Reconocimiento y homenaje

Impondrán el nombre del “Dr. Marcelo Casaro” a una arteria del barrio Favaloro

En una ceremonia organizada por el Concejo Deliberante de Río Gallegos, este viernes 02 de junio a las 14.30 horas, se le impondrá el nombre del “Dr. Marcelo Casaro” a una arteria del barrio Favaloro de esta capital. El acto se desarrollará en la intersección con la calle Duncan Mann entre las manzanas 35 y 36 de ese barrio.

  • 01/06/2023 • 20:58

Se trata del primer médico que falleció a causa del Covid -19 en la ciudad de Río Gallegos, estando en la primera línea. Marcelo Casaro fue un reconocido profesional, especialista y referente de la zona sur en Infectología, que desde el año 2006 prestó servicios en la provincia. Durante la pandemia, fue referente constante de consulta para TiempoSur, destacándolo como un férreo defensor de la necesidad de hisopar al personal de salud, de aumentar las restricciones en la ciudad y de mejorar las medidas para proteger a los trabajadores esenciales. Participó activamente en los controles de ingreso y egreso a la localidad, situación que le costó la vida a la edad de 49 años, el día 29 de septiembre del 2022.

Este viernes 02 de junio a las 14.30 horas, se descubrirá una de los nomencladores de una arteria del barrio René Favaloro, imponiendo de esta manera su nombre a una arteria de esta capital. El acto se desarrollará en la intersección con la calle Duncan Mann entre las manzanas 35 y 36 de ese barrio.

Casaro fue el primer médico que falleció a causa del Covid -19 en la ciudad de Río Gallegos, estando en la primera línea. Era especialista en infectología y desde el año 2006 prestó servicios en la provincia.  Durante la pandemia, participó activamente en los protocolos, controles de ingreso y egreso a la localidad, atendiendo a pacientes que lo requerían, situación que le costó la vida a la edad de 49 años, el día 29 de septiembre del 2022.

Nació el 10 de febrero de 1971 en Corrientes. Estudió la carrera de medicina en la Universidad Nacional del Nordeste. Sus primeras labores como médico las desarrolló en la ciudad de Corrientes y en Resistencia (Chaco).

Casado con la Dra. María Alejandra Miranda, se instaló en Río Gallegos junto a sus hijos, Leandro Abel, Maya Luana. Esdras Uriel y Delfina Ambar.

Al respecto, su esposa, quien hasta la fecha se desempeña en la Secretaría de Salud pública del Municipio y además en consultorios particulares, manifestó que se siente “sumamente orgullosa y agradecida por este reconocimiento que se hace a mi esposo”.

“Agradecida a Santa Cruz por la manera en la que nos recibió los años que trabajamos con mi esposo en este lugar, donde crecimos profesionalmente. Fuimos recibidos en cada casa, haciéndonos sentir parte de su familia. Siempre hablábamos que este iba a ser el lugar donde íbamos a pasar el resto de nuestros días y así fue. Hoy el dolor ha disminuido, se revalorizan los buenos momentos, los gestos, la confianza”, dijo la doctora Alejandra Miranda.  

“He intentado volver a Corrientes, pero junto a mis hijos nos volvimos santacruceños y acá estamos”, dijo. “Mi esposo entregó todo por sus pacientes, con la convicción que el los resguardaba”, añoró.

Contó que su esposo, “vino de la mano de UDEM, como muchos médicos que hoy están en la ciudad. Fue auditor de la CSS, en el 2010 finalizó su especialidad en médico especialista en enfermedades infecciosas en la UNNE, en el mismo año se le otorgó el pase al HRRG al servicio de guardia”.

Informó que ingresó a la policía de la provincia primero como director Médico y luego adquirió la Jerarquía de Oficial Principal. Se desempeñó como médico clínico e infectólogo en el municipio de Río Gallegos, recorriendo las distintas dependencias, libretas sanitarias, tránsito municipal, dispensarios municipales: Madre Teresa de Calcuta, Héctor Tito Moreno, Arthur Fenton, Pablo Borelli, Rene Ferrada. También atendió en los consultorios del Policonsultorio San Miguel.

Se lo recuerda siempre como un hombre bueno, leal, solidario, respetado por sus pares, cuya presencia transmitía paz y tranquilidad antes los peores diagnósticos.

“Dejó un gran vacío en todos aquellos que lo conocieron, fue un padre y esposo ejemplar, un hijo cariñoso y contenedor, amigo de sus amigos, querible, excelente asador, le gustaba compartir las reuniones con allegados, siempre con una sonrisa por delante”, lo recuerdan sus colegas y amigos.