Santa Cruz: el grave problema de los perros callejeros, la castración y eutanasia
Un docente investigador de la UNPA-UACO, que trabajó en la temática en una comuna, indicó que en la Argentina no existe ningún trabajo “que demuestre que tal manejo por sí solo produce la disminución de canes”. Por qué no alcanza sólo con la castración masiva y su oposición a la creación de “cuchas comunitarias”.
Disminuir población de canes o los perros sueltos es un problema no sólo local, sino provincial y hasta nacional.
El tema data desde hace décadas y en Río Gallegos cada cierto tiempo vuelve a surgir.
Tal es la importancia, que en 15° Encuentro de Jueces de Faltas y Secretarios desarrollado en Gobernador Gregores el fin de semana pasado, Diego Procopio, Licenciado en Aprovechamiento de Recursos Naturales Renovables, docente investigador del Centro de Investigaciones de Puerto Deseado (UNPA-UACO), fue el único expositor.
El investigador disertó sobre el estudio que realiza y llevó a cabo particularmente en Puerto Deseado, asistiendo al Municipio.
En la localidad portuaria, junto a su equipo, realizó cuatro censos de perros callejeros (con y sin dueño). En el último relevamiento detectó que hubo disminución de los canes -que totalizaron 1450- gracias a la castración, chipeado de los perros y promoción de tenencia responsable mediante el control de los inspectores.
El trabajo valió que de otros municipios fuera de la provincia le pidan realizar una disertación.
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TS: ¿Es un problema provincial?
DP: El problema está en todas las ciudades de la provincia, pero también atraviesa el país. Es un problema que tiene implicancias en la salud pública, ya sea porque son un potencial reservorio de enfermedades, producen poluciones (ladridos, heces y orinas), peleas entre vecinos, lesiones directas con ataques e indirectas en el tránsito, estos problemas se presentan principalmente en todas las calles de una ciudad y también tienen implicancias en la conservación de la biodiversidad en áreas o reservas naturales, y en los campos ganaderos, por ejemplo en estos últimos años 2018-2019. Hubo ataque de jauría de perros en varias localidades: En El Chaltén hubo una corrida de huemules, en Caleta Olivia con los lobos marinos, en El Calafate mataron 60 cisnes en la Laguna Nímez, el año pasado una jauría acorraló y mató a 70 choiques en Puerto Deseado; además de matar 450 pingüinos en una isla de la misma localidad en el 2015. Sin enumerar las matanzas en los campos ganaderos como Los Antiguos, Las Heras, Pico Truncado, Puerto Deseado y Gobernador Gregores en el 2018. Es decir, cada vez que aumenta la población tiene mayor incidencia en las reservas naturales y en los campos linderos a las ciudades. Pero no sólo eso, sino que hay un vacío de información sobre las enfermedades parasitarias de los perros y la incidencia en la población humana en la provincia, por ejemplo, qué pasa con la hidatidosis, sabiendo que ésta está relacionada a la producción ganadera y en especial la ovina, qué pueden trasmitir los perros que están en las plazas, las calles en Santa Cruz.
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-¿Es verdad que no hay ningún estudio científico que diga de qué manera se puede mermar la población de canes?
En la Argentina no hay nadie que trabaje en un manejo integrado. No hay trabajos que demuestren que tal manejo por sí solo produce la disminución de canes. Hace un par de años comenzamos un proyecto de investigación con la UNPA-UACO para conocer la información geográfica de los perros callejeros, monitorear la población para evaluar la tendencia y para evaluar resultados de acciones concretas de gestión y manejo, porque al saber dónde están distribuidos, sabemos dónde se puede atacar el problema y podemos saber si tal o cual medida de manejo tuvo efecto o no sobre la población. Hasta el momento hemos realizado en Puerto Deseado cuatro censos anuales y hemos observado en este último año una pequeña disminución debido a medidas de manejos integrados como el chipeado, castración y inspectores en las calles. Incluso iremos junto con Protenencia Nación, a castrar y hacer el Censo en San Antonio Oeste, así poder comparar y ver cómo están trabajando en relación a la problemática, debido a que es una ciudad portuaria parecida a Deseado, con población del mismo tamaño y la misma idiosincrasia. También queremos replicar esta experiencia en otras localidades siempre y cuando esté la decisión política de querer hacerlo.
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-Señaló que no hay ningún estudio que señale de qué modo exactamente disminuir la población de canes. Es, decir, ¿no alcanza con la castración?
