Columna de opinión

MERCOSUR y Corredores Bioceánicos

Esta semana se realizó el Webinario ¨Corredores Bioceánicos Patagónicos, una opción de integración entre el Mercosur y la Alianza del Pacífico¨ organizado por el Parlamento del Mercosur (PARLASUR), en él se debatieron muchos de los principales desafíos que la Patagonia debe enfrentar en los nuevos escenarios mundiales

  • 25/10/2020 • 08:27
Rubén Zárate
Rubén Zárate


Por Rubén Zárate

Desde que se puso en marcha el PARLASUR es la primera vez que se realiza una actividad destinada especialmente a una región alejada de los grandes mercados que promovieron el MERCOSUR. Esta línea de trabajo promovida acertadamente por su actual Presidente, Parlamentario Oscar Laborde, deberá profundizarse para que la integración sea también una herramienta para resolver de forma simultánea las profundas asimetrías internas de cada país.

Los escenarios prospectivos, tanto mundiales como sudamericanos, indican que Patagonia debe consolidarse como región intensificando la integración horizontal binacional para hacer frente a los cambios geopolíticos originados por el surgimiento del bloque Asia Pacífico, la pérdida de poder relativo de EEUU, la crisis de la Unión Europea luego del Brexit y la transformación acelerada de las economías nacionales.

Hegemonías estatales y memorias territoriales.

El territorio austral tiene memoria de la etapa de integración espontanea que dio lugar a lazos familiares y culturales. Este ¨habitus transfronterizo¨ que resistió a las oficinas capitalinas que cartografiaron el territorio antes de explorarlo y conocerlo ahora vuelve a tener un alto valor para generar políticas públicas que dejen de lado las zonas de confort y asuman los desafíos del desarrollo endógeno abordando simultáneamente una nueva vinculación con el mundo.  

Los aprendizajes del siglo XX permiten dimensionar los gobiernos de Juan Domingo Perón en Argentina, Carlos Ibáñez del Campo en Chile y Getúlio Vargas en Brasil, cuando se propusieron, con políticas desarrollistas de inspiración estructuralista y centralidad en los territorios, responder continentalmente a los brutales cambios posteriores a la segunda guerra mundial.

Este legado retomado y actualizado de forma progresista por las presidentas Cristina Fernández de Argentina, Dilma Rousseff de Brasil y Michelle Bachelet de Chile, basado en un notable liderazgo femenino, generó una agenda de vanguardia para el siglo XXI, consolidando las democracias, ampliando los derechos sociales y ciudadanos y sobre todo valorando las perspectivas locales.

Pero no todo fue camino de rosas. No es posible olvidar que así como estas experiencias desarrollistas y democráticas de los ‘50 fueron interrumpidas por las dictaduras militares de Jorge Rafael Videla en Argentina, Ernesto Geisel en Brasil y Augusto Pinochet en Chile, también las ampliaciones de derechos ciudadanos y sociales asentadas en perspectivas locales de ¨las presidentas¨ en el siglo XXI fueron interrumpidos por el agresivo neoliberalismo de mercado de las presidencias de Macri en Argentina, Piñera en Chile y Bolsonaro en Brasil.

Corredores Bioceánicos (CBs), Corredores de Interconexión de Cargas (CIC) o Corredores de Integración Sudamericana.

En la apertura Oscar Laborde señaló que ¨hay que cambiar el paradigma del MERCOSUR, empezó con uno en los 80s, cambió en los 90s y hoy en día debemos pensarlo en otros términos. El MERCOSUR debe ser un polo en un mundo multipolar¨.

Cambiar el paradigma requiere revisar a fondo la Iniciativa para la Integración en Infraestructura Regional Suramericana (IIRSA) surgida en el marco aperturista de los ‘90 que subordinaba la estrategia de interconexión regional en un complejo entramado de corredores que buscaba exclusivamente remover obstáculos geográficos a la circulación de flujos, dejando de lado los aspectos más profundos del desarrollo sostenible.

Este enfoque entró en contradicción con estrategias más endógenas del desarrollo sostenible y más respetuoso de la construcción territorial con base local. La pandemia puso blanco sobre negro las asimetrías nacionales, no se trata solo de las fronteras externas, también es necesario actuar simultáneamente sobre esas fronteras invisibles al interior de los países.

