El impacto de la violencia doméstica en la infancia de víctimas y agresores
A través de la Oficina de Género, dependiente del Tribunal Superior de Justicia, se conocieron datos estadísticos del impacto de la violencia doméstica en la infancia de personas que la padecieron en la adultez. El informe fue elaborado con el registro de los diez años de la OVD.
El informe se hizo en base a los testimonios recabados en la Oficina de Violencia Domestica de Río Gallegos, bajo la premisa de aportar a la elaboración de políticas de prevención y abordaje. Los datos se conocen, además, a poco de conmemorarse el Día Internacional de la Lucha contra la Violencia hacia la Mujer.
Según detalla el informe de la OVD capitalina, los antecedentes de violencia familiar “pueden tener un impacto significativo en el desarrollo y comportamiento de las personas. Tanto en mujeres víctimas como en varones agresores de violencia doméstica. Estos patrones son complejos y no se aplican de manera uniforme a todas las personas pero pueden observarse ciertas tendencias, a partir de las estadísticas”.
El documento emanado de la OVD, también sostiene, que los resultados pueden indicar la necesidad de investigaciones adicionales para comprender mejor las causas y las relaciones entre las vivencias en las infancias y el modo de vincularse de las personas.
“La exposición a la violencia a temprana edad, crea condiciones que aumentan la vulnerabilidad en la adultez. Además, en base a los registros de la OVD, inciden principalmente en varones que serían más propensos a repetir patrones en sus relaciones adultas, al carecer de habilidades para resolver problemas de manera no violenta y ejercerla”, se expone.
Las estadísticas de indicadores de riesgo de violencia doméstica, registradas en base al relato de la persona afectada durante la denuncia ante los equipos interdisciplinarios en la OVD de Río Gallegos, comprende el período del 11/03/2013 al 09/11/2023.
Incautaron armas de fuego y vehículos
Entre las 7673 personas afectadas, el 47,13 % dijo tener antecedentes de violencia familiar, el 51,93 % no los tuvo y no respondieron, el 0,94 %.
Consultadas sobre el tipo de violencia, el 62,83 % referenció la de tipo física y/o psicológica, el 17,98 % padeció violencia de tipo sexual, por mencionar dos. En tanto que el porcentaje aumenta, considerablemente, cuando la consulta realizada es si acaso les tocó presenciar situaciones de violencia doméstica en la infancia. Entonces, el 76,02 % dijo que sí, el 23,45 % que no y un 0,53 %, que no lo recordaba.
Otra pregunta relevante para los equipos, fue si padecieron abandono por parte de padre o madre, en cuyo caso el 84,24 % dijo que no y el 14,93 % que sí. Un 0,83 % no tenía recuerdo de eso.
Pero los datos cambiaron, cuando la pregunta se hizo respecto de los agresores. Porque de un total de 7673 personas entrevistadas, respondieron que más de la mitad, el 51,24 %, padeció violencia en la infancia. Solo el 14,94 % no y el 33,82 %, lo desconocían.
Cuando se consultó sobre los agresores que habrían sufrido violencia en la infancia, 3932 personas agresoras sí habían padecido violencia. Sobre violencia física o psicológica el 66,43 % dijo en afirmativo, el 22,15 % que no y el 11,42 %, lo desconocía.
El 65,36 % no habría sido víctima de violencia de tipo sexual, y el 7,20 % sí, aunque de un 27,44 % respondieron que no lo sabían.
El 67,90 % de las personas agresoras fue testigo de violencia familiar durante su infancia, y 73,96 no padeció el abandono de su padre o madre.
El informe advierte que existe “una alta prevalencia de antecedentes de violencia en la infancia”, que, en el caso de las personas afectadas por la violencia en la adultez, la mayoría fue testigo de episodios de violencia en esa etapa temprana. Mientras que, cuando se trata de agresores, la distancia entre quienes padecieron la violencia y quienes la atestiguaron, es mucho menor.
A modo de sugerencia, se destaca que los programas de prevención, educación y concientización que aborden la violencia en el hogar, pueden promover ámbitos de crianza que ayudan a superar el ciclo de la violencia. Aunque las experiencias individuales varían, el abordaje temprano es esencial para fomentar relaciones saludables.
También, pueden ser importantes las intervenciones específicas para mujeres que han experimentado violencia en la infancia, como “programas de apoyo psicológico y terapia, para abordar las secuelas emocionales”. En tanto que, para varones agresores “podría ser útil la participación en talleres socio-educativos para romper la transmisión intergeneracional de patrones violentos y promover modelos de vínculos positivos”.