Es una herramienta más, no es la varita mágica la castración por sí sola. Solo castrando los perros no dejan de estar en la calle o esta idea de castrarlos y dejarlos en la calle, no mejora el estado nutricional, sanitario y comportamental del perro. Pero tampoco resguarda el bienestar de los animales, ya que los mismos son responsables de su propio bienestar, nadie puede evitar que los maltraten, que se peleen, que se enfermen o que coman basura, etc… Algunas organizaciones proteccionistas dicen que alcanza con la castración masiva y sostenida. Yo digo que es una herramienta más. En Deseado, Control Canino utiliza varias medidas: Una obviamente es la castración, para parar el crecimiento poblacional; otra es el chipeado de perros, para darle propiedad a los animales y dar justamente responsabilidad a los tenedores de perros; otra es que existan sanciones más coactivas que parten de ordenanzas que aplica el Municipio para sancionar la irresponsabilidad y generar la tenencia responsable y regular la actividad en lugares públicos, con esto se está trabajando con inspectores en las calles, además de dar charlas a escuelas y jardines, y de tener un lugar para cuidar y dar en adopción a los perros sin dueños.
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-¿Es imposible no ser eutanásico?
Antes que nada y debido al escrache mediático y en las redes sociales que recibió Puerto Deseado y el alto costo por falsas acusaciones que tuvo que afrontar el Municipio, incluida la renuncia de la veterinaria a cargo en ese momento, quiero decir que Deseado prohíbe la matanza masiva e indiscriminada de perros como método de control. Por otro lado es una contradicción no ser eutanásico, ¿qué significa literalmente no darle una muerte digna a los animales? ¿Qué harían en estos casos los veterinarios? Eutanasia significa actuar con un paciente en forma individual para evitar su sufrimiento, la realidad es que el animal está enfermo, la situación es que no tiene más posibilidad de mejorar y para evitar el sufrimiento y con el consentimiento informado del dueño del animal se procede a matarlo sin dolor o muerte digna. Por otro lado es una facultad o incumbencia que tienen los veterinarios bajo el consentimiento del dueño, que en caso de no estar de acuerdo habría que discutirlo en otro ámbito y no legislarlo en una ordenanza. Existiendo además leyes nacionales que lo permiten, por ejemplo la Ley Antirrábica N°22.953. Si hubiese que elegir un título para un manejo o una ordenanza en relación a la problemática, le pondría MUNICIPIO RESPETUOSO DEL AMBIENE Y LOS ANIMALES.
-Entonces no ve bien que se impulse la creación de cuchas comunitarias o la idea de perro comunitario en la vía pública.
Es políticamente carismático, pero no correcto. Es fomentar la hipocresía de dar la propiedad a una comunidad o un barrio o los vecinos de una plaza, y en realidad es que ninguno es dueño o es un dueño a medias o un falso dueño. Si al perro lo atropellan, muerde o se enferma, ¿quién es el responsable? Por lo general se cae en el dilema de “tragedia de los comunes” en donde existe un recurso común compartido, nadie tiene exclusividad y todos pueden alterarlo… En este caso favoreciendo la tenencia del perro comunitario en lugares públicos o uso común, en donde todos somos parte de la causa y a su vez nadie, o en donde los beneficios son de algunos y los costos son repartidos para toda la sociedad. Y como dije anteriormente, no se controla el estado reproductivo, nutricional, sanitario y comportamental de esos animales. Nadie los atiende, o si los atiende, no está bien definido quién los atiende, de qué manera y con qué frecuencia. En definitiva no hay que minimizar las implicancias de estos animales en la vía pública, no hay que olvidar principalmente que nuestros niños juegan en esas plazas o barrios y no se trata del bienestar individual de aliviar la conciencia del que lo hace sino de mejorar el bienestar de toda una comunidad.
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-¿Cómo hicieron los países en los que no hay perros sueltos o callejeros?
Están educados. Todos castran, todos chipean y hay control, porque si encuentran perros afuera de tu casa te hacen pagar una multa en el mismo momento y si no te inhabilitan directamente la cuenta bancaria entre otros. Hay otro sistema, pero sobre todo pasa porque son lugares muy educados y nosotros no somos una sociedad educada. Es bueno enseñar a los chicos, por ejemplo, a llevar sus mascotas atadas, levantar la caca del animal, lavarse las manos para evitar enfermedades y no darles agua y alimento dejando el mensaje que los perros sigan estando en las calles, sino que sería mejor adoptarlos y hacerse responsable. Éste es un problema generalizado en países en desarrollo y no escapa a todas las ciudades de Argentina.