Caso Fernando Báez Sosa

"En el rugby se naturalizó la violencia": la reflexión de Agustín Pichot

El ex capitán de Los Pumas aseguró que luego de una charla con su hija, le mandó un mensaje a los padres de Fernando Báez Sosa.

  • 06/01/2023 • 08:34

Agustín Pichot es una voz autorizada en el rugby argentino y se destaca por no esquivar temas comprometidos, pocas veces reconocidos por los protagonistas. Hace tiempo en una entrevista, el ex capitán de Los Pumas contó los abusos que sufrió cuando empezó a jugar, lo que habitualmente se conoce como “ritual” o “bautismo”: “El gran problema que hemos tenido como deporte -y lo tenemos como deporte-, es no haber diferenciado lo bueno y lo malo. Haber naturalizado la violencia”, reflexionó el exjugador.
 
 
“Naturalizamos que en un bautismo te caguen a trompadas, que te muerdan hasta que no te puedas sentar. A mí me pasó, les hablo de la experiencia mía. Me mordieron la cola, un cachete. No me pude sentar por cuatro días, no tiene nada de gracioso”, expresó. Además, Pichot relató que después del crimen de Fernando Báez Sosa, golpeado por un grupo de rugbiers, le preguntó a su hija qué opinaba de los jugadores de rugby. “Son unos patoteros, quilomberos, agresivos”, fue la respuesta: “Por eso le mandé un mensaje al papá de Fernando pidiéndole disculpas en lo que me competía a mí, porque en definitiva yo había sido uno de los que había transmitido esa naturalización, desde mi lugar, de alguna forma”, aseguró.
 
Malos hábitos
 
En otra entrevista en "Pasaron Cosas", Agustín Pichot compartió una cruda reflexión: “Se sumó también a lo de Fernando (Báez Sosa). En un año se dieron dos cosas. El rugby, podemos hablar más filosóficamente, tenía como un halo de los valores y esa parte que yo nunca estuve a favor. Pero una especie de que son valores distintos y ahí me parece que hubo un error grande. Se construyó algo que tiene un montón de cosas buenas y otras que no están buenas. Y en esa parte que no está buena, se naturalizaron. Por ahí escribir un tuit en ese momento parecía gracioso, que fue hace diez años pero es inaceptable igual. Es como que estaba naturalizado. Era lo mismo que agarrarse a piñas en el “Ku” de Pinamar cuando éramos chicos –y lo digo en primera persona– parecía gracioso, y era divertido”.