Caminos que se cruzan y se bifurcan

Hay un Ejecutivo que claramente acusó el golpe. Empezó a caminar territorio nominal (dicen en la Rosadita que coincidió con la apertura sanitaria, la oposición señala “obligados”), comunicó diferente optando por el cara a cara, agilizó despliegues y planificó un escenario de difícil remontada, pero que deje la puerta abierta a la expectativa de dos años por delante de gestión. En Argentina, 730 días son siglos. En 2009, luego de la 125 y la derrota de Néstor contra el “Alica Alicate” de De Narváez, Cristina acumulaba el 25 por ciento de imagen positiva, y menos de dos años después arrasó con el 54 por ciento. Pueden pasar, y pasan cosas. A nivel país, la frágil cohesión (pública) del frente de Todos podría conspirar contra la consolidación del ansiado eje virtuoso Nación: Santa Cruz va en los próximos dos años por la definitiva realización de obras impostergables de infraestructura (Ruta 3 tramo Caleta-Comodoro, agua en Zona Norte, Punta Quilla, cruce por aguas argentinas a Tierra del Fuego) que cambien de raíz un humor colectivo horadado por la crisis económica mundial, derivada de la crisis sanitaria mundial, que materializó escenas horrorosas en el planeta (hectáreas de fosas comunes en Brasil, elección de sobrevivientes en España e Italia).

La Zona Franca es una realidad, y sólo el encadenamiento de una serie de concreciones en ese sentido puede volver a cohesionar un peronismo que sigue siendo la referencia ideológica del 50 x ciento (largo) de la población santacruceña. Al final del día, el enojo que produjo el surgimiento del proyecto político de Claudio Vidal no implica un renunciamiento histórico a la doctrina justicialista. El 40 x ciento consolidado, atado y cerrado que hoy tiene en sus manos Roxana Reyes con Cambia Santa Cruz tiene sus ríos, más que arroyos, internos, que se van a dirimir en 2022. Ahora, no.

La foto del radicalismo (más el PRO y Encuentro Ciudadano) perdiendo una banca, es posible. A pesar de ganar claramente la elección. Las alas moderadas y centro izquierda de su alianza (roquelismo, fadulismo, mestelanismo) conviven con mesurada confianza con el ala centro y centroderecha (costismo, PRO) más unidos por el rechazo al modelo kirchnerista que por la certeza de plasmar otro distinto (y exitoso).

La foto del vidalismo, como actor que incline la balanza del 2023 con un 25 por ciento de los sufragios, es ya una realidad que ningún actor de peso desconoce. Y esto sucede a ambos lados del sendero ideológico. Ese capital acumulado, va a ser la vedette de los próximos dos años. La evidencia es que el joven oriundo en Zona Norte estará en las mesas donde se va a discutir el mapa productivo, económico y social, por lo menos, el próximo lustro. No tiene el dirigente petrolero el boleto picado del desgaste en la gestión (Todos), o el haber pasado por la estructura nacional con más pena que gloria (oposición Cambia); ¿a último momento, pesa?

La foto del oficialismo, conservando el segundo lugar, montado en la estructura, en la NO consumada ola de despidos, en la NO debacle sanitaria vivida (a nadie le faltó oxígeno, el que lo afirma, miente), en la vacunación más grande de la historia argentina (la apuesta a Sputnik cuando se la “vendía” como veneno), lo deja vivo y competitivo, haciendo un esfuerzo enorme por mantener una iniciativa política que post pandemia le va a exigir un nivel de gestión superior a lo visto hasta aquí. Las noticias que llegan (un balance de YPF de 23.000 millones de pesos en ganancias no debe obviarse en una provincia petrolera), pueden ser el puntapié para despegar en crecimiento, ganándole a la inflación.

La imagen de la Izquierda bordeando los dos dígitos, como real tercera fuerza, también puede ser noticia de debate el lunes. La Zona Norte trae informes de repercusión positiva a las caminatas del joven desempleado Nicolás Gutiérrez y su grupo de trabajo, en la ciudad del Gorosito.