Elecciones 2023

Cuenta regresiva para las elecciones: 7 días de una semana clave

En la semana más importante electoralmente, los candidatos ajustan sus estrategias en medio de un panorama en el que la ciudadanía se involucra cada vez menos. La búsqueda de fiscales, los movimientos de los últimos días y lo que exponen los sondeos de opinión pública en Santa Cruz, en una campaña repleta de errores no forzados.

06/08/2023 • 17:17

El positivismo que los candidatos provinciales exhiben a una semana de las elecciones contrasta, en la mayoría de los casos, con la preocupación que invade internamente los bunkers de campaña. Las sonrisas exigidas en las fotos, el intento de empatizar con una sociedad agobiada (en dirigentes que no pisaban un barrio con barro hace años) y la falta de brújula en la estrategia política expone como nunca la fragilidad de una dirigencia que ha ido perdiendo el termómetro de la temperatura social hace años. Y lo notan en cada recorrida que hacen por Santa Cruz. Se traslada, además, a las encuestas, siempre vistas con desconfianza, pero presentes en cada trayecto electoral. Son un mal necesario, podría decir algún consultor.

El número de los indecisos, que no tienen en claro a quien votarán el 13 de agosto, sorprendió a más de uno en los últimos días. Cuando se analiza a ese grupo que desespera al círculo rojo santacruceño, se nota claramente que el porcentaje aumenta en las categorías nacionales, que disputan un lugar en el Poder Legislativo. En las PASO presidenciales y en las generales por la gobernación cae algunos puntos y ronda el 10%, sumado a quienes piensan votar en blanco.

El dato que se podría destacar es que, tanto en las que pide Unión por la Patria como las que ve Por Santa Cruz y Cambia Santa Cruz, el oficialismo sigue a la cabeza sea mayor o menor la ventaja, aunque el escenario sigue abierto. Con Pablo Grasso por encima de Javier Belloni, y con Guillermo Polke que aporta un número realmente diminuto, el peronismo oficialista se mantiene competitivo y quiere dejar atrás el desastroso resultado que obtuvo en 2021, cuando jugó con “suplentes” y solo sostuvo su piso electoral, integrado por los orgánicos y los convencidos. Los inexplicables errores de Servicios Públicos y del Consejo de Educación con el mantenimiento de las escuelas siguen generando muchísimos dolores de cabeza a la cúpula de UP y su efecto es todavía incierto.  

Pensando en el cierre de campaña que será el jueves en el Atlético Boxing Club, el intendente de Río Gallegos pone quinta en su pago, intensificando el cara a cara, y se movió con una familiaridad que envidian los que se obsesionan con el voto de la capital de la provincia, la localidad de mayor músculo electoral y que será la cocina de la rosca hasta el 13 de diciembre. Con una maratónica visita en los sets televisivos de la gran ciudad, Grasso nacionalizó su campaña y le habló a un público que todavía mira, religiosamente, televisión por cable en sus hogares.

Javier Belloni quema los cartuchos que le quedan y su lógica pasa por teñir todo lo que puede de naranja. Organizó un festejo por el día de las infancias en el gimnasio principal del Albiverde y movilizó a todo el aparato oficial que lo acompaña, el cual borró de su mente en tiempo récord los gestos negativos que ha tenido, todos estos años, con la gobernadora Alicia Kirchner. Luego de amagar varias veces en bajar su candidatura en la previa al cierre de listas, Belloni solicitó todo el apoyo posible, con operadores incluidos, y apunta a que sus múltiples candidatos legislativos le traccionen de abajo hacia arriba, una táctica que no siempre es efectiva, pero que puede ayudar a incorporar algunos sectores a los que no tiene llegada. Fernando Cotillo, su vice, tiene el objetivo de reconciliarse con la población de zona norte que lo ve en el poder hace décadas y no termina de entender bien para qué.

Nadie sabe quién, dentro del oficialismo, le está moviendo la boleta al desconocido Polke. Sólo se lo ve en micromitines, intentando colarse por algún lado en la esfera pública. El apoyo del sector pyme y del comerciante que le asignaban en la previa es tímido y es difícil que crezca en estas circunstancias. En una campaña corta, está siendo cuesta arriba para su equipo de comunicación instalarlo en la provincia y el costo económico es, a esta altura, injustificado.

En el frente heterogéneo, Por Santa Cruz, que tiene una mezcla de sectores que no coinciden en lo más mínimo y se maneja cada uno por su lado, Claudio Vidal colocó tractores en la autovía en lo más parecido a las marchas del campo que alentaba Juntos por el Cambio en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires. En su búsqueda de cambiar de piel, las contradicciones son infinitas: hace la V de la victoria en Puerto Santa Cruz y se asemeja, en otros puntos, a los “pituquitos de Recoleta”. La llegada de Horacio Rodríguez Larreta, que vino a negociar los espacios de poder que tendrá María Eugenia Vidal en un eventual gobierno, dejó en evidencia su falta de rumbo en Santa Cruz, que representa menos del uno por ciento del padrón nacional y es, en paralelo, un distrito estratégico por su vinculación directa al kirchnerismo. Larreta cumplió con su promesa de mostrarse solamente con el candidato oficial del PRO, Mario Markic, para inyectarle impulso (necesitará más que eso) y agrandó la lista de reproches entre los heridos. Eduardo Costa y Leonardo Roquel, de Cambia Santa Cruz, vieron la escasa importancia que significan sus candidaturas para el porteñismo y, tanto Vidal como José María Carambia, que militan su boleta todos los días, no lograron la foto que seguramente esperaban.

Según los números que arrojaron diversos sondeos, Vidal habría llegado a su techo electoral y la gran variedad de sublemas solo le divide votos propios. Con Carambia que expande su gestión en Las Heras a otras localidades de zona norte y Sergio Acevedo, que trabaja en sus sombras desde 2018, el petrolero ve la fuga interna que no se esperaba y se pregunta en qué le están ayudando Daniel Gardonio y Gabriela Mestelán. Con la incorporación de parte del radicalismo, el PRO y los dirigentes de Encuentro Ciudadano, en SER veían una posibilidad concreta de quedarse con la provincia y hacían números con un optimismo poco visto. Sin embargo, la campaña invisible de Gardonio-Mestelán no marca ninguna agenda. Sería una sorpresa si el poco porcentaje de intención de voto que se ve hoy se duplica a días de las elecciones. Mestelán representó históricamente a un sector que nada quiere saber con el peronismo y el sindicalismo y su abrupta sublevación, que negaba hace tiempo, la desdibujó de una manera sorprendente. Aunque la UCR se encargaba de estar con el inflador en la mano todo el día, algo que todavía se reprochan Costa y Roxana Reyes, Gardonio no hizo trascender nunca su imagen a nivel provincial y la gestión en el Municipio no lo ayuda en casi nada.

Es una incógnita saber hoy dónde están esos votos. Evidentemente, Reyes no los capta y el golpe que recibió tras el cierre de listas no la deja avanzar. Conocida por marcar el ritmo interno e instalarse en zona norte para hablar con los descontentos, la diputada nacional ve como se le escurre de las manos una elección que, en la previa, la mostraba realmente competitiva. Haber elegido como candidato a vicegobernador a un dirigente que no lo ubican ni los propios, como es Luis Vera, no le dio el impulso que necesitaba. Cansado de las campañas ejecutivas y abocado a sostener su banca legislativa, Costa no quiso poner el cuerpo nuevamente y hay quienes repiten que con él en la fórmula hubiera sido otra cosa. Si Cambia Santa Cruz queda como tercera fuerza perderá representatividad en la legislatura provincial y su poder local empezará a disminuir con el tiempo. Pase lo que pase, Reyes tendrá revancha en octubre o en 2025, cuando concluya su mandato como diputada nacional, pero no todos corren con esa suerte.

Este año, Costa y la senadora María Belén Tapia (compiten por un lugar en estas primarias nacionales) se quedan sin su banca en la Cámara Alta de la Nación, a la que habían accedido luego de los arrolladores resultados de 2017, cuando el gobierno de Alicia Kirchner no hacía pie y vivía una de sus peores crisis de gestión. Si no movilizan su boleta, que tiene a Larreta en la cabeza, el empresario puede quedar afuera de todo este año y su reinicio político no parece estar entre sus planes. Lejos de aquel candidato que transitaba toda la provincia, Costa casi no se presenta ante la sociedad y deberá trabajar el triple en los días que quedan para mostrar que sigue en pie. Tapia focaliza su estrategia al arrastre que le puede dar Patricia Bullrich en la provincia y su ejercicio legislativo, como a la mayoría, no sugieren un levantamiento de su imagen. Roquel, por su parte, no adapta su narrativa a lo que necesita para consagrarse como diputado nacional y sus objetivos están pocos claros. Si, como todo indica, irá por la Municipalidad de Río Gallegos en octubre, deberá indagar en el baúl de los recuerdos y repetir lo que hizo en 2021, cuando parecía llevarse todo puesto y se posicionó detrás de Reyes en la discusión nacional.

Los candidatos que descuidaron a sus tropas todos estos años se dan cuenta de la sustancialidad que tienen. En tiempos en los que conseguir fiscales no es tan sencillo como antes, algunos hacen malabares para cuidar sus votos en todas las localidades. La construcción de poder y estructura propia no se hace en campaña, sino antes. No todos lo entendieron. La ciudadanía compra cada vez menos las soluciones mágicas y las promesas de color de rosa. Los convencidos están en extinción y el cambio de época se viene gestando hace años. La adaptación no es para cualquiera y esto irá dejando afuera de los espacios de poder a muchos. Quizá eso explique en parte que la mayoría no tenga definido bien su cierre de campaña. No quedar en evidencia sería una de las prioridades. Los discursos políticos que antes enamoraban y conmovían se redujeron al mínimo y los lugares comunes invadieron la oratoria. El aburrimiento se despliega, como nunca, a siete días de las elecciones.

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