Día de la Militancia

A 48 años del retorno del líder

El 17 de noviembre de 1972 Juan Domingo Perón volvió al país tras 18 años de exilio, por eso el peronismo celebra el Día de la Militancia.

  • 17/11/2020 • 08:28

Se trata de la conmemoración del 17 de noviembre de 1972, fecha en la que el general Juan Domingo Perón volvía a la Argentina tras 18 años de exilio, luego del golpe de Estado conocido como "Revolución Libertadora" que tuvo lugar en septiembre de 1955. Era la primera vuelta, mas no la definitiva del líder justicialista, que se instalaría finalmente en el país desde el 20 de junio de 1973, cuando Héctor J. Cámpora ya había asumido la presidencia.

El peronismo recuerda el 17 de noviembre como un símbolo de la resistencia y la militancia en los casi 20 años donde fue proscripto, por eso se celebra el Día de la Militancia. Pero el retorno del líder fue mucho más: demostró que el presidente derrocado en 1955 no estaba resignado a morir lejos de su patria, si bien en España vivía cómodo y aquí lo esperaba un desafío enorme.

Su vuelta al país fue, también, la mejor respuesta al envalentonado presidente de facto de aquellos días, general Alejandro Lanusse, quien había dicho que a Perón “no le da el cuero” para retornar.

El regreso marcaba el final de un ciclo político.

La llegada

El 17 de noviembre de 1972, ese día el avión proveniente de Roma con Juan Domingo Perón a bordo aterrizó a las 11:20 en Ezeiza. En DC-8 de Alitalia viajaban 154 hombres y mujeres, entre ellos, 22 presidentes provinciales del Partido Justicialista y del distrito capital, miembros retirados de las Fuerzas Armadas, de la Confederación General del Trabajo, las 62 Organizaciones, empresarios, ex funcionarios y legisladores, científicos y artistas, que acompañaban al líder de los trabajadores en su regreso.

Bajo una lluvia torrencial, el ex Presidente pisó suelo argentino y en la pista de aterrizaje fue recibido por Rucci y por Juan Manuel Abal Medina, recientemente designado secretario general del Movimiento Peronista por el propio Perón, y entre las 300 personas que lo esperaban, la numerosa comitiva y los muchos periodistas, fue suficiente para enmarcar una fecha histórica. ?

Luego, el general Perón fue retenido en el Hotel de Ezeiza hasta la madrugada del día siguiente cuando fue liberado y se dirigió a la casa de la calle Gaspar Campos, en Vicente López. ?Miles de peronistas comenzaron a llegar hasta la casa y Perón se asomaba periódicamente para decir breves palabras, saludar y agradecer las ovaciones recibidas.

El presidente de facto, Alejandro Agustín Lanusse, había dicho: "No voy a admitir que corran más a ningún argentino diciendo que Perón no viene porque no puede. Permitiré que digan: Porque no quiere; pero en mi fuero íntimo diré: Porque no le da el cuero para venir". Esa afirmación por supuesto, fue utilizada por los peronistas de línea revolucionaria, cuando Perón apareció en Ezeiza: “¡Peronismo Montonero! Por eso le dio el cuero”. Lo cierto es que el propio gobierno había declarado aquel 17 de noviembre como día no laborable, prohibió las concentraciones y solo se podía acceder al aeropuerto de Ezeiza como “invitado especial”. El avión de Alitalia hizo el trayecto Roma-Dakar-Buenos Aires sin inconvenientes ni armas a bordo porque el propio Juan Domingo Perón dijo que iba como “prenda de paz” y antes de salir de Fiumicino se hicieron revisar los bolsos de viaje.

El vicecomodoro René Salas subió al avión y pidió hablar con Juan Domingo Perón para pedirle que bajara acompañado por no más de cinco personas y que luego sería trasladado al Hotel Internacional de Ezeiza. Perón bajó primero y atrás lo siguieron Isabel, el Delegado y López Rega. Lo esperaba una caravana de automóviles que encabezaba un Ford Fairlane, color claro. Todo era seguido en directo por la televisión. A los pocos minutos, el auto se detuvo y el general Perón se bajó para saludar con sus dos brazos en alto. La imagen de ese día, retrató a Juan Domingo Perón con traje azul oscuro. A su derecha López Rega; Jorge Osinde que había corrido a su encuentro; Isabel con su tapado sobre los hombros y el Delegado observando el momento. A su izquierda, Rucci cubriéndolo de la llovizna con un paraguas y Juan Manuel Abal Medina. La sonrisa de Perón no pudo tapar la tensión del momento.

El Día de la Militancia fue el día del regreso del líder, su mejor resultado, su victoria más alta. Un Perón agobiado por el vuelo, pero entero, ovacionado por la multitud juvenil que lo acompañó a su casa de Vicente López.