Columna

¿Qué estamos debatiendo hoy?

Por la diputada nacional Paola Vessvessian. 

  • 22/08/2021 • 09:12
Paola Vessvessian
Paola Vessvessian

No puedo dejar de observar que hay una parte de la dirigencia que insiste en reducir el proceso electoral a un debate sobre características o anécdotas personales. Eso no es extraño, porque al discutir solo sobre las conductas individuales, se está tratando de eludir el debate de fondo sobre cuáles políticas benefician a los/as argentinos/as y cuáles nos perjudican. Y este es, precisamente, el que define nuestras vidas, a nivel individual y colectivo. Son las políticas públicas las que determinan cómo vivimos: Si inauguramos escuelas y universidades o si se las desfinancia y se cierran; si se garantiza el acceso a computadoras para nuestros/as estudiantes o se les niegan; si a las personas mayores se proporcionan los medicamentos que requieren o se les vedan; si se protege a nuestros/as niños/as con vacunación y kits como el Qunita, o cada quien queda librada/o a su suerte; si se ejecutan planes de viviendas o se otorgan créditos usurarios como los UVA; si el presupuesto es para inversión en desarrollo económico y social o se destina a maximizar el lucro de especuladores locales y extranjeros. Estos son los temas que importan, pero que sistemáticamente se evitan. No es tan difícil entender el porqué: Es cercano y es evidente. El mundo entero está tratando, como nosotros, de superar los estragos de la pandemia. Es importante considerarlo, porque hay algunos que tratan de hacernos creer que afectó sólo a la Argentina. A pesar de los esfuerzos que todos los países hicieron de diferentes maneras, a nivel global hay más de 4,4 millones de fallecimientos, se perdieron centenares de miles de puestos de trabajo y prácticamente todas las familias del mundo vieron menguado su bienestar económico. Hoy mismo, varios países del “primer mundo” todavía se encuentran en aislamiento estricto. Aunque no es ni tan homogénea ni tan vertiginosa como lo desearíamos, hemos empezado la recuperación, como se nota en todos los indicadores económicos, y ello nos impone elegir el camino, la manera en que lo haremos. Hay un proyecto que pugna por hacerlo, protegiendo la producción y el empleo local, mientras que el otro apostó al “librecambio” y la importación irrestricta. Uno que cree en producir más bienes y servicios y otro que se dedicó a la timba financiera. Uno que libera a trabajadores/as del impuesto a las ganancias y le cobra más impuestos a quienes más tienen y otro que hizo exactamente lo contrario. Uno que apoya a las empresas en sus horas más difíciles y otro que las asfixiaba ante la competencia externa. Uno que puja por desendeudar al país y otro que nos endeudó por generaciones hasta la coronilla. Uno que ya trajo más de 46 millones de vacunas y aplicó más de 38 millones, mientras otro que dice que lo hubiera hecho mejor, pero no aportó ni una sola dosis. Uno que cree que Santa Cruz es un componente fundamental de la Patria y otro que trabajó para asfixiarnos y postergarnos. En síntesis, tenemos que debatir sobre los proyectos de país en los que se sintetizan estas diferentes dimensiones. Seamos exigentes con quienes ostentan responsabilidades institucionales, sin olvidar que las respuestas que necesitamos no están en las frases o en las fotos, están en las políticas.