El escalofriante crimen de los paisanos Varga y Rivera en Gobernador Gregores

Por Ignacio Domínguez (Redactor TiempoSur)

Con colaboración y extractos del libro escrito por el ex Fiscal de la Provincia de Santa Cruz, Gabriel Giordano.

Durante el transcurso del año 1996 la localidad de Gobernador Gregores se vio sacudida por uno de los crímenes más impactantes de la provincia de Santa Cruz.

El hecho

En efecto corría el año 1996 y los ciudadanos Poklevochi y Sanguesa (este último integrante de la comunidad originaria), fueron tras sus víctimas Varga (también integrante de la comunidad originaria, conocido por buen paisano y su arte de domador) y su tío Rivera (paisano conocedor de la zona y trabajador rural).

Poklevochi era hijo de un reconocido estanciero y propietario de la Estancia La Candelaria de la zona de Gregores.

En ese momento Varga había tenido una fuerte discusión con el hijo del estanciero por la supuesta faltante de ganado.

Frente a ello, Poklevochi y Sanguesa se dirigieron hasta una chacra de quien luego fue un testigo fundamental, el ciudadano Rutherford, donde planificaron y salieron tras Vargas y Rivera para acabar con sus vidas.

Seguidamente a esto los asesinos comenzaron una recorrida por la zona con el fin de encontrar las personas en cuestión.

Transcurridos varios minutos los malvivientes lograron divisar a Vargas y Rivera cabalgando.

Ante esto, Poklevochi junto a Sanguesa y Sepúlveda comenzaron una persecución como si fuera una especie de cacería humana.

En ese momento Poklevochi, quien llevaba un revólver, se lo facilita a Sepúlveda que sale tras Vargas.

A pocos metros del lugar Sepúlveda le dispara un certero disparo en la zona de la espalda lo que le provoca una muerte inmediata.

Mientras tanto, por el otro lado Poklevochi se encontraba persiguiendo a Rivera quien logró arrinconarlo en un zanjo a la espera de la llegada de su cómplice que poseía el arma de fuego.

Posteriormente a esto Poklevochi dispara contra este hombre hiriéndolo gravemente en el hombro donde Rivera hizo un último intento de escapar quedando recostado a metros del hecho.

Ahí Sepúlveda se acercó hasta donde estaba Rivera para terminar con su vida degollándolo con un arma blanca.

Continuamente a esto los criminales dejaron los cuerpos de Varga y Rivera en la zona de los cañadones.

Por otra parte, los asesinos tenían que esconder cualquier rastro de lo sucedido, por lo que decidieron ocultar los cuatro caballos en un pozo de agua en desuso.

No obstante, Poklevochi junto a Sepúlveda mataron a los equinos para luego trasladar sus restos hasta dicho lugar mencionado anteriormente.

Finalizado el crimen los autores se dirigieron nuevamente hasta la chacra de Rutherford donde le contaron con lujo de detalle lo que habían hecho, para asombro y temor del hombre.

Investigación

Posteriormente a esto las autoridades policíacas en aquel momento y tras las denuncias de desaparición por parte de los familiares de Rivera y Varga, comenzaron una investigación con el fin de determinar qué fue lo que había pasado.

Sin embargo, los oficiales de policía se encontraban desorientados y perdidos a la hora de buscar indicios o pruebas de lo sucedido.

Ante esto, los efectivos de policía en aquel momento dieron intervención a un parapsicólogo mentalista o vidente quien indicó que los cuerpos de las personas se encontraban en la zona de los cañadones.

Inmediatamente los uniformados se trasladaron hasta el lugar donde confirmaron el hallazgo de Varga y de Rivera.

La policía, a pesar de haber encontrado los restos de los paisanos, todavía les faltaba el móvil y los causantes de este cruento crimen.

Transcurrido un tiempo prudencial, sin tener elementos de la autoría, Rutherford decidió hablar con la policía de Puerto San Julián.

El hombre en cuestión brindó detalles de los hechos y el móvil del mismo el cual indicaba que fue por el robo de caballos.

Inmediatamente a esto los numerarios fueron tras Poklevochi y Sepúlveda para ponerlos tras las rejas a la espera de su juicio.

Historia judicial en Santa Cruz

Este hecho permitió que la historia judicial en la provincia de Santa Cruz tuviese un cambio trascendental en materia de los juzgamientos de los hechos criminales a poco tiempo que entrara en vigencia el nuevo Código Procesal Penal en el año 1996.

Continuamente a esto este crimen sindicó el primer juicio oral desarrollado en el territorio santacruceño.

El hecho en cuestión tuvo lugar en la jurisdicción del Juzgado de Primera Instancia de Competencia Universal de la localidad de Puerto San Julián el que tenía competencia en toda la región centro, incluyendo las zonas colindantes a Gobernador Gregores como el lote 41 de la reserva indígena en plena pampa patagónica donde fueron perseguidos, casados y asesinados Rivera y Varga por otros dos lugareños.

Esto permitió levantar el velo de la impunidad tras la intervención de los funcionarios judiciales de turno.

El juicio en cuestión demostró un plan premeditado y una adecuada ejecución con alevosía, mediante el uso de arma de fuego y arma blanca, sumado a su posterior accionar tendiente a ocultar los rastros y evidencia de proceder criminoso.

Investigación policial y judicial

En el proceso de investigación intervino como instrucciones por delegación la Comisaría de Gobernador Gregores a cargo del comisario Oconor, el juez de Instrucción a cargo del doctor Espinosa en Puerto San Julián como Juzgado Universal en ese entonces y el fiscal, doctor Felipe Piedra Buena.

Juicio oral y sentencia

El desarrollo del primer juicio oral en la historia de la provincia tuvo lugar en la conocida Hostería Municipal de Puerto San Julián en el año 1997.

En ese momento el Tribunal fue integrado por los jueces, doctor Mariani Daniel, la doctora Mercau Alicia De los Ángeles y el doctor Jorge Chávez.

Tras las declaraciones, testimonios y pruebas, los criminales fueron condenados a prisión perpetua por los delitos de doble homicidio por alevosía y premeditación.

Por último, gracias al aporte del ex fiscal de la provincia de Santa Cruz, Gabriel Giordano, se pudo saber que los autores de este escalofriante crimen se encuentran en libertad tras haber conmutado sus condenadas y rebajas dispuestas por el PEP.