Avistaje de ballenas: una experiencia en riesgo por los desequilibrios ambientales
La iniciativa "Reseñas Profundas" invita a los visitantes a ser parte activa de la conservación del ecosistema marino. En Puerto Pirámides, un equipo lidera la iniciativa para proteger a las ballenas de las gaviotas, promoviendo un turismo consciente y sostenible.
“El riesgo de que las ballenas elijan otras áreas es muy alto a causa del acoso constante de las gaviotas. Es un problema que puede afectar a la actividad turística.”, aseguró Miguel Botazzi, capitán y guía ballenero desde hace más de 17 años.
Puerto Pirámides es la meca mundial para el avistaje de ballenas francas. Está ubicado en Chubut, dentro de la Península Valdés, y es uno de los nueve Patrimonios de la Humanidad declarados por la Unesco en Argentina. Este lugar paradisíaco recibe miles de turistas todos los años, más aún, durante los meses de junio y noviembre que es cuando la ballena franca austral visita la región para aparearse y tener crías.
Paralelamente, es el mismo período en el que hay mayor actividad pesquera en la región, sumado a la zafra de langostinos durante los meses de diciembre, enero y febrero. Todo esto genera un aumento de residuos por el descarte pesquero, abonando el crecimiento de los basurales a cielo abierto.
Este panorama promueve un incremento exponencial en las poblaciones de gaviotas, las cuales se alimentan de los lomos de las ballenas picoteándolas cuando salen a la superficie a respirar.
Esta problemática viene de hace muchos años y no fue abordada de forma integral. Además, las soluciones sugeridas, como el rifle sanitario en 2015, no fueron efectivas a largo plazo.
Más allá de la belleza de ver a las ballenas en el mar, es necesario visibilizar y exigir soluciones para esta problemática que afecta enormemente a la fauna nativa, tanto a las propias ballenas como a las gaviotas.
No se trata de demonizar el accionar instintivo de un animal, derivado de una acción humana negligente y de una mala gestión de los residuos pesqueros, sino de entender las causas e intentar modificarlas. Por la actividad humana, la gaviota y la ballena tienen actualmente una interacción desequilibrada. Pero ninguna es responsable, sino que ambas son víctimas de los atropellos ambientales que el ser humano impulsó.
Así como cualquier gran depredador, sea un puma, un león o un tiburón, no mata porque sí, sino para alimentarse, la gaviota no “ataca” porque quiere lastimar, sino porque encontró una manera más simple de sobrevivir, ahorrando energía y simplificando su forma de alimentarse.
Un observador del mar
Miguel Botazzi, es capitán y guía ballenero. Su familia se dedica a la actividad hace más de 40 años. Entre viaje y viaje pasó cientos de horas en el mar. Convivió con la fauna marina y fue testigo del impacto del paso del tiempo. Vivió en carne propia muchas experiencias únicas que marcaron su vida, pero también presenció cómo las acciones desmedidas del ser humano fueron creando impactos en el hábitat de las ballenas. A tal punto de hacer peligrar la actividad turística.
“Desde que comencé a navegar, hace 17 años, la situación con las ballenas y las gaviotas ya era grave. Por los datos de mi padre, y contado por el mismo Roger Payne, ya había registro de que el tema era un problema grave”, aseguró Botazzi.
Los capitanes no hablan desde una base científica, porque no se dedican a ello, pero sí ostentan una base empírica que pocos tienen. Pasan mucho tiempo en el mar, navegando, observando y tratando de entender el entorno. Su opinión tiene mucho peso y es clave.
“A simple vista, no es muy difícil darse cuenta de que la ballena manifiesta dolor, arqueando su cuerpo, cuando las gaviotas las pican. Cuando hacemos los avistajes, la gente nos pregunta si esto es natural y nosotros les explicamos las causas y la cadena de desequilibrios ambientales que llevó a esta interacción distorsionada entre gaviotas y ballenas”, detalló el capitán chubutense.
Reseñas Profundas
Una manera efectiva de hacer un aporte es difundiendo lo que realmente sucede en torno al avistaje de ballenas en Puerto Pirámides. En relación con esto, la Fundación Sin Azul No Hay Verde realizó la propuesta Reseñas Profundas que busca visibilizar lo que sucede en puntos turísticos de naturaleza del país.
El objetivo es que los visitantes puedan disfrutar de estos lugares maravillosos, a la vez que toman conciencia sobre lo que sucede más allá de lo que se ve a simple vista.