Natación y respeto por la naturaleza en la Patagonia

La Península Valdés, declarada Patrimonio Mundial de la UNESCO en 1999, es un enclave único en el mundo, hogar de una impresionante biodiversidad marina que incluye ballenas, elefantes marinos, leones marinos y orcas. En este entorno privilegiado, un proyecto educativo busca conectar a las nuevas generaciones con el mar y fomentar una conciencia ambiental en la comunidad de Puerto Pirámides.
Por iniciativa de la Asociación Mónaco-Argentina (AMA) y la Fundación Protejamos Patagonia (FPP), y con el apoyo de la Fundación Princesa Charlene de Mónaco, el proyecto "Aprender a Nadar" inició en diciembre de 2021. Desde entonces, ha transformado la relación de los niños con el medio acuático y su entorno natural.

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Conociendo el entorno a través del agua
Estela Quiroga, directora de la Escuela Primaria N° 87 de Puerto Pirámides, explicó que “el objetivo principal de este proyecto es familiarizar a nuestras infancias y adolescencias con la playa y sus aguas dentro de un marco educativo. A través de esta experiencia se busca que los estudiantes disfruten del entorno en el que viven, aprendiendo a interactuar con el mar sin temor y desarrollen una conciencia ambiental que les permita valorar y cuidar el área natural protegida, Península Valdés”.
En el área de Educación Física, los profesores generan el espacio para que los niños no solo aprendan a nadar, sino que también adquieran conocimientos sobre seguridad en el agua y preservación ambiental. Desde el año pasado, el programa incorporó una pileta desmontable que permite a los más pequeños iniciarse en el agua antes de trasladar las actividades al mar.

Sinergias para educar y proteger
El proyecto también fue posible gracias a la colaboración entre ONG, instituciones locales y la comunidad. Michele Rubinelli, miembro de la AMA, destacó la importancia de esta cooperación: “Todo nació de una amistad y se extendió a nuestras familias. Con la Fundación Princesa Charlene de Mónaco, replicamos aquí, en la Patagonia, su misión de enseñar a nadar para evitar ahogamientos. Es un esfuerzo común donde participan la escuela, la municipalidad, y los padres. Hoy los chicos piden que se termine el año con estas actividades, y los padres están agradecidos”.
El enfoque integral incluye talleres educativos con expertos en biodiversidad, que amplían los horizontes de los estudiantes y les muestran oportunidades futuras en actividades sostenibles como el ecoturismo, la navegación o el avistamiento de ballenas.
Vinculación con el medio y la biodiversidad
Para Romina Bottazzi, representante de la Fundación Protejamos Patagonia, este programa es una herramienta clave para conectar a los niños con el mar y sus ecosistemas: “Aprovechando la biodiversidad que tenemos en la Península Valdés, vinculamos a los chicos con el mar. Desde pequeños, aprenden a valorar y proteger las especies que habitan tanto en el mar como en la tierra. El escenario es perfecto para fomentar esta relación”.
Además, la profesora de natación, Sol Rodriguez, incorpora elementos prácticos y teóricos en las clases, adaptándose a las condiciones climáticas. Bottazzi añade: “Incluso en días de mal clima, aprovechamos para enseñar sobre prevención y seguridad en el mar. Todo forma parte de un tema más amplio: evitar errores y salvar vidas”.

Hacia un futuro sostenible
A cuatro años de su inicio, "La Experiencia Continúa" no solo fortaleció el vínculo de los niños con el agua, sino que también sentó las bases para un desarrollo sostenible en la región. El proyecto no solo inspira a los estudiantes a explorar el potencial del ecoturismo, sino que refuerza la importancia de preservar el valioso patrimonio natural de la Península Valdés.
Este modelo educativo, respaldado por la sinergia entre organizaciones locales e internacionales, es un ejemplo de cómo la educación y la conservación pueden unirse para transformar comunidades y proteger el medioambiente.