Relatos de vida

Mario Echevarría: Amor y respeto por la Patagonia

Mario Echevarría es un hombre que vino de la ciudad de El Calafate a sus 15 años, sus oficios le fueron mostrando el rumbo y de esa forma luchó por cuidar tres sitios de Santa Cruz, uno de ellos patrimonio de la humanidad en la provincia de Santa Cruz

  • 28/10/2020 • 11:19
Mario Echevarría
Mario Echevarría

En la recorrida que realiza el móvil del Multimedio Tiempo, se encuentra en esta ocasión con la historia de Mario Echevarría, un vecino de la ciudad de Río Gallegos que, a sus 82 años, nos abrió las puertas de su casa, llena de pinturas, recuerdos, escritos y libros. Nos lleva por su pueblo de El Calafate, en sus primeros años de vida, recorremos su tiempo por el deporte y vemos su labor por proteger la Cueva de las Manos.

 

Un poco Echevarría:

Somos los Echevarría, una de las primeras familias fundadoras de El Calafate, mis abuelos llegaron allá en el año 1915, había únicamente el matrimonio de don José Pantin, españoles y su esposa Carmen Fraile, también españoles, habían hecho una pequeña casa como un paradero, para gente que andaba en caballo, carros y carretas, que comenzaban a poblar las primeras estancias que se afincaban en esa zona.
Mis abuelos se quedaron con esa pequeña casita del señor Pantin, la ampliaron, la refaccionaron convirtiéndola en un hotel, luego otra vivienda donde utilizaron ladrillos, con carros y carretas desde Gallegos, trayendo cemento, hicieron su casa a la orilla de la laguna Redondo, un caserón hotel, ahí mismo tuvieron varios hijos y la gente iba poblando la zona.
Al pasar el tiempo mi abuelo se fue en barco a Buenos Aires y de allá trajo un maestro y fundó la primera escuela de Calafate que tuvo el número 10 que años más tarde sería la escuela nacional Nro 9, vigente en el pueblo y la más antigua, allí comienza la vida los Echevarría.
Tuvieron dos varones, mi padre y su hermano y seis mujeres que cada una se casó y tuvieron hijos, algunos poblando campos y otros se fueron estableciendo en distintos lugares de Santa Cruz, pero especialmente en Lago Argentino.


Deporte y Perón:

Cuando yo tenía 12 años, en la época del gobierno de Perón, se iniciaban los campeonatos infantiles Evita. En un principio entre los pocos chicos que habían en el pueblo queríamos armar un equipo de fútbol, al ser un pueblo muy chico, no alcanzamos a formar un equipo dentro de la edad de 13 a 15 años, un hombre que había venido a meteorología de Calafate en esa época, nos empezó a enseñar atletismo, durante un mes practicábamos y entrenábamos, nos vinimos a competir a Río Gallegos, solo 4 niños, nos fue muy bien, ganamos todas las pruebas y al año repetimos lo mismo, pero en vez de ir a Buenos Aires a competir, fuimos a Comodoro Rivadavia a competir por el torneo y definir los campeones patagónicos, en lanzamiento de bala, disco, de jabalinas, salto largo, velocidad, allí gané el lanzamiento de disco y bala, con ya 13 años y me mandaron a competir a Buenos Aires.

Ese año en Buenos Aires se inauguraban los campeonatos infantiles en la cancha de River, ese día fue especial, todos los representantes de las provincias y de territorios nacionales, formaron frente al mástil en semicírculo, hablaba frente a nosotros el general Perón, presidente de la Nación en aquel entonces, explicando el objetivo y las posibilidades de los chicos y jóvenes en ese campeonato.

Recuerdo patente como fue saludando uno por uno, habremos sido 25 jóvenes, comenzando por el más alto y yo estaba en último lugar en saludar por ser el menor de todos y el más petiso. Cuando me vio con el distintivo de Santa Cruz, me dijo “¡Sos de Santa Cruz, hijo!” con mucho asombro y cuando me preguntaba el lugar, no creía que lo iba a ubicar, entre risas me insistía en que le diga de dónde provenía yo y le dije que venía de un pueblito llamado El Calafate, lo pensó brevemente y me dice: “Eso es la capital del departamento Lago Argentino, allí llegó Perito Moreno en 1877, le dio el nombre al lago…” me empezó a contar toda la historia de Santa Cruz y me dejó muy asombrado, ya que Santa Cruz en esa época era un lugar muy desconocido para el resto del país. Todo esto ocurrió en el año 1952 y 1953, teniendo yo 13 años, fui quedando y quedando, solo quedaban 10 niños para competir en la final del torneo en lanzamiento de disco y terminé en cuarto lugar, fui el único atleta de la Patagonia en clasificar en la final del campeonato argentino de atletismo infantil Evita y conservo aún la copa que me entregó el mismísimo general Perón.
 

