La necesidad de de-construir conceptos para mejorar la calidad de vida de los animales domésticos

El 20 de febrero de 2009 moría Sock, el recordado gato de la Casa Blanca, la sede del gobierno norteamericano. Era la mascota de Bill Clinton y saltó a la fama por colarse en actos oficiales y conferencias de prensa donde se robaba la atención de fotógrafos y camarógrafos.  Tomando ese día, el Fondo Internacional para el Bienestar de los Animales (IFAW) instauró el Día Internacional del Gato, aunque no es el único en homenaje a los felinos.

También se los homenajea el 8 de agosto, ya que es el período en el que los gatos son más propensos a entrar en celo en el hemisferio norte y el 23 de octubre, elegido por Collen Paige, una mujer norteamericana que intentó crear conciencia sobre los gatos que viven en situación de calle o fueron abandonados.

Por este motivo, Tiempo de Verano habló con  el doctor el médico veterinario Juan Enrique Romero, quien recordó que “el gato tiene tres días internacionales y este sería el más ridículo de los tres, porque surge de la idea de algún fanático que homenajea el día de la muerte del gato de Bill Clinton”.  Sin embargo, sostuvo que todo momento es bueno para reflexionar sobre bienestar animal y la tutoría responsable.

En este marco, sostuvo la importancia de de-construir algunos conceptos. Uno es el de dueño. “No soy dueño de mi mascota, lo soy de mi celular, de mis camisas, de mi casa o mi auto. Pero no de otro ser vivo. Soy el tutor y esto es importante en cuento a la de-construcción del lenguaje.  Eso implica también cambiar el concepto de mascota y cambiarlo por animal de compañía. Mascota es un objeto que me da suerte. Y el animal es un sujeto con quien mutuamente nos damos  contención, afecto, compañía. Yo lo tutelo porque soy el responsable civil que defiende sus derechos. Por ello, es necesario reemplazar el término tenencia por tutoría”, explicó.

En este marco, hizo alusión a lo que sucede con los gatos principalmente en época de vacaciones, cuando sus tutores viajan. “Sufren porque es un ser sintiente.  No entiende nuestra ausencia, por lo que es necesario que alguien se ocupe de ir a casa, a cambiar las piedras, acariciarlo, jugar. Es la manera de paliar su dolor”, dijo.

Sobre si los gatos deben deambular saliendo de la casa, fue enfático en señalar que “No”, porque  se pueden contagiar de enfermedades incurables como el sida felino, la peritonitis entre otras. Además sufrirá las consecuencias de luchar por su territorio. Para su bienestar, es necesario que tengan un lugar libre para mirarnos desde la altura. Una zona de eliminación donde está la bandeja, otra zona de alimentación y la tercera de descanso o juego, donde esté su cama, rascador o juguetes.  “Cuando asumimos la responsabilidad de tener un animal de compañía, lo tenemos que hacer por toda su vida”, aclaró.  

Para finalizar, habló de la alimentación del gato. “Nunca compres su comida en un supermercado. No tienen buenas marcas. Las buenas marcas tienen el respaldo de una industria que fabrica alimentos para humanos. La recomendación es la del médico veterinario y no del repositor”, concluyó.