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Vacunatorio Municipal: La importancia del detalle en la atención de los vecinos de Río Gallegos

Después de controlar la ansiedad y la emoción que a muchos les genera acceder a la dosis de la vacuna, en la Sala de Recuperación, aparecen ellas a ofrecer algo dulce, algo para tomar, o tranquilizarse. Son las chicas del área de Servicios Internos de la Secretaría de Gobierno, que atienden a las personas que con toda esperanza fueron vacunadas en el Gimnasio Municipal 17 de Octubre.

  • 08/06/2021 • 19:34
 Vacunatorio Municipal: La importancia del detalle en la atención de los vecinos de Río Gallegos
Vacunatorio Municipal: La importancia del detalle en la atención de los vecinos de Río Gallegos

Desde primeras horas de la mañana están en el bufet Rosa Chacón, Agustina Palacios y Paola Velázquez, atendiendo cariñosamente a médicos, enfermeros y vecinos.

Su rol es un aporte más en el engranaje diseñado por la Municipalidad de Río Gallegos para optimizar la atención del Vacunatorio, que se inicia con quien recibe a los pacientes en la puerta y culmina con la atención y despedida de este equipo de trabajo.

Sanitizar la sala de recuperación, entre grupo y grupo de vacunados también es su rol. Alistar las instalaciones, preparar las infusiones, las masitas, servir y retirar, no es tarea sencilla ya que en ocasiones son cientos las personas que se atienden diariamente. Y todo esto es también parte importante del proceso.

Una de las agentes municipales que atiende este rol es Rosa Chacón. A las ocho de la mañana ya se encuentra preparando el café y revisando la limpieza del lugar. “Me siento muy feliz con mi trabajo, con la gente que viene. Se van tan felices, que incluso nos sacan fotos para registrar el momento. Nos agradecen por la atención y eso nos moviliza y emociona”, dijo.

Como cada habitante de la ciudad no estuvo exenta de angustias y temores. “Nos hemos vacunado y nos cuidamos mucho para no exponer a nadie y no enfermarnos”, añadió.

Por su parte, Agustina Palacios, en su labor de interacción con la gente puede observar sus sensaciones y alivio. “La gente reacciona feliz, algunos se emocionan. Nos hablan, agradecen por la atención. Atender a los adultos mayores, algunos que han salido nada más que para vacunarse, ha sido lo más movilizador”. Agustina recuerda particularmente a una señora, de 80 años, que cuando se iba “me tiraba besos”. “También me emocioné mucho cuando atendí a mi propio abuelo. Se vino a vacunar y cuando lo vi me llené de alegría”, dijo.

Estos meses de trabajo han sido duros, pero conscientes de la importancia del Vacunatorio en toda la comunidad. “Actuamos a conciencia, con muchos cuidados a pesar del miedo a los contagios. Trabajar en equipo y llevarnos bien entre nosotras hace todo más fácil. Hemos generado un ida y vuelta con los enfermeros, con los doctores y con todos los que trabajan en el gimnasio. Queremos ayudar”, concluyó.