Del campo:

Los primeros años de mi vida había nacido en El Calafate, y ya el resto de mi niñez, pasé la mayor parte de mi tiempo en el campo, aprendiendo desde niño a trabajar de todas las tareas que hacen la gente de allí, el niño campesino juega imitando los trabajos de sus mayores y aparte de divertirse, aprende muchas cosas importantes y necesarias, yo por ejemplo aprendía las herramientas de labranza, el chacha, la pala, la picota, la barreta, todo para mí no tenía secretos, era normal y lo natural de la época.
Mis padres criaban ovejas, vacas y teníamos también caballos, aprendí todo lo relacionado con la fauna y aparte de eso, tenían sembrados de hortalizas, pastos de distintas clases, sembraba cosechaba a evitar las plagas, allí las tierras de bosques es muy apta para todo tipo de siembra, bosques constituidos por lengas, ciruelillos, entre otras, las cuales sus hojas iban mejorando y creando la tierra ideal.

 

A la escuela:

Luego en épocas de empezar la escuela, a mis 7 años, me llevaron mis padres a El Calafate nuevamente, cada año que pasaba estaba en la escuela y después me volvía al campo, recién a los 13 años mi padre se cansó de vivir encerrado cada dos o tres años aislado en la isla por la crecida de los lagos Rico y Roca, y tener que salir en bote y trasladaba las cosas ya sea siendo cinchar por el bote o remando, vendió el campo y nos fuimos a vivir a la ciudad, fue justamente cuando llegó este hombre de meteorología, a enseñarnos atletismo.

Cuando papá vendió el campo, yo tenía mi caballo, como todo chico campesino, tener un caballo es un lujo, agarré mi caballo y me lo llevé a la ciudad, al lado del pueblo había un potrero muy grande a la costa del lago, conocido como el “potrero de los policías”, lo llevé allí y durante años lo tuve a mi caballito en el pueblo y los días que estaba libre, un domingo, daba unas vueltas en caballo.

Después de los campeonatos Evita, me di cuenta de que había que estudiar, había que hacer el secundario, estudiar una profesión, por eso hice ese cursillo de educación física en Buenos Aires, con el que vine a enseñar acá, había que hacer la secundaria, cuando cumplí 15 años, les dije a mis padres que me iba a Río Gallegos a estudiar, conseguí una pensión, conseguí trabajo que duró tres meses en La Anónima, luego trabajé durante 5 años en el Correo, al pasar esos años, Santa Cruz se provincializó, en ese tiempo estudié y me formé como dibujante técnico y Topógrafo, conseguí trabajo en Vialidad provincial a partir de 1960.
 

¿Qué es el dibujo para usted?

Desde muy chico me gustó dibujar, incluso antes de ir a la escuela primaria como vivíamos en un lugar muy lindo allá en Lago Argentino entre los lagos Rico y Roca, yo recuerdo que subía tras de casa en una loma y desde allí veía el glaciar Perito Moreno, tenía que cruzar el lago y ya estaba en el glaciar, siempre me llamaron la atención los colores del cielo, cosas que te regala la Patagonia.
Desde allí me fui haciendo dibujante sin pensarlo, aprendí de todo pero ya estando en Buenos Aires, no hice el curso de dibujante técnico, sino que me vinculé con los libros del tema, aprendiendo casi todo, con poco de práctica, empecé a dibujar planos para viviendas, el dibujo topográfico, el dibujo del campo, tipos de terrenos, campo y lo relacionado en ello, 15 años trabajando con buenos profesionales y siempre me gustó dibujar para mí.
Luego de trabajar en Vialidad durante esos quince años, estuve otros 15 años como director de un museo que le di el nombre de su creador ”Padre Manuel Jesús Molina” ahí también hice muchísimos dibujos porque era una necesidad hacerlo, dibujos y pinturas, después por mi cuenta hago dibujos, letras. Acá en Gallegos hay muchas casas que fueron diseñadas por mí y que hasta el día de hoy por ahí vienen a buscarme para que les haga algo relacionado a los planos, aunque ya no me dedico a esa labor, pero si es necesario hacerlo lo hago.
Tiene un gran significado, fue uno de mis oficios de la vida que me ha ayudado a salir adelante, entre otras cosas, levantar mi casa, la casa la diseñé como un sueño años atrás, empecé de a poco comprando materiales, cálculos de bloques, medidas, tipos de puertas, ventanas, cables, todo.
 

El Tehuelche:

Yo desde muy chico en el campo y hasta el día de hoy, fui muy amigo de la gente Tehuelche, al pasar los años, me daba cuenta que la gente que los estudiaba, hablan con algún funcionario público y terminaban su informe, yo no aceptaba eso, tenían que hablar con los mismísimos tehuelches, saber su historia, su cultura, realmente entender la vida del tehuelche. A partir de eso, yo decidí escribir sobre ellos, empezar a publicar cosas, información de todos ellos, allí publiqué un librito que se llamaba “Toponimia Indígena de Santa Cruz”.
 

Cueva de las Manos y Erich Pietsch:

Trabajando en el campo en Vialidad, estuve en la Cueva de las Manos, impresionante la cantidad de pinturas, animales, jeroglíficos: “Esto hay que protegerlo” pensaba yo en ese entonces por el año ‘70, justamente había llegado a Gallegos para ese entonces un matrimonio Alemán, el doctor Erich Pietsch, yo tuve la posibilidad de conversar con él, siendo Director del museo y les comenté de las pinturas rupestres, conseguimos un avión para llevarlo a conocer la Cueva de las Manos, estaba tan impresionado que me pedía a sus 84 años por favor “Usted puede, hágalo, proteja las pinturas” de inmediato me puse en campaña de proteger las pinturas, ya para esto habían pasado seis años, así que hice el relevamiento topográfico, hice el proyecto del camino desde Bajo Caracoles hasta las cuevas, conseguí materiales, construí la casilla, y lo instalé todo con la ayuda de Vialidad provincial y la municipalidad de Perito Moreno, así quedó protegido, un trabajo de lucha entre personas que querían cuidar y otras más que no querían protegerla, años después fue declarado patrimonio de la humanidad, yo creo que esas personas que se negaban fue gente que nunca había ido a las Cueva de las Manos y algunas personas me decían con desprecio “esas son cosas de indios” esa gente, no vale la pena. Los únicos sitios protegidos en Santa Cruz, son Punta Gualicho, Punta Bonita y La Cueva de las Manos, los tres trabajos los inicié yo.

 

MARHUASO:

Marhuaso, un amigo mío Tehuelche, nunca supe su significado, recuerdo un día de trabajo, estudiando unos caminos, me acompañaba un muchacho joven y yo le enseñaba acerca del trabajo, fuimos a ver unas pinturas rupestres, quien nos acompañaba también era Marhuaso, porque él sabía y entendía el significo de las pinturas, llegamos al lugar, miramos los dibujos, yo le iba preguntando y me contestaba al momento, logré ver unos círculos dentados que parecían un engranaje, le digo a mi amigo tehuelche “¿Qué es eso?” y me dice “Terrke, estrella”, al decirle eso a mi compañero, se enojó un poco diciendo, “no pueden ser estrellas, las estrellas solo tienen cinco puntas” y me dice el tehuelche en su lengua, “las de él tienen cinco puntas”. Ellos tienen muchísimos significados y le dan otro giro a la palabra.
 

¿En que usa el tiempo en pandemia?

En todo este tiempo me doy el mío para seguir haciendo lo que me gusta, dibujo, pinto, escribo algo, permanentemente voy acopiando datos de distintos temas, y cuando quiero escribir por ejemplo un libro, busco mi carpeta donde copié la información y los datos sobre ese tema, y voy armándolo.

Hoy en día esto terminando un tema, que no es de acopiar datos, es un libro con cuentos en los que los protagonistas son niños, escolares, como hablan muchas cosas al mismo tiempo e interpretan a sus modos las curiosidades que teníamos de niño, el libro se va llamar “Picardías”.

Estos trabajos siempre los hago cuando puedo, cuando siento la necesidad de continuar en mi proyecto y al finalizarlo también me tomó el tiempo adecuado para publicarlo, siempre pensé esto: “No hay que obligarse a nada” las cosas van saliendo solas y a su tiempo.
 

¿Qué va a dejar la pandemia?

Ahora lamentablemente está muriendo mucha gente, yo no sé qué secuelas pueden quedar, estoy como todo el mundo esperanzado en las vacunas, intento evitar las noticias para no entrar en pánico, vacunas que supuestamente van a estar listas en un par de meses.

Lo ideal sería que cuando esté listo todo, se vacune toda la gente para evitar que esta pandemia siga, el asunto es que se corte todo, para nosotros esto es muy grave, más para el adulto mayor.

Gente que no tiene de qué vivir, si trabaja se expone, si no trabaja no tiene cómo comer, si aparece la vacuna y se empieza a aplicar, yo creo que será pronta la recuperación en general.

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