Educación inclusiva

Familias ante la difícil tarea de conseguir docentes integradores

La demanda de las familias es cada vez mayor y la oferta de docentes con especialidad es reducida. Muchos alumnos integrados a la educación de grado no tienen el acompañamiento necesario y la tarea recae en los docentes del curso. Una situación que se debe atender para garantizar los derechos de los estudiantes.

  • 13/03/2024 • 11:45
Foto Ilustrativa
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Aunque décadas atrás el sistema educativo separaba a los estudiantes con capacidades diferentes, hoy rige el principio de inclusión educativa. Los docentes de apoyo, integradores y acompañantes terapéuticos, con términos distintos, persiguen el mismo objetivo: trabajar en la inclusión de alumnos y alumnas de escuelas comunes. Estos casos se trata de niños o niñas afectados por alguna discapacidad que puede ser intelectual, sensorial, motora, o alguna de carácter más psiquiátrico. Es decir, que puede ir desde un maestro que acompañe brindando el apoyo a la inclusión como acompañante de la trayectoria, hasta un acompañante terapéutico que regule un poco el comportamiento de ese estudiante que lo necesita.

Ante el inicio de un nuevo ciclo lectivo, son muchas las familias que buscan alternativas por fuera de lo que pueda brindar la autoridad educativa, pero se encuentra ante una escasa oferta de profesionales.

Nahir Castillo, vocal por los padres ante el CPE, confirmó a TiempoSur que por estas horas son varias las familias que acercan la inquietud ante la falta de alternativas, cuestión que los funcionarios de dicho organismo tendrían en agenda.

La mirada docente

Para conocer la realidad desde la mirada del sector docente, TiempoSur dialogó con Javier Fernández, secretario general de ADOSAC (Asociación Docentes de Santa Cruz), quien comentó que “hace algunos años alertábamos sobre esta situación y que iba a llegar a estos niveles de demanda, porque nos preocupaba qué estaba haciendo el Estado por la educación especial”. Y amplió: “Hay un nuevo paradigma que habla de inclusión, pero lo que vemos es que no hay una coincidencia entre la teoría y la práctica. Primero, porque hay una ausencia enorme de docentes con esta orientación, y en segundo lugar, hay una migración de los docentes de escuelas especiales hacia las obras sociales, ya que son contenidos laboralmente. Por lo general, tienen un cargo en el Estado y en otro turno se van a las obras sociales, las cuales tienen la obligación de cubrir al 100 % la necesidad de las familias”.

Consultado sobre la situación que genera la falta de ofertas y la amplia demanda, explicó que “un solo maestro integrador tiene un caso en una escuela. En el mismo turno tiene que ir a integrar a otros dos en un jardín y otro en un secundario. La pregunta es, cómo llega a brindar el tiempo de calidad que está necesitando el alumno”. Y aseguró: “Hoy no se está dando respuesta a lo que necesita el alumno: la integración con un acompañamiento más profundo”.

En este sentido, opinó que “hay que revisar hacia dónde va el rol de la escuela especial, qué orientaciones hay y preguntarnos si están respondiendo a la inclusión y las necesidades que tiene la familia. Muchos tendrán la oportunidad de pagar la obra social pero hay personas que no pueden costearlos. Eso genera que haya muchos niños integrados que no tienen docente y se hacen cargo los docentes de grado”. Tras esto, analizó que “el docente de grado, aunque el Estado le dice vos tenés que ocuparte, realmente no tiene las herramientas de orientación para detectar casos, abordarlos. De hecho, en una misma aula hay inteligencias múltiples y, aún sin chicos con CUD (Certificado Único de Discapacidad), deben adecuarse a situaciones diversas. Y cómo hace el docente cuando tiene dos o tres alumnos integrados. Eso es un problema”.

Por último, expresó: “El CPE debe darle otra impronta y mirada a la educación especial, también de la mano de la contención laboral. Sino, no se estarían yendo los docentes hacia las obras sociales”.