostuvo el oftalmólogo.

Recalcó el trabajo que hacen en el HRRG, indicando que hay un servicio de calidad accesible y que el paciente tiene la garantía que se irá bien atendido.

Trabajan todos los días, con turnos que se entregan de una semana a otra. El equipo está compuesto de cinco profesionales, dos para niños y tres para adultos, liderado por la jefa del servicio, Dra. Silvina Varela, a la cual Eduardo está eternamente agradecido por la confianza y el apoyo cuando ella decidió contar con él en la formación.

Con miras al futuro, el profesional médico sabe de dónde viene, dónde está y hacia dónde quiere ir. Santa Cruz, con la mirada puesta hacia adelante, busca ser una provincia de excelencia en el cuidado de la vista. Y Roldán ya trabaja para eso.