Plan Patagonia, lanzado por el gobierno de Macri, fue apenas la prolongación de los programas previstos en IIRSA, con demasiados intereses y obras ajenas a las necesidades regionales terminó sin aceptación de las provincias, después de todo era en muchos sentidos incompatible con los avances logrados hasta 2015. 

Para tener nuevas políticas públicas que asuman las limitaciones del modelo de integración basado en los mercados concentrados y asimétricos es necesario construir un enfoque metodológico, estratégico y situacional, que valore la historia, el territorio y las instituciones replanteando el lugar de Patagonia en el Mercosur, y de este como gran organizador sudamericano.

En tal sentido no es ocioso preguntarse si no será necesario avanzar a un nuevo modelo basado en Corredores de Integración Sudamericana (CIS) que incluya como principal organizador las estrategias de desarrollo endógeno de cada región, incluyendo su carácter bioceánico, como sería en Patagonia.

Descentralización y democratización territorial.

Egon Montecinos, Director del Centro de Estudios Regionales de la Universidad Austral de Chile, enfatizó sobre el profundo proceso de transformaciones institucionales que vive su país. Señaló que “desde 2021 se modificará esta situación donde prevalece un ritmo de la integración nacional sin tomar en cuenta tiempos e intereses regionales¨, agregando que ¨la elección del Gobernador Regional por los ciudadanos chilenos le va a dar un dinamismo distinto a la integración¨.

Este cambio institucional en Chile va a ser más consistente con el mayor federalismo en Argentina. Se espera un creciente protagonismo de regiones y municipios ejerciendo una mayor autonomía local, basado en funcionarios electos.  En tal sentido es posible coincidir con él en que será necesario ¨un enfoque multinivel y multiescalar¨ que facilite el protagonismo de todos los actores locales.   

Esto no es menor. La ausencia local en los procesos de decisiones nacionales sobre el territorio no ha sido beneficiosa. La evolución de las economías regionales patagónicas, tanto chilena como argentina, luego de la primera guerra mundial indica que el crecimiento de la región austral fue menor que sus propias economías nacionales, como se demuestra en el libro ¨Patagonia Austral, Integración inconclusa y subdesarrollo inducido¨ de la editorial Homo Sapiens en el año 2000.

Esta situación desventajosa intentó compensarse centralmente, pero sin éxito en los ‘90 cuando se crearon en Argentina, la Comisión Nacional de Desarrollo de la Patagonia (CONADEPA) y en Chile, el Comité Interministerial para el Desarrollo de las Zonas Extremas y Especiales (CIDEZE). Ninguna logró revertir esa asimetría regional que sigue considerando periférica a la Patagonia en ambos países, la consecuencia se puede contar la baja capacidad de diversificar sus economías e industrializarlas.

Escenarios complejos, estrategias complejas.

Frente a los desafíos globales es posible sostener que la integración horizontal binacional en Patagonia es una condición del desarrollo sostenible e imprescindible para lograr una inserción virtuosa en un mundo que ya no tolera paradigmas de competencias territoriales a escalas medianas o pequeñas que subsumen la gestión en localismos irrelevantes.

La integración en Patagonia no puede prescindir de una estrategia Sudamericana. Los acuerdos bilaterales y multilaterales para ser eficaces deben emerger de estrategias comunes ante los grandes bloques mundiales. La integración de infraestructura basada en una logística multimodal puede ser un interesante elemento en una mesa de negociaciones con la Alianza del Pacífico si se fortalece con el protagonismo territorial.

El escenario actual permite sostener la hipótesis que ante la mayor incertidumbre que puede crearse en las actuales rutas bioceánicas de Norteamérica, Sudamérica puede ofrecer a los asiáticos pero también a los europeos y africanos rutas bioceánicas asentadas en diseños de infraestructura que sean compatibles con la integración sudamericana y el desarrollo sostenible de sus territorios.

 

 

[i] Profesor Titular e Investigador I del Instituto de Trabajo, Economía y Territorio. Universidad Nacional de la Patagonia Austral.

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