Emprendedores

Todo sobre mi lana

De vivir 30 años en España a conocer su oficio en Puerto Santa Cruz, que le permitió exponer en una feria con la producción de artículos innovadores  gracias a la lana de la Patagonia.

  • 19/01/2020 • 14:20

Fue y volvió. Claudia Olivera (60) nació en Buenos Aires, pero vivió durante 30 años en España -15 en Marbella y 15 en Ibiza- pero fue en Puerto Santa Cruz, en 2015, en donde encontró primero su hobby, y después su “oficio”.

Crea indumentaria, jabones, bolsos, chalinas, tapices y diversos artículos innovadores de fieltro, una artesanía que va en crecimiento y que la Patagonia ofrece lo mejor: La materia prima como es la lana.

“Había conocido el fieltro pero muy encima en Ibiza con unos amigos que tenían ovejas y usaban la lana para alfombras muy rústicas, pero me quedó la idea y llegué a la Patagonia, vi que había lana a disposición y surgió la idea de envolver un jabón en lana”, contó con una tonada que no parece argentina y menos porteña, sino una mezcla de francés, inglés, alemán, pero sobre todo ibicenco, una variedad lingüística que se habla en Ibiza.

¿Pero qué es el fieltro?

Es un textil que no se teje sino que se moldea por vapor o a presión. Existen muchas técnicas.

“Es una superposición de capas de fibras de lana que luego se acoplan”, explica y aclara que existe el fieltro húmedo, que superponen las fibras de la lana y se moldean con agua caliente y agua fría -con un shock térmico- pero se trabaja con las manos sobre un superficie rugosa “como plástico de burbujas” y así la lana se contrae y compacta.

Otra -agrega- es el fieltro agujado. Con agujas especiales se van abriendo las fibras de la lana -“que se parecen al pelo humano”, señala- y se forma una estructura que luego se compacta.

“Se crean prendedores, muñecos y hasta jabones recubiertos que parecen una esponja ya que la lana es un exfoliante natural”, resalta.

Y existe una tercera técnica, similar a la primera sobre plástico de burbuja. “Se hace sobre una fibra de tejido abierta que posibilita que se metan las telas formando una tercera, y es una clase textil porque mezcla lana y tela”, detalla. Con esto Claudia crea abrigos, chalecos, vestidos, camisolas, con una “estética muy elegante”.

“Fue un hobby y ahora un emprendimiento”

Claudia es autodidacta. Todo lo anterior lo aprendió mediante tutoriales de Internet.

“Comencé haciendo cosas para regalar, hasta que empecé a ver en Internet el mundo del fieltro”, comenta.

Pero no se podría haber convertido en una pequeña productora sin la ayuda de los trabajadores de la Secretaría de Agroindustria Familiar –SAF- en Santa Cruz, concretamente Silvia Crettón, quien sirvió de nexo y puente entre quienes producen artesanalmente y los orientan para que puedan promocionar sus productos.

(En la provincia no hay más trabajadores de la SAF, que depende del Ministerio de Agricultura de la Nación, ya que fueron despedidos el año pasado).

“Fue un hobby y ahora es un emprendimiento, y por el apoyo de los operadores de la SAF se generaron espacios para poder comunicarme y trabajar con otras personas que estaban con el tema fieltro en Puerto Santa Cruz y Piedra Buena”, recuerda.

Hace un año Claudia vende la gama de productos en la feria de Puerto Madryn que funciona durante todo el año.

“Tenía bastante producción en la valija y fui al Paseo de Artesanos que se inauguró en enero y mostré mis cosas y como era algo muy novedoso, me dijeron que podía instalar mi stand”, explica.

No promociona sus productos por las redes sociales, y admite que debería hacerlo ya que eso le permitiría directamente subsistir de su trabajo.

“Hice cursos, pero no quiero una página de Facebook, ni Instagram porque no podría manejar todo al mismo tiempo. En este momento me dedico a la producción en la feria que es lo que sería mi zona de confort. No quiero asumir compromisos que no pueda cumplir. Puedo estar todo el día haciendo lo que me gusta”, admite.

“Un mundo fantástico”

“Ahora apoyo la cadena de la industria lanera porque produzco un producto diferente e innovador que le da valor a la lana”, remarca.

La lana se exporta, recuerda, aunque el fieltro “es diferente, porque se están dando los primeros pasos en este mundo fantástico y sorprendente en el cual se puede hacer de todo”.

De todo, incluye hasta rastas de lana que “le llaman la atención a los jóvenes”. “Yo les explico que esto tiene una salida laboral para el futuro en este país. No es un misterio, es solo hacer curos y aprender”.

“Lo que hago me viene de recuerdos, vivencias, sueños. Cada cosa que hago tiene un significado, tiene un porqué”, aclara. Y no es casual. El largo camino que hizo desde Ibiza hasta Puerto Santa Cruz, tuvo un motivo, fue “por amor”.