Exilio forzado y la lucha por la dignidad
El testimonio de Daniel sobre el éxodo migrante, un relato de una persona en búsqueda de un nuevo futuro. En diálogo con TiempoSur, relató sus vivencias como parte de una comunidad migrante que, aunque dispersa, mantiene la unidad como bandera
Daniel, un venezolano que llegó a Río Gallegos en octubre del año pasado, compartió a TiempoSur su testimonio sobre la dura travesía que vivió al abandonar su país. En un relato lleno de esperanza y sacrificio, detalló las dificultades que enfrentan los migrantes venezolanos en su búsqueda de un futuro mejor.
Su historia abarca desde la salida de Venezuela hasta los obstáculos burocráticos y diplomáticos que encontró en su camino. Largo camino Daniel, oriundo de Mérida, Venezuela, relató que su viaje comenzó en 2021, cuando dejó su país con apenas 250 dólares en el bolsillo. Después de cruzar Colombia, Ecuador, Perú y Bolivia, llegó a Chile, donde empezó los trámites para obtener el asilo político.
“La abogada que me atendió me envió a Buenos Aires para agilizar los trámites, pero al llegar, las instrucciones cambiaron tras el cambio de administración. Me encontré atrapado en la ciudad”, explicó. A esta frustración se sumaron las dificultades para salir de Argentina hacia España, debido a las restricciones de las aerolíneas. Durante su estancia en Buenos Aires, Daniel se vio desprotegido y sin ayuda consular. “Nosotros, los migrantes, sufrimos una desprotección diplomática”, afirmó, mientras recordaba la indiferencia tanto de su embajada como de la chilena.
Tras perder su empleo, decidió mudarse a Río Gallegos, donde, gracias a un contacto, consiguió trabajo en el sector de la salud, aunque su vocación como escritor y poeta sigue siendo su mayor pasión. A lo largo de su relato, Daniel subrayó la importancia de mantener la esperanza. “Como migrantes y poetas, siempre buscamos un sueño”, comentó. Su llegada a Argentina ha sido recibida con amabilidad, aunque no dejó de señalar la necesidad de un mayor apoyo de los gobiernos, especialmente de Chile y España. “Hoy, nosotros los venezolanos estamos necesitando esa mano tendida que algún día dimos nosotros a otros”, expresó.
En cuanto a la situación en su país, Daniel, aunque mantiene la esperanza, también reconoció la complejidad del panorama político. “No hay mal que dure cien años, ni cuerpo que lo resista. Espero que algún día Venezuela sea libre”, afirmó, haciendo un llamado a la paciencia y a la fe. A su vez, destacó la solidaridad de los venezolanos en el exterior, resaltando la unión que existe en comunidades como la de Río Gallegos. Finalmente, Daniel compartió una de sus creaciones poéticas, una forma de mantener viva la conexión con su tierra y con sus sueños. “La inspiración llega en cualquier momento, incluso en las dificultades”, comentó, mientras recitaba un poema titulado *La ausencia de la rosa*, que describía con melancolía su relación con su